El domingo 2 de agosto Fidel llega a Manzanillo y, tras una breve estancia, continúa viaje al frente de una comisión del inra que se dirige a la extensa Zona de Desarrollo Agrario 022 Ciro Redondo. Unas 15 cooperativas agrícolas que integran dicha zona serán inspeccionadas en ese recorrido.
El Departamento de Prensa, Radio y Tv de la Fuerza Aérea Revolucionaria informó, el martes 4 de agosto, que dos aviones de entrenamiento pertenecientes a Cuba fueron destruidos por saboteadores en Miami. Durante la tiranía de Batista fueron adquiridos en EE.UU. diez aviones del tipo T-28 de entrenamiento. Al caer Batista, esos aviones, ya pagados, fueron traídos a Miami con el objetivo de ser revisados y remitidos a Cuba para el entrenamiento de la nueva Fuerza Aérea Revolucionaria.
Sobre este acto terrorista, el Jefe de la Revolución declaró a la prensa que «eso demuestra que elementos batistianos se han dedicado a aplicar el terrorismo en la ciudad de Miami…».
Asimismo, se dio a conocer que los comandantes Fidel y Raúl han sido invitados para asistir en Caracas a la proclamación del proyecto de Reforma Agraria en Venezuela. En horas de la tarde del 5 de agosto, mientras el líder de la Revolución se dirige a la reunión del Consejo de Ministros, sostiene un inesperado encuentro con un grupo de concesionarios que cobraban con cargo a créditos asignados al Palacio Presidencial y que fueron suprimidos por el Consejo de Ministros al asumir la Presidencia el doctor Osvaldo Dorticós.
La reunión del Consejo de Ministros estuvo dedicada íntegramente a un exhaustivo informe sobre los lineamientos generales de la política del Gobierno Revolucionario. Las medidas delineadas por el Comandante eran la materialización de los postulados planteados en el programa de la Revolución.
Alrededor de las diez de la noche del viernes 7, se decidió iniciar las detenciones de los personajes que participaban en un complot contra Cuba. Fidel encabezó esa operación para desmantelar la red de conspiradores de la organización contrarrevolucionaria La Rosa Blanca, vinculada a una conjura trujillista. El cuartel general de esos contrarrevolucionarios se encontraba en una elegantísima casa, que fuera del ingeniero Alberto Vadía, situada en La Habana.
Horas más tarde, después de hablar por teléfono con el comandante Raúl, Fidel, ya en la madrugada del 8, se dirigió a Regla para inspeccionar un yate que con armas había llegado de Estados Unidos.
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