ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Jenry Gómez incorporó la Tithonia a la dieta de sus animales. Foto: Cortesía del autor

Placetas, Villa Clara.–El declive en la producción porcina, debido al incumplimiento en las entregas de piensos confeccionados a base de materias primas importadas como la soya, el maíz y el trigo, entre otras, puso a pensar a muchos en la necesidad de buscar alternativas que pudieran contrarrestar la pesada carga que significa para la economía cubana la compra cada año de cientos de miles de toneladas de ese producto.

No se trata de renunciar por completo a esas proteínas, esenciales para los animales, sino de producir en Cuba los alimentos que permitan complementar la dieta de los cerdos, sin tener que acudir siempre, y en excesivos volúmenes, al pienso, proceso que, como se conoce, cuesta al país millones de dólares.

Como ha advertido el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, hay que desterrar la vieja y dañina mentalidad importadora y producir aquí todo lo que sea posible.

Conscientes de esa situación, los porcicultores de Placetas, municipio máximo aportador de carne de cerdo en Cuba, con una producción que ha llegado a superar las 7 000 toneladas anuales, mucho más que algunas provincias, se ha planteado muy en serio el reto de cambiar la matriz alimentaria de sus animales, a partir de la siembra de yuca,  boniato, soya, maní y el suministro de miel enriquecida, entre otras opciones.

José Ramírez González, director de la entidad porcina en Placetas, reconoce que aquí y en la mayoría de los lugares no todos sembraban renglones agrícolas para contribuir a la alimentación de los animales, sin tener en cuenta que este es un país con grandes gastos no solo en este ámbito, sino en combustibles y otros productos vitales para la supervivencia de la nación.

Cuba adquiere hoy en el exterior más de 900 000 toneladas de maíz para la fabricación de pienso, mucho del cual pudiera obtenerse en la Isla en las miles de hectáreas que permanecen vacías o mal explotadas, reflexiona el médico veterinario, devenido especialista en porcicultura.

Un programa con un peso tan importante en la alimentación del pueblo no puede depender de las importaciones, tiene que sustentarse también en otros componentes como la miel proteica, el yogur de yuca o boniato y la siembra de plantas proteicas, que sirvan como forraje, entre ellas la Tithonia, la Morera y la Moringa, además de rescatar la recolección de palmiche (fruto de la Palma Real), un alimento empleado por nuestros abuelos, añade.

En Placetas, municipio que sirve de polígono en el país para ensayar las ideas de avanzada en este terreno, explica que tiene lugar un amplio movimiento para potenciar esos cultivos, para lo cual se han seleccionado 26 productores líderes, quienes ya impulsan la siembra y el uso de esos alimentos en la cría y ceba de sus cerdos.

«El objetivo esencial es continuar elevando la producción y crear garantías para sostener los niveles de entrega de este tipo de carne de los últimos años, lo cual requiere de un trabajo sistemático y mucha concientización de los productores para sacarles el máximo a los escasos recursos disponibles», señala el especialista, quien destaca la importancia de extender esas prácticas al resto de los criadores de cerdos, aunque sean particulares.

Para ello se labora en un programa que prevé fortalecer modalidades de alimentación que dependan menos de los piensos importados, sin renunciar a ellos, pues son necesarios en los primeros 75 días de la crianza.

Entre las alternativas mencionó la utilización del yogur de yuca o boniato y el suministro de la miel derivada de la caña de azúcar mezclada con un producto llamado Nuprovin-10, un núcleo de vitaminas, proteínas y minerales que cumple los requerimientos nutricionales de los cerdos.

FACILITAR LA LABOR DE LOS PRODUCTORES

Si algo distingue a Placetas en el tema de la producción porcina es la unidad lograda entre todos los interesados en que este programa avance de manera sostenida y con el menor número de tropiezos.

Así lo asegura Hugo César Díaz Márquez, delegado de la Agricultura en el municipio, quien dedica buena parte de su tiempo al éxito de esta actividad. «Ahora nos centramos en garantizar la tierra que necesitan los productores para poder sembrar los cultivos que precisan los animales y suplir así cualquier déficit de pienso», expresa el directivo.

Ya tenemos entregadas más de 80 hectáreas, aunque la demanda es muy superior, por eso nos hemos propuesto  localizar nuevas tierras ociosas que pudieran ser entregadas en los próximos días y meses, aunque es una tarea compleja, porque la mayoría de las veces los terrenos están alejados de los porcicultores, reconoce el delegado.

La política es facilitar el trabajo y no crear trabas de ningún tipo, por eso en las comisiones agrarias el espíritu es ayudar a los que producen, de ahí que se evalúen muchas veces permutas de tierras que son de Azcuba o de la Agricultura y que no están siendo utilizadas, por otras para beneficiar al que quiere sembrar para aportar más comida al pueblo, señala Díaz Márquez.

