La casa de maderas verdes y tejas rojas es uno de los lugares más entrañables de Soledad de Mayarí, en el II Frente Oriental Frank País, Santiago de Cuba.
El antiguo salón de fiestas, donde el joven Raúl Castro Ruz dirigió en 1958 el Congreso Campesino en Armas, con el brazalete del Movimiento 26 de Julio atado a su brazo izquierdo, parece detenido en el tiempo, entre las lomas de la Sierra.
La entrada la custodian una línea de palmas y un caminito de piedras, que comienza en las dos puertas principales del local, hoy convertido en museo, siempre abiertas a los visitantes, curiosos y vecinos de Soledad. En su interior, a la izquierda, un viejo equipo de música recuerda la época en que fue el único centro nocturno de la zona.

Nunca sospecharía la guardia rural de Batista que aquel 21 de septiembre, ese sería el sitio elegido por cientos de campesinos y campesinas para hablar de los derechos de quienes vivían en la miseria absoluta y por qué las armas serían las primeras herramientas del cambio que les permitirían ser los dueños de la tierra.
Allí, en esa casita discreta, de una comunidad entonces olvidada en la geografía cubana por los sucesivos gobiernos de los años de República, se comenzó a ganar la Revolución.



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Miguel Angel dijo:
1
19 de septiembre de 2018
11:40:55
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