ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Vista del convento desde la calle. Foto: Alejandra Brito Blanco

Un grupo de niños avanza con sigilo por las amplias galerías de su centro de estudios. La curiosidad por el edificio, otrora monasterio, hace que ignoren el timbre que indica el fin de las clases y permanezcan explorando las estancias desiertas. Bajan a los sótanos acompañados únicamente por el sonido de sus pasos. Un ruido ajeno al de las voces humanas rompe la calma. Asustados, corren como si alguien los persiguiera. Tal vez era solo el sonido del viento. O no.

Estas escenas son comunes en las escuelas primaria y secundaria Camilo Cienfuegos, en la localidad de Lawton, Diez de Octubre. Historias acerca de sores silentes, cementerios infantiles y pasadizos polvorientos pasan de una generación de estudiantes a otra. El inmueble, entidad educacional desde 1961, constituyó el segundo hogar de las religiosas del Convento de Santa Clara de Asís de La Habana Vieja, tras la compraventa fraudulenta del su antiguo domicilio durante el gobierno de presidente Alfredo Zayas.

Esos mismos estudiantes, como muchos cubanos, leyeron un día en sus libros de texto que la adquisición del establecimiento pone en evidencia la inmoralidad de los gobiernos neocoloniales. Sin embargo, no todos conocen los detalles de la naturaleza deshonesta del negocio y que las propias hermanas de Santa Clara pusieron precio a su hogar inicial.

NI SANTA NI CLARA

Según el artículo El Convento de Santa Clara de Asís de La Habana, publicado en el sitio web En Caribe, la institución cristiana fue edificada entre 1638 y 1643. Era la primera residencia femenina de clausura en Cuba, y las primeras cinco franciscanas, procedentes de Cartagena de Indias, tomaron posesión del lugar a finales de 1644.

«Las religiosas eran enclaustradas. No tenían ningún contacto con los alrededores. Consagraban la mayoría de su tiempo a la oración y, en menor medida, realizaban labores manuales para sí mismas y para la comunidad», explica Hilda Ascanio, miembro de la Orden Franciscana Seglar.

Según el libro El Convento de Santa Clara de La Habana Vieja, de Pedro Herrera López, desde finales del siglo xix la pacífica vida de las clarisas era constantemente interrumpida como consecuencia de la urbanización de la ciudad. Ello lleva a que en 1911, la entonces abadesa sor Ana de San Bernandino Mahoney comenzara las gestiones para vender la propiedad.

El sitio web Paseos por La Habana señala el estado ruinoso del inmueble como motivo del traslado. Sin embargo, Herrera considera al ruido de los tranvías que transitaban por áreas cercanas, el causante de lacerar la paz inherente a la orden. Además, la proliferación de viviendas de gran altura posibilitaba que desde las azoteas los vecinos pudieran atisbar los interiores del recinto.

El texto de Herrera López destaca varios intentos frustrados para vender el inmueble entre 1911 y 1917. En enero de 1920 queda conformada legalmente la Compañía Urbanizadora Santa Clara, Sociedad Anónima, para la compra del solar por un millón de pesos en moneda nacional. El pago fue abonado en cuotas hasta 1931.

El nuevo Convento de Santa Clara de Asís de Lawton, investigación de Bárbara Lucrecia Quintana y Anayansi Martínez, reduce a dos años el periodo de construcción del nuevo emplazamiento en el entonces reparto Lawton-Batista. La existencia de instalaciones cenobiales posibilitó el traslado de las monjas en marzo de 1922. Una vez abandonada la sede eclesiástica de La Habana Vieja, estuvo abierta a la exposición y entre los centenares de visitantes estuvo el «curioso» presidente de la República, Alfredo Zayas.

El 10 de marzo de 1923, Zayas dicta el Decreto No. 329 autorizando la adquisición por el Estado de la antigua abadía, por un valor de 2 300 000 pesos, relaciona Hortensia Pichardo en Documentos para la Historia de Cuba. En la ordenanza, Zayas establece que el fin de la diligencia era ubicar allí oficinas gubernamentales y eliminar así un porcentaje de lo que pagaba el gobierno en alquileres.

Odiza Moreno Torquemada, licenciada en Historia y Marxismo, explica que tales acontecimientos generaron protestas en la población habanera. El antecedente de los derribados monasterios de Santa Catalina de Sena y San Juan de Letrán, convertidos en bancos y mercados tras el cambio de propietarios, prometía un desenlace similar para el de Santa Clara, agrega.

Incluso entre los miembros del Consejo de Secretarios del gobierno existían opositores del Decreto No. 329. El historiador Francisco Erice García, tutor de Historia de Cuba y Educación Cívica de la escuela secundaria Camilo Cienfuegos, manifiesta que quien debía firmar el documento era el secretario de Hacienda, pero debido a la gravedad del escándalo, no lo hace. Lo suscribe Erasmo Regüeiferos, secretario de Justicia.

Por su parte, el historiador Julio Le Riverend, en su libro La República, distingue como razón de la actitud de los funcionarios sus posturas a favor de la injerencia norteamericana. «La protesta pública fue muy grande, aunque evidentemente con objetivos nacionales que nada tenían que ver con los supuestos objetivos del intervencionista (Enoch) Crowder y de sus colaboradores».