Con ese propósito se potencia el acompañamiento de los centros de investigación y las universidades a los productores, en especial la Marta Abreu de Las Villas, donde sus profesionales se han sumado con entusiasmo a la idea de recuperar la producción de carne de cerdo en Villa Clara.

TRES ABANDERADOS DE LA CIENCIA Y LA PRODUCCIÓN

Si algo tienen en común Orelvis Peñate Mesa, Santiago Cuéllar Magdaleno y Jenry Gómez Mirayes, es la facilidad con que se apropian de las ideas novedosas y la pasión que le ponen a cualquier tarea que les oriente José Ramírez, a quien consideran un líder de la producción porcina en Cuba.

Los dos primeros fueron pioneros en la introducción de la ceba al destete, novedad que significó una revolución en la cría de cerdos en el país, además de estar entre los máximos aportadores de ese tipo de carne en la nación; por eso cuando se les planteó la tarea de incentivar la siembra de cultivos con este propósito también estuvieron en la avanzada, al igual que Jenry, un joven que emula en entusiasmo con sus amigos.

En la finca de este último pueden verse frondosas plantaciones de Tithonia, Moringa y King Grass, las que son suministradas a sus cerdos como masa verde en forma de forraje. «Yo se las administro después de las comidas y con ello me ahorro pienso, además de facilitarles la digestión», precisa Jenry Gómez, quien también tiene sembrada una buena cantidad de yuca, la que prefiere dárselas en forma de harina.

Espera que le entreguen lo más rápido posible la caballería de tierra que está solicitando, donde prevé sembrar mucha yuca y boniato, además de dedicar un área a los forrajes, que consideran han sido como una bendición para sus animales.

Por su parte, Orelvis Peñate, quien tiene en estos momentos 750 cerdos en sus naves, señala que si bien el pienso resulta imprescindible, con prioridad para los primeros 75 días, la incorporación de otros alimentos resulta necesaria.

Fui de los primeros en acoger esta idea, por eso en mis 26 hectáreas de tierra usted no ve un espacio vacío. Aquí tengo mucha yuca, en especial de la variedad Inivit y-40, de tremendo rendimiento, la cual me sirve para hacer yogur y harina, que aportan mucha energía al cerdo; además de malanga, tithonia y boniato, los fundamentales, con la particularidad de que él crea su propia semilla.

Eso lo aprendí del doctor Sergio Rodríguez Morales, director del Instituto de Investigaciones de Viandas Tropicales (Inivit), quien siempre me ha dicho que el 50 % de los rendimientos depende de la calidad de la simiente. A ese centro debemos mucho de lo que somos aquí en Placetas, reconoce Orelvis Peñate, un defensor de la ciencia.

Pero nadie como Santiago Cuéllar para definir el sentido de pertenencia y compromiso con una tarea. Como fue una vez pionero en la introducción de la ceba al destete, ahora también es abanderado de la producción de alimentos complementarios para los cerdos.

Como todo un científico del campo, él sabe sacar sus cuentas. «Estas dos hectáreas de soya, sembradas dos veces al año me reportan 200 sacos de este producto agrícola, que cuando lo proceso, cada uno me da unas 85 libras de tortas de esa proteína, con las cuales puedo cebar cien puercos; claro, agregándole yuca, boniato y miel, además de obtener unas 300 libras de aceite».

Pero en la finca de Cuéllar también puede verse mucho maní sembrado, que facilita la entrega de proteína a los cerdos y la obtención del aceite, producto que igualmente vende, así como espesos campos de yuca y boniato, cultivos que utiliza para fortalecer la energía de sus cerdos.

Referente a esa estrategia y con la nobleza y naturalidad que caracterizan al campesino cubano, Santiago Cuéllar resume el propósito que lo anima a sostener esa actitud: «Porcino me da parte del alimento, pero si por cualquier motivo eso no sucede, los puercos no pueden esperar, porque ellos comen todos los días».

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Alex dijo:

1

6 de agosto de 2019

07:53:17


Hojalaaa encuentren una solución real y accesible para todos los productores a la crisis alimentaria de la ganadería porcina, pero el que a trabajado en una empresa porcina sabe que con sancocho y viandas no se obtiene los resultados productivos que el país necesita, lamentablemente a los cerdos hay que darle pienso para que adelanten y obtener grandes resultados económicos y productivos, lo demás esta bien para una cría de 5 a 50 cerdos, no más, en una granja donde existen 3000 animales o más esas fórmulas no son sostenibles

alida maria cortes dijo:

2

6 de agosto de 2019

23:52:59


Asi se hace !, A multiplicar la produccion de cerdo , para luego exportar y convertirnos en potencia exportadora de carne de cerdo . Ya por aqui se ve un aumento considerable de la venta de cerdo en nuestras carnicerias.