Cuando el 4 de octubre de 1963 el huracán Flora penetró por la costa sur de la hoy provincia de Guantánamo, nada presagiaba que aquel fenómeno meteorológico causaría la segunda mayor catástrofe natural documentada en la historia de Cuba.
Si bien no clasificaba como un organismo de gran intensidad, al tener vientos máximos sostenidos estimados de 165 kilómetros por hora, la posición y persistencia de dos centros anticiclónicos situados al norte y al oeste hicieron que describiera una lenta y errática trayectoria sobre la región oriental durante casi cinco días consecutivos, provocando torrenciales precipitaciones.
En algunas localidades, los totales de lluvia superaron los promedios históricos de un año al llegar a los 1 600 milímetros. Incluso, el día 5 hubo un acumulado máximo de 735 mm en Santiago de Cuba, en tanto varios testimonios dan cuenta de que las aguas del río Cauto se extendieron unos 20 kilómetros más allá de su habitual cauce.
Bajo los efectos de inundaciones sin precedentes, fue arrasada la infraestructura vial quedando devastados numerosos puentes y tramos de líneas del ferrocarril, además de carreteras y caminos; se perdió casi el 70 % de la masa ganadera del oriente cubano, y muchos cultivos sufrieron severas pérdidas, particularmente el café, la caña de azúcar y los frutales.
Según refiere el profesor Luis Enrique Ramos Guadalupe, historiador de la meteorología, el número de víctimas fatales comprobado ascendió a 1 157, de las cuales 757 ocurrieron en la zona Cauto-Valle del Cauto-Contramaestre. La cifra de viviendas completamente destruidas sobrepasó las 11 000 y otras 21 000 recibieron impactos de consideración.
No pocas personas asediadas por la notable subida de las aguas buscaron refugio en los techos de sus casas o aferrados a las copas de árboles. Como reflejan las históricas imágenes que captaron fotorreporteros y camarógrafos de diversos medios de prensa, los helicópteros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias desempeñaron un papel decisivo en las labores de salvamento.
Posteriores análisis revelaron que más allá de la inusual permanencia del ciclón Flora en territorio cubano a lo largo de unas 110 horas, la magnitud de los daños resultó favorecida por las características topográficas de la zona afectada, donde se combinan grandes valles y elevadas montañas, unido a la falta de una infraestructura hidráulica que posibilitara atenuar el efecto de las inundaciones.
A lo anterior se suma que el país no disponía aún de un sistema de protección bien estructurado para preservar la vida humana y los recursos de la economía, frente a situaciones de desastres naturales.
LEGADO DE FIDEL
Rememorar los 55 años de aquella contingencia acaecida entre el 4 y el 8 de octubre de 1963, es imposible sin aludir a la figura del Comandante en Jefe Fidel Castro, presente desde los primeros momentos en el propio escenario de los dramáticos acontecimientos.
Junto a los principales dirigentes de la Revolución, encabezó personalmente muchas operaciones de rescate, aun a riesgo de su vida. Así en una de ellas estuvo a punto de sufrir un accidente, cuando el vehículo anfibio en que viajaba casi es arrastrado por las aguas.
El 21 de octubre de 1963, Fidel habló a través de la radio y la televisión para valorar los estragos ocasionados, intervención durante la cual esbozó un grupo de medidas encaminadas a evitar la repetición de tragedias similares en el futuro.
Hizo particular énfasis en la construcción de embalses y la canalización de ríos, obras que además de ofrecer seguridad a las familias residentes en la región azotada, solucionarían los problemas de abasto de agua a la población, la agricultura y otras actividades económicas en diferentes localidades de la zona. Ello marcó el nacimiento de la llamada voluntad hidráulica.
Las experiencias dejadas por Flora fueron determinantes también en la creación del Instituto de Meteorología el 12 de octubre de 1965, y en el surgimiento con carácter oficial del Sistema de Defensa Civil del país, en julio de 1966.
Aquel amargo suceso representó sin duda un parteaguas en la preparación del país frente a los desastres en el plano preventivo, organizativo y científico. En dicho salto, la impronta de Fidel resultó igualmente decisiva.
MÁS DATOS SOBRE FLORA
- Dada la magnitud de los daños materiales y pérdidas de vida causadas, ese nombre fue retirado de la lista de denominaciones de ciclones en la cuenca del Atlántico tropical.
- Cuba y Haití fueron los países más afectados.
- Llegó a tener vientos máximos sostenidos de 225 kilómetros por hora antes de cruzar sobre la Península de Tiburón, en el extremo suroeste de Haití, en la noche del 3 de octubre de 1963.
- Abandonó el territorio cubano por las inmediaciones de Gibara, Holguín, en la mañana del 8 de octubre de 1963.
- Su errático movimiento lo llevó a cerrar un lazo sobre el oriente del país.
- De acuerdo con los datos del Centro del Clima del Instituto de Meteorología, solo el huracán del 9 de noviembre de 1932 en Santa Cruz del Sur, Camagüey, ocasionó más muertes en Cuba que Flora.
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Miguel Angel dijo:
1
5 de octubre de 2018
06:56:53
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