Erice García señala a la Protesta de los Trece como el acontecimiento que le da carácter nacional a la repulsa: «Es la primera manifestación de la joven intelectualidad de la década del 20 contra los vicios y males del gobierno. Todos sabían que la diferencia entre el precio original y el pagado por el gobierno iba al bolsillo de Zayas y de sus seguidores», afirma.

Juan Marinello Vidaurreta, uno de los protagonistas del acontecimiento, en el artículo Cincuenta años de la Protesta de los Trece, publicado en la revista Bohemia el 30 de marzo de 1973, recuerda las acertadas palabras del antropólogo e historiador Fernando Ortiz, cuando expresó que la operación comercial no tuvo nada de santa ni mucho menos de clara.

En tanto los habaneros declaraban su descontento, las seguidoras de San Francisco mantuvieron distancia del revuelo. Lucrecia Quintana explica que se limitaron a no dar opiniones ni a favor ni en contra, tomaron su dinero y siguieron con sus planes de establecerse en otro lugar.

EN BUSCA DE UN SEGUNDO EMPLAZAMIENTO

«Con su millón de pesos en la mano, las clarisas buscaron un nuevo terreno –cuenta Irma Felipe, especialista del Museo Municipal de Diez de Octubre–. En aquella época Lawton no estaba aún urbanizado. Los propietarios de las tierras, Guillermo Lawton y Eduardo Batista, como dádiva al gobierno, regalan a las monjas cada uno la mitad de la elevación donde erigen su nueva casa».

Daniel Taboada Espiniella, arquitecto del Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología, que lideró en 1981 la restauración del Convento de Santa Clara de Asís en La Habana Vieja, expresa que el primer edificio y el de Lawton tienen muy pocas semejanzas arquitectónicas, entre ellas la existencia de una iglesia, una huerta e instalaciones claustrales.

Tania Ojeda Trigueiro, especialista de patrimonio y monumentos del Museo Municipal de Diez de Octubre, informa que el antiguo Convento de Santa Clara es una edificación de valor patrimonial desde el punto de vista arquitectónico, pero no constituye monumento nacional ni local.

Odiza Moreno, profesora de la escuela secundaria Camilo Cienfuegos, opina que aunque el edificio no ostenta esta categoría, los lawtenses le otorgan el valor de referente comunitario: «En este lugar nacen leyendas que ya son parte de la tradición del barrio. Tiene una historia rica, que nos gusta investigar y contar a nuestros alumnos. Y la escuela también tiene su historia, todavía en desarrollo».

El convento de La Habana Vieja, restaurado por la Oficina del Historiador de la Ciudad, en la actualidad alberga el Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología.

MATERIALES UTILIZADOS PARA CONSTRUIR EL CONVENTO DE SANTA CLARA EN LAWTON

- 800 000 bolsas de cemento de la compañía «El Morro»

- Cal apagada

- 5 000 m3 de piedra picada

- Granito artificial

- 6 000 m3 de arena lavada

- 300 toneladas de  acero en barras

- Ladrillos de azotea «Gerona»

La autora de este texto es estudiante de periodismo de La Universidad de La Habana

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deborah dijo:

1

25 de abril de 2018

09:22:39


La compra de este convento era algo insólito si se tiene en cuenta la crítica situación económica por la que atravesaba Cuba.Era evidente que detrás de todo aquello se escondía el robo abiertoal tesoro público. Alfredo Zayas y sus cómplices salían beneficiados, aquello era una burla y una traición a los intereses del pueblo, es por ello que ante este connotado fraude Rubén Martínez Villena protesta enérgicamente, una vez más se hizo sentir la juventud cubana. Esta actitud enérgica nos ha caracterizado siempre.

pjmelián dijo:

2

25 de abril de 2018

13:30:35


Fascinante siempre leer sobre nuestros predecesores. Humanos y arquitectónicos. Instructivo no solamente en datos matemáticos sino en el aspecto socio-político-éconómico-religioso que, indirectamente, nos permiten penetrar psicológicamente en la atmósfera de los tiempos que las pasadas generaciones vivieron. ¡ Gracias por instruirnos !

jorge luis dijo:

3

25 de abril de 2018

14:16:24


Muy bueno tu trabajo Alejandra ,creo que cada edificación de la Habana Vieja tiene una historia que contar y contarla en la prensa escrita para que todos los cubanos y cubanas tengan acceso a ellas

Carlos Sánchez dijo:

4

25 de abril de 2018

14:24:14


La foto no corresponde con el comentario de la instalación, o el comentario es para la instalaciónque aparece y no es el nombre que se refieren. La foto no corresponde al Convento de Santa Clara, favor revisar los trabajos.

Carlos Sánchez dijo:

5

25 de abril de 2018

14:29:30


La foto que ilustra el trabajo del autor Alejandro Brito Blanco no corresponde al Convento de Santa Clara de Asís, en ninguno de sus 95 años, ubicado en La Habana Vieja.

DIEGO PIAY AUGUSTO Respondió:


10 de mayo de 2018

02:04:29

Buenos días. Investigo una persona para la cual se señala su fallecimiento en la calle Lawton, esquina B 12 en 1926... ¿Creen ustedes que en esa cronología esa referencia podría hacer alusión al convento? Saludos y muchas gracias

Ruslan dijo:

6

6 de febrero de 2021

21:22:57


Excelente historia de la autora. Muy documentada.