PINAR DEL RÍO.–A pesar de que casi se muere del susto, Roberto Sotolongo cree que tuvo suerte. «Yo estaba almorzando y aquel gajo rompió el techo y me pasó a una pulgada de la cabeza.
«Cuando vi que no me había sucedido nada, me dije a mí mismo: te escapaste de milagro».
Cuenta que todo ocurrió hará unos tres años, y desde entonces, no han sido pocas las gestiones para cortar la ceiba que estuvo a punto de aplastarlo.
«Eso se ha hablado con la delegada y con el Poder Popular, pero hasta ahora no se ha resuelto nada», asegura Julio, su hermano, mientras me muestra las rajaduras en las paredes, por la presión de las raíces del árbol gigantesco.
«Aquí casi todas las casas tienen grietas, o el piso levantado por esa misma causa», dice.
Un par de viviendas más allá, en el número 71 de la calle Ángeles, en el reparto Villamil, José Alberto Acosta tampoco ha encontrado apoyo para cortar una mata de mamoncillos que ya removió el muro de su portal.
«Yo estuve en Comunales, y me dijeron que eso no era problema de ellos», relata José Alberto.
Del otro lado de la ciudad, en cambio, Reinaldo Román lamenta la tala, hace más de un año, de las majaguas que toda la vida embellecieron los jardines del edificio 41 del reparto Hermanos Cruz.
«Aquí hubo muchos vecinos que no estuvimos de acuerdo, porque esos árboles nos daban sombra, reducían la contaminación, los niños jugaban debajo de ellos», rememora Reinaldo.
«Si por alguna razón se decidió cortarlos, tenían que sembrar otros nuevos».
En la zona de la Alameda, en el parque Colón, en la calle Maceo, en otros puntos del reparto Hermanos Cruz y de la ciudad de Pinar del Río, la población también expresa sus inquietudes sobre el arbolado de la urbe y el tratamiento que recibe.
Que si las ramas están sobre los tendidos eléctricos y telefónicos y no las cortan, que si las especies que se siembran no siempre son las más indicadas y por eso rompen las aceras, que si las podas se hacen a machete y acaban con los árboles.

¿CÓMO SE ENDEREZA EL TRONCO?
Según la Ley Forestal cubana, el patrimonio forestal del país está integrado por todos los árboles que se desarrollen en forma aislada o en grupos, cualquiera que sea su ubicación y tenencia (Artículo 3). En el caso de los espacios públicos, Nelson Alonso, especialista de áreas verdes de la Dirección Provincial de Servicios Comunales, señala que es su entidad la encargada de atenderlos.
Para hacerlo, asegura que existe una brigada de poda en la capital pinareña, equipada con motosierras, y que en el resto de los municipios también se cuenta con esos equipos.
Ello no incluye los ejemplares cuyas ramas estén sobre los tendidos eléctricos y telefónicos, los cuales son responsabilidad de la Empresa Eléctrica y de Etecsa, dice.
Tampoco comprende los que se ubican en áreas de las viviendas. «Si vamos a la legalidad, el responsable de un árbol que está en un patio, es el dueño de este, pero las personas no tienen los medios para talarlos. Por tanto, cuando hay peligro de que puedan caer sobre una casa, el Gobierno apoya y nosotros también lo hacemos», explica Nelson.
Aun así, reconoce que la solución a veces escapa de sus manos.
«Cuando son árboles de porte grande, generalmente necesitamos ayuda de otros organismos, porque para mover troncos muy pesados hace falta una grúa, y nosotros no tenemos.
«Es por eso que la mayoría de los planteamientos de la población sobre este tema, se postergan para el Ejercicio Meteoro, donde participan todas las fuerzas de la provincia.
«La dirección de Comunales en cada municipio va haciendo durante el año una lista de los casos que requieren este tipo de tratamiento, y monta un plan para los días en que se realiza el Meteoro», añade.
Sin embargo, la información no siempre se transmite de esa manera a la población. José Alberto Acosta, por ejemplo, afirma que ya estuvo una vez en la entidad, para pedir que se retire una mata de mamoncillos que amenaza su vivienda, y le respondieron que allí no se brindaba el servicio.
Ana León, por su parte, vecina del no.i9 de la calle B, en el reparto Rumayor, refiere que en varias ocasiones se le ha reportado a la Empresa Eléctrica el peligro que representan los flamboyanes de su casa, y no se resuelve el problema.
«Las ramas están encima de los cables, y cuando el aire las mueve, empiezan los chispazos.
«Hace unos meses hubo un cortocircuito. Los linieros vinieron, pero dijeron que para cortarlas necesitaban una grúa, que regresarían con ella al otro día, y todavía los estamos esperando».
Para Nidia Cabrera, directora de la Oficina Técnica de Monumentos, del Centro Provincial de Patrimonio Cultural, las dificultades para atender el arbolado urbano pudieran ser una de las causas de que este ceda terreno en las ciudades y poblados de Vueltabajo.
«Pinar del Río siempre se caracterizó por tener grandes paseos, con una fuerte presencia de verde, y notamos que en los últimos tiempos, eso tiende a disminuir», dice la funcionaria, y aclara que no solo sucede en la capital provincial. «Está ocurriendo en casi todas las cabeceras municipales.
«Quizá sea para no tener que darle mantenimiento a esas áreas que se acometen proyectos en los que abunda el hormigón y otros tipos de materiales que eliminan la parte verde. Eso se ha traspolado incluso a las viviendas particulares, en las cuales hay una desaparición masiva de los jardines, para sustituirlos por cemento».
Por otra parte, la Doctora en Ciencias Forestales, Marta Bonilla, profesora titular de la Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca, de Pinar del Río, explica que desde edades tempranas, a los árboles ubicados en sitios públicos reducidos se les debe realizar podas de conformación, para mantener una estructura adecuada, de acuerdo con el espacio que ocupan; pero, de forma general, eso no se hace.
Esto conlleva a aplicar después podas muy fuertes, que constituyen una puerta de entrada para hongos, bacterias e insectos que pueden provocar pudrición, y finalmente la muerte de la planta, detalla la especialista.
Aunque la flora cubana es rica en especies con las condiciones adecuadas para poblar las zonas urbanas, Bonilla considera que muchas veces se abusa de las plantas introducidas, como el flamboyán y los ficus, que se reproducen fácilmente en los viveros, pero luego traen consecuencias negativas, porque tienen raíces superficiales que dañan las aceras y las redes hidrosanitarias, o crecen muy rápido y afectan los tendidos eléctricos y telefónicos.
Ante esa realidad, advierte que el trabajo del arbolado en las ciudades y poblados requiere la participación de equipos multidisciplinarios, y la preparación técnica del personal que se encargará de su atención.
Además, cumplir el precepto de la silvicultura urbana, que establece escoger el árbol adecuado para el lugar adecuado.
De lo contrario, cualquier esfuerzo de reforestación se quedará en las ramas, sin llegar a la raíz.
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4 de abril de 2018
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