Camagüey.–Romper la cadena de incumplimientos, que se extiende ya durante seis zafras, constituye el reto principal y compromiso de honor de los azucareros de este territorio, quienes a finales de noviembre comenzaron las operaciones agrícolas y fabriles, prestos a dejar atrás la mala racha productiva.
Los ingenios Siboney, de Sibanicú, y Argentina, de Florida, se encargaron de anunciar, a fuerza de atronadores pitazos, la arrancada oficial de la zafra azucarera 2018-2019 en estas llanuras, seguidos el sábado último por el Panamá, de Vertientes, uno de los colosos que mucho puede contribuir.
Los otros tres centrales: el Brasil, de Esmeralda; el Batalla de Las Guásimas, también de Vertientes; y el Carlos Manuel de Céspedes, del municipio de igual nombre, se sumarán en los próximos días a la molienda, con el propósito de que todos aporten su granito de azúcar en la llamada «zafra chica».
«Se ha trabajado fuerte para lograr un comienzo temprano, pero seguro y sin tropiezos, que garantice cumplir o rebasar la producción de las 24 000 toneladas de azúcar previstas hasta el cierre de diciembre», precisó Lázaro Álvarez Padilla, director general de la Empresa Azucarera de Camagüey.
Según los especialistas, el logro de ese primer peldaño, además de lo que significa en el orden económico, se traduce en fuente de motivación para los
trabajadores agrícolas e industriales a la hora de enfrentar una «zafra grande», que se propone alcanzar las 158 000 toneladas de azúcar.
A partir de lecciones negativas pasadas, resulta indispensable explotar al máximo el potencial de las combinadas cañeras, aprovechar mejor las jornadas de corte y tiro de la caña, reducir las pérdidas en cosecha y cumplir la tarea diaria planificada para evitar las interrupciones fabriles por falta de materia prima.
Corresponde entonces a las industrias, tras someterse a un intenso proceso de reparación, moler alto y estable desde el primer día, obtener favorables rendimientos en la elaboración de un azúcar con calidad a costos competitivos, además de aportar electricidad y subproductos para la alimentación de la ganadería.
Las autoridades locales tienen claro que, para revertir la tendencia incumplidora, todo el engranaje alrededor del binomio cañaveral-ingenio debe estar bien engrasado y funcionar con exactitud cronométrica, pues el menor traspié de cualquiera de los eslabones de la cadena puede acarrear nefastas consecuencias.
Los azucareros camagüeyanos tienen, sin embargo, como bujía inspiradora al pequeño Siboney, cuyo colectivo lleva 16 zafras consecutivas como central cumplidor de sus compromisos productivos, resultado que habla a las claras de organización, sentido de pertenencia, estabilidad laboral y disciplina tecnológica.

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5 de diciembre de 2018
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