ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Leidys María Labrador Herrera

Desde el 2008, la dirección del país ha reservado un espacio en su agenda económica para velar por la organización de la producción de materiales de la construcción en los municipios. En este sentido, ha desempeñado un papel invaluable el máximo aprovechamiento de las potencialidades de cada territorio, esencialmente enfocado en las materias primas reciclables y naturales, en los medios rudimentarios de transportación y en el buen hacer del hombre: fuente permanente de creatividad e innovación.

En el 2011, con el objetivo de integrar a todas las entidades (de distintos ministerios) facultadas para producir materiales de la construcción, se fundó el Grupo Nacional de Producción Local; durante ese año, y sustentado por el sistema de trabajo Abecé del Ministerio de la Construcción (Micons), quedó constituido el Programa de Producción Local y Ventas de Materiales de la Construcción (pplvmc), que involucra a los 168 municipios del país y se ha hecho extensivo a unos 423 consejos populares.

Actualmente, este programa funciona, con fluctuaciones de intensidad y desarrollo, en todo el territorio nacional, y constituye, sin duda alguna, un proyecto esperanzador ante la situación crítica que afronta nuestro país en relación con la vivienda.

De acuerdo con Tomás Vázquez Enríquez, director de Producción Local de Materiales del Micons, para viabilizar el proyecto se desarrolló un cronograma de fabricación de equipos y moldes como garantía del futuro crecimiento productivo. Este proceso es supervisado semanalmente por el Ministerio de Industrias a través de videoconferencias y representa, junto a la mano del hombre, un pilar inamovible en la gestión del programa, cuyo fin primario es convertir a cada municipio en un territorio autosustentable (autarca) desde el punto de vista productivo.

«El 80 % de la producción total de estos materiales se destina a Comercio, para venderle a la población y así encarar la construcción de viviendas por esfuerzo propio (los subsidios constituyen prioridad); el restante 20 % se entrega a la dirección del municipio para contribuir a la creación de obras sociales. Esto quiere decir que el 100 % de lo que se logre producir está dirigido al desarrollo integral del territorio. Además, el Programa es estricto con la calidad de los renglones producidos antes de su comercialización, y gestiona la venta de materiales a precios locales», puntualizó el directivo.

Asimismo, cuenta en sus bases con la concepción de un módulo de viviendas de hasta 70 metros cuadrados, por el cual se rige la producción. Uno de los objetivos fundamentales que persigue el proyecto es que se garanticen (con calidad) los genéricos que componen dicho módulo y, a la vez, que la producción se adecue a las potencialidades de la localidad, de modo que constituya un complemento, cada vez más significativo, del presupuesto destinado anualmente por el país para estos fines.

Controles, números, resultados

Aunque los logros hasta la fecha no son ni remotamente comparables con la demanda de la población, esta red de producción y venta local de materiales constituye un proyecto joven y perfectible que exige la colaboración de todos, hombres y organismos, para lograr el impacto social y económico que supone.

Para velar por el buen funcionamiento de estas bases productivas, el Micons organiza dos evaluaciones anuales que tienen como objetivos controlar sistemáticamente las capacidades comprometidas que aseguran la cantidad de materiales requeridas por los módulos, así como la comprobación de tres subprogramas del sistema de trabajo Abecé, referentes a la producción, calidad y comercialización de los genéricos.

«Este control se realiza con inspectores nacionales no profesionales, que no tienen la presión de evaluar su provincia, la unidad de inspección estatal de la construcción (uiec) del Micons puede aportar pocos inspectores, por tener baja disponibilidad. Considero que aún se requiere más rigor y exigencia para lograr una foto exacta de la situación que tiene el Programa en cada municipio. La producción de elementos plásticos, el cemento de bajo carbono y las ventanas de hormigón, solo se evalúan donde existen las capacidades», comentó Vázquez Enríquez.

