ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Alejandro hace más de 20 años que entrena animales. Foto: Ronald Suárez Rivas

PINAR DEL RÍO.–Alejandro Pérez hace más de 20 años que se dedica a lidiar con los toros. En ellos se basa la función que les presenta a los visitantes que llegan al Mural de la Prehistoria, en el corazón del valle de Viñales.

Pero, a diferencia de lo que suele suceder con esos animales en corridas y rodeos, jamás les ha levantado la mano para dominarlos.

Alejandro simplemente ordena, y la bestia de 400 kilogramos de peso, obedece.

«Yo le digo izquierda o derecha, y él dobla para ese lugar, se sienta, se arrodilla para que los niños puedan subírsele encima, se acuesta y pone la cara sobre mis pies, cierra los ojos y se hace el dormido, aguanta la respiración, como si estuviera muerto y mientras no lo mando, no vuelve a tomar aire…».
Cuenta que siempre ha sido amante de los animales, y que desde niño tenía la intención de hacer con ellos algo fuera de lo común.

De ahí que nunca se haya inclinado por el rodeo, o cualquier otra práctica que implique enfrentarlos y causarles daño.

«No se trata de montárseles encima y darles palos, sino de mandarlos a hacer cosas, y que las hagan», dice.

El primero que entrenó, le llevó cuatro años, con el segundo se demoró dos, con el tercero, 15 meses, y con el que trabaja en la actualidad, tardó apenas un año.

No obstante, Alejandro cree que es posible hacerlo en menos tiempo.

«Con las mañas que he ido aprendiendo, espero que el próximo lo pueda amaestrar en seis meses».

A su lado, Campo Alegre escucha la conversación, con apariencia de buey noble.

«Usted lo ve ahí, pero cuando lo traje era un animal de potrero, rebelde, conflictivo, que no se dejaba tocar por nadie.

«Para acercarse a él, había que hacerlo encima de un caballo, porque te iba para arriba a desbaratarte la vida».

El primer paso para adiestrar un animal de este tipo, según el campesino, es amarrarlo a la sombra y darle agua y alimentos.

«Cuando regreso al otro día, le vuelvo a traer hierba, y ya él no viene agresivo, sino en busca de la comida, y ahí me aprovecho y empiezo a pasarle la mano y a hablar con él», explica.

Siempre ha entrenado ejemplares adultos. «Con terneros no trabajo, eso se llama gastar soga y perder el tiempo. Me gusta coger el animal que se crea cosas.

«Ahora usted me trae un toro que sea una fiera y me lo deja, y verá dentro de unos meses cómo  hace todo lo que yo le digo.

«Aquí vienen personas de otros países, que me cuentan que donde ellos viven hay hombres que amansan los bueyes y los montan como si fueran caballos, pero esto que yo logro, no lo habían visto».

Antes de trabajar en el Mural de la Prehistoria, Alejandro labraba la tierra en una zona conocida como Pan de Azúcar, en las montañas pinareñas, y se presentaba con sus animales en las fiestas de campo.

Sin embargo, soñaba con poder actuar algún día para un público mucho más amplio. Así que cuando le propusieron un espacio en el valle de Viñales –donde solo en el 2017, según datos del Ministerio de Turismo, se registraron unos 600 000 visitantes–, no dudó en aceptar.

Desde entonces han pasado 15 años, en los que se ha presentado ante personas de muchas partes del mundo.

«En mi casa tengo varios álbumes llenos de fotos, con niñas y niños de la mayoría de los países».

Aunque trata a todos los visitantes por igual, Alejandro asegura que prefiere a los cubanos que viajan desde todos los rincones del archipiélago a conocer el valle pinareño.

«Es que nuestra gente tiene un carácter especial. El cubano enseguida viene y te dice qué ejemplar más bonito, te pregunta la edad, cómo hiciste para entrenarlo, te pide permiso para montar al niño y hacerle fotos...».

Ricardo Alberto Álvarez, historiador del municipio de Viñales, afirma que, con el tiempo, este guajiro ocurrente que les habla a los bueyes se ha convertido en uno de los personajes distintivos de la región, y en expresión de la cultura popular tradicional, pues en las zonas rurales resulta común que los campesinos establezcan ese tipo de comunicación con los animales, les pongan nombres, los protejan.

«Hoy muchos de los que llegan hasta acá preguntan por él. El cineasta Arturo Soto, incluso lo incluyó en un documental donde recoge historias y tradiciones insólitas de nuestro país», señala Ricardo.

Alejandro sabe que hay países donde por el contrario, la gente acude a las plazas para presenciar las corridas de toros, en las que se martiriza al animal hasta la muerte.

«A mí eso no me gusta. Los animales no se deben maltratar, porque ellos también sienten y tienen derechos», dice.

Por eso, su trabajo se ha basado siempre en exhibir las habilidades que pueden desarrollar, y la complicidad que logran con el hombre cuando se les trata con afecto.

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Saphira dijo:

1

25 de abril de 2018

10:26:26


Lo felicito ya que comparto el amor por los animales y como usted estoy en contra de todo lo que implique maltratar o torturar diria yo a NINGUN animalito, aunque el de usted con 400kg seria un animalote ja ja ja pero esta lindo no se ofenda.

Zailys dijo:

2

25 de abril de 2018

11:07:26


Muy Bonito Nosotros lo hemos visto y es un espectaculo cubano !!! Seria bueno publicar estas cosas para sensibilizar a las personas en este aspecto... Ya que los animales sienten el amor y tambien lo dan ... Y ese senor es digno de elogio y mucho mas....por su valor...dedicasion...amor y cubania.... Ojalà y se siguiera su ejemplo....

Eduardo dijo:

3

25 de abril de 2018

14:29:49


Vivo en Miami y cuando visite cuba hace 2 años estuve ahí y mi esposa montó el toro tengo fotos del lugar muy lindo por cierto como toda mi cuba

Miguel Angel dijo:

4

25 de abril de 2018

15:14:19


Porque la TV cubana no pasa el documental, quisiera verlo, hoy donde la brutalidad es norma, este oasis de comprension a los animales me recuerda al Principito. Que viva Alejandro