El cuartel de Alto Songo, hoy municipio Segundo Frente, en Santiago de Cuba, fue ocupado por los rebeldes en dos ocasiones a finales del año 1958: el 4 de noviembre y definitivamente el día 27 de ese mismo mes, como parte de la Ofensiva Final del Ejército Rebelde.
La segunda toma de Alto Songo constituyó una importantísima victoria para las fuerzas revolucionarias, no solo porque el poblado quedó definitivamente liberado, sino por la gran cantidad de armas y parque ocupados.
Desde entonces, se bautizó como el primer término municipal de Cuba liberado por el Ejército Rebelde y se facilitó así el cerco a Santiago de Cuba, que evitó definitivamente la entrada de refuerzos.
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Las condiciones que ofrecía la zona de Alto Songo eran favorables desde el punto de vista geográfico: monte alto, diente de perro, gran protección natural, relativamente aislada y cerca de puntos de contacto de apoyo.
Las tropas batistianas contaban en Alto Songo con una sola posición: el cuartel, aunque era la más fuerte y difícil, dadas las características de la edificación, situada en una altura dominante, al lado de la carretera y a la entrada del pueblo.
El objetivo de la operación rebelde Flor Crombet era recuperar los territorios de Alto Songo, La Maya, El Cristo y San Luis, en la antigua provincia de Oriente, con el fin de aislar las tropas enemigas concentradas en Guantánamo y Santiago de Cuba, y así liberar pueblos y ciudades a lo largo de la importante vía Santiago-Guantánamo, además de ocasionarle nuevas derrotas al ejército enemigo y ocuparle armamento.
En la toma de Alto Songo participó la Columna 17 Abel Santamaría del II Frente Frank País, bajo el mando del entonces Comandante y hoy General de Ejército Raúl Castro Ruz.
Las acciones se produjeron desde la noche del día 23 de noviembre, hasta la tarde del 27. Al tiempo que mantenían el hostigamiento constante sobre el cuartel, los rebeldes cavaron trincheras en sus posiciones para protegerse del fuego de los sitiados y de la aviación enemiga.
La sed se dejaba sentir en los sitiados: los rebeldes habían disparado al tanque de agua; ello, junto a la no llegada de refuerzos, hacía imposible para los guardias mantener el combate y propició la rendición.
Como resultado de esta acción, los revolucionarios ocuparon 93 armas largas y gran cantidad de parque de diferente calibre. El enemigo sufrió 101 bajas, de ellos cinco muertos, 16 heridos y 80 prisioneros. Por la parte rebelde resultó herido Edelmo Castillo.
Fuentes:
Libro Triángulo de Victorias Columna 17 Abel Santamaría. Comisión de Historia de la Columna 17, Editorial Verde Olivo, La Habana, 2008.
Artículos publicados por Granma y ACN
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Adelaida Cuesta Flores dijo:
1
28 de julio de 2020
11:44:24
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