Asimismo, en el informe de la xiii evaluación al Programa hasta el mes de noviembre, se destacan los incumplimientos de genéricos como: el total de cubiertas sólidas (86 %), los marcos de hormigón (50 %), las tablillas de hormigón (21 %), los tubos y conexiones de barro (27 %). A nivel provincial, Artemisa, Mayabeque y Granma resultaron los territorios con mayor número de municipios evaluados de mal, con ocho, seis, y cinco, respectivamente; Matanzas, Camagüey y Holguín presentaron cuatro municipios con deficiencias; mientras que Sancti Spíritus fue la única provincia en sortear el control sin resultados negativos.

El directivo considera que son tres las reservas que presenta hoy el desarrollo del Programa, todas de carácter subjetivo: baja asimilación del programa por algunos consejos de la administración municipales (cam), la ineficacia de la dirección de la provincia a la hora de gestionar la producción en la base y la poca integración entre los organismos de la Administración Central de Estado (oace) que pueden contribuir con las potencialidades productivas de la comunidad.

El Programa, además de centrarse en el aprovechamiento minucioso de materias primas naturales y reciclables, así como de los desechos industriales, está asistido por el balance nacional de nuestra economía. De acuerdo con la fuente citada, el Micons continúa surtiendo a los cam con cemento, acero, áridos de calidad y otros insumos propios de la industria nacional, imprescindibles para llevar a buen término la producción de materiales.

Algunas luces

La industria del barro se antoja una solución rentable para el pplvmc en los municipios cubanos. Renglones como el ladrillo, la teja criolla o las tuberías, que se fabrican a partir de la arcilla, vuelven a la escena constructiva del país, luego de haberse sustituido durante años por otros más costosos.

«En cuanto a la producción de ladrillos planificada para el próximo año, comparada con el bloque de hormigón, significa un ahorro de 17 896 toneladas de cemento y 89 480 m3 de áridos, además, se pueden fabricar cubiertas sólidas (bóvedas), excelente solución cuando se construyen correctamente. En la actualidad se trabaja para recuperar esta tecnología que significa disminución del consumo de acero, cemento y árido, aplicando las experiencias de la provincia de Las Tunas», afirmó Vázquez Enríquez.

Del mismo modo, la producción de plásticos a partir de materias primas reciclables, aunque todavía no esté a tono con los niveles requeridos, salta a la vista como una solución viable.

«En el Programa se han fabricado 15 extrusoras y 14 inyectoras criollamente, que, unidas a las que existen, dieron la posibilidad de cubrir todas las provincias, con capacidad para producir mangueras, tubos y conexiones. Holguín y Villa Clara tienen las mayores capacidades y cuentan con los moldes para producir todos los renglones del plan de ahorro de agua, suficientes para abastecer el país; actualmente se trabaja para que todos los territorios tengan esta posibilidad», declaró el responsable del Programa.

En cuanto a las ventanas de hormigón, otro de los genéricos de gran durabilidad y perspectivas dentro del Programa, Vázquez Enríquez afirmó que esta excelente solución está venciendo la barrera del desconocimiento y la cultura de su uso. «En la actualidad contamos con 6 614 moldes, aún insuficientes.

Hemos sido exigentes en su fabricación, punto de partida para alcanzar la calidad requerida. La producción hasta el presente es de 85 602 unidades, equivalente a 3 891 ventanas dobles, lo que demuestra que hemos utilizado mal estas capacidades», dijo.

Los crecimientos que se pronostican para el 2019 con relación al año actual están dirigidos, entre otros elementos, a recuperar la producción de barro: de 16 millones de ladrillos que se pronostican al cierre de 2018, se planificarán más de 60 millones para el próximo año. De acuerdo con Vázquez Enríquez, en el árido se incrementará hasta llegar a medio millón, apoyados en la explotación de arenas naturales, piedra de potrero y algo muy significativo: los escombros (minería urbana), desaprovechados actualmente en los vertederos.

Además, se dispondrá de las capacidades de 15 canteras de los oace, una vez cumplido su encargo estatal (Geominera, Azcuba y Minag).

Foto: García Martínez, Claudia
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