Ante los continuos contratiempos que ocasionan los fenómenos naturales (intensas sequías, huracanes, etc.) y su impredecible incidencia en los niveles de captura, los directivos y trabajadores de la Empresa Pesquera de Camagüey (Pescacam) han apostado por sacarle el «zumo» a la materia prima que llega desde los embalses a las plantas procesadoras.
Para ello no son pocos los recursos destinados en los últimos años a la creación de una capacidad industrial que, aunque con un equipamiento tecnológico casi artesanal, ha permitido incrementar de año en año, y mantener la oferta de productos conformados en las 22 pescaderías diseminadas por toda la provincia.
Jesús García Collazo, director general de Pescacam, explica que la entidad cuenta en la actualidad con tres industrias ubicadas en similar cantidad de frentes productivos –Florida, Sibanicú y Estrella Roja, en la ciudad cabecera provincial–, cuyas instalaciones han sido remozadas o están en proceso de reparación para mejorar la inocuidad y la calidad de la producción terminada.
«De manera simultánea –informa–los técnicos y especialistas de la empresa han trabajado en la formulación y elaboración de una variada gama de surtidos de mayor valor agregado, que hoy supera los 30 productos frescos o industrializados, aunque en cuanto a volumen dista aún de satisfacer la demanda de la población».
De los salones de procesamiento salen directo a la comercialización, con favorable acogida en el mercado, croquetas, hamburguesas, albóndigas, perros calientes, filetes en adobo, picadillo condimentado y ruedas de pescado, entre otros productos que se expenden también en la red de Comercio o son distribuidos en el llamado consumo social.
«Nuestros trabajadores, asegura, laboraron muy duro en los días que sucedieron al huracán Irma, junto a otras industrias del territorio, para enviar alimentos a las comunidades más afectadas. De hecho, tuvimos que montar un tercer turno con el propósito de incrementar la capacidad de elaboración, sobre todo de croqueta, que es nuestro producto estrella».
Ese nivel de gestión contribuyó a que Pescacam cerrara la campaña del 2017 con el cumplimiento de sus principales compromisos productivos y favorables índices de eficiencia y utilidades, presto siempre su colectivo a buscar variantes y abrirse a nuevas opciones.
«Ese sistema de trabajo, afirma García Collazo, nos permite avizorar que el 2018 será un año de mejores resultados para la empresa, pues hay agua en los embalses, se ha hecho una buena siembra de alevines y las condiciones técnico-productivas son superiores. Lo que nos queda, entonces, es hacer las cosas bien, sin chapucerías».
«DESECHOS» RENTABLES
Con el propósito de aprovechar cientos de toneladas de lo que hasta ahora ha figurado como desecho, la empresa pesquera industrial La Coloma trabaja en la obtención de varios productos nuevos que pudieran tener una importante demanda entre las entidades cubanas e, incluso, fuera del país.
Yordan Nogueira, director de Producción, Tecnología y Calidad, explica que entre ellos estaría el procesamiento de la concha de los ostiones, para elaborar una harina que serviría para la alimentación animal.
Con la colaboración del Centro de Investigaciones Pesqueras se trabaja en la caracterización del producto, para conocer todas sus propiedades a la hora de ofertárselo a los clientes, asegura Nogueira.
No obstante, señala que evaluaciones preliminares indican que, por sus valores nutricionales, se podría utilizar como complemento del pienso en la actividad porcina, la cría de aves y la acuicultura, principalmente en el cultivo del camarón.
Aparte de la concha del ostión, el directivo informó que también se prevé el aprovechamiento de las conchas de los cobos que se capturan en alta mar.
«La intención es limpiar y pulir todas las que lo admitan para exportarlas, pues hay clientes extranjeros interesados en ellas para la elaboración de artesanías. El resto se molerían para hacer una harina similar a la de la concha de ostión», afirmó.
Para ello, la entidad ya adquirió un molino y trabaja en el acondicionamiento de una pequeña planta de proceso.
«Nuestra empresa genera un gran volumen de conchas de ostión y de cobo que se amontonan en los lugares donde se procesa, sin que se les dé ningún tratamiento», detalla. Por esa razón, además del valor económico, considera que la iniciativa tendrá un importante impacto ambiental.
En total, en las distintas unidades empresariales de base de La Coloma, se generan anualmente alrededor de 110 toneladas de conchas de cobo y unas 55 de conchas de ostión.
Otro de los proyectos que se manejan actualmente, según el directivo, consiste en el procesamiento del exoesqueleto de los crustáceos, en un primer momento también como complemento dietético para la alimentación animal, aunque la intención es extraer en un futuro quitina y quitosana, dos sustancias con múltiples aplicaciones en la industria química.
«Para lograr una tonelada de masa de cangrejo, por ejemplo, en nuestra industria se emplean nueve toneladas de crustáceos vivos. Eso quiere decir que hay ocho toneladas de desechos que podemos aprovechar».
A partir de este mes, señaló, se inicia igualmente un proyecto, de conjunto con varias instituciones, para el aprovechamiento del caldo resultante de la elaboración de la langosta precocinada, para la obtención de varios productos, incluyendo una especie de jugo similar al conocido como Kermato.
«En los años 70, la fábrica de conservas La Conchita se llevaba este caldo y lo procesaba, pero luego lo dejó de hacer. Por tanto, esa agua en la que a simple vista se aprecia que quedan concentraciones de sustancias alimenticias, cuando termina el proceso industrial va a parar a la planta de tratamiento de residuales».
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Agustin dijo:
1
9 de enero de 2018
11:20:00
Ernesto René Salcedo Rocha dijo:
2
9 de enero de 2018
14:21:38
Oscar Ramos Isla dijo:
3
9 de enero de 2018
15:33:01
Antonio dijo:
4
9 de enero de 2018
16:38:10
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