PINAR DEL RÍO.–Aunque aún es pronto para hablar de un impacto sobre los arrecifes, los científicos esperan que la siembra de corales en aguas del Parque Nacional Guanahacabibes, algo sin precedentes en los fondos marinos de Cuba, pudiera ser de gran ayuda para restaurar las poblaciones dañadas por las enfermedades o la acción del hombre.
Con el apoyo de especialistas de los Estados Unidos, el proyecto comenzó a gestarse a mediados del 2015, cuando se colocaron las dos primeras guarderías que sostienen los fragmentos de Acroporacervicornis, en Peligro Crítico según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
La doctora en Ciencias Dorka Cobián, una de las investigadoras que ha estado al frente de esta experiencia, cuenta que tras dos años de monitoreo y mantenimiento, en el pasado mes de agosto, los primeros fragmentos de coral «cultivado» en las estructuras artificiales, fueron plantados en los sitios conocidos como Laberinto y Cabezo de Marcel, entre los más afectados de Guanahacabibes por el buceo y la navegación.
Un poco antes, en el mes de febrero, biólogos marinos del Acuario Nacional de Cuba (institución líder del proyecto), de conjunto con especialistas del Acuario de La Florida, el Centro Nacional de Áreas Protegidas y buzos del Centro Internacional de Buceo María la Gorda, habían llevado a cabo la instalación de 22 nuevas guarderías en la zona marina del parque. Ello convierte a este territorio pinareño en el primer sitio del país en contar con un vivero para la restauración de los arrecifes coralinos.
VIVERO DE CORALES
Conocido comúnmente como cuerno de ciervo, el Acroporacervicornis, estaba ampliamente distribuido en toda la región del Caribe y era considerado entre los principales formadores de arrecifes. Sin embargo, a partir de la década de 1980, comenzó a presentar serias afectaciones, asociadas a enfermedades y a otros factores como la contaminación, la sobrepesca, el buceo, la proliferación de especies invasoras, relata Dorka.
«La pérdida de estos corales ha cambiado la estructura de muchos arrecifes en la región, pasando de espectaculares paisajes tridimensionales, a sitios con muy baja complejidad estructural», añade.
Además de comprometer la belleza de los fondos marinos, la desaparición de las colonias de Acroporacervicornis tiene un impacto sobre muchas especies de peces, crustáceos y moluscos, a los que sirve de refugio. De ahí la decisión de escogerlo para la construcción del vivero de Guanahacabibes.
«Extrajimos fragmentos de coral de 20 sitios distintos del parque, con el objetivo de lograr una mayor diversidad genética una vez trasplantados y que las colonias sean resistentes», explica Dorka, y advierte: «Los corales son animales».
RECONSTRUIR EL ARRECIFE
Hechas a partir de tubos de PVC, como los que se usan en la plomería, y unidos semejando un árbol de muchas ramas, las 24 guarderías de Guanahacabibes fueron ubicadas en profundidades de entre seis y diez metros.
Cada una soporta 60 fragmentos de Acroporacervicornis que pueden crecer más de diez centímetros al año.
De hecho, las primeras muestras colectadas en el 2015 para la construcción de las guarderías, medían cinco centímetros, y en el momento de ser trasplantadas en el 2017, para restaurar los arrecifes en los sitios de buceo Laberinto y Cabezo de Marcel, sobrepasaban los 30 centímetros.
«Cuando los corales están listos para fijarlos al fondo, hay que nadar hasta las guarderías, cortarlos, y dejar segmentos de cinco centímetros para que sigan creciendo en las estructuras artificiales y se mantenga el vivero», detalla Dorka.
Para la bióloga marina del Parque Nacional, la aplicación de esta tecnología, que ya se ha empleado con éxito en otros países como los Estados Unidos, México y República Dominicana, pudiera ser de mucha utilidad en la conservación de la especie, y a más largo plazo, para la restauración del arrecife.
Incluso advierte que, en un futuro, desde acá se les podría suministrar las colonias a otras áreas del país que las necesiten, aunque admite que su traslado a grandes distancias es complicado
«De manera natural, para que surja un coral, hay que esperar que llegue una larva, se asiente, logre sobrevivir, empiece a crecer. En cambio, con este método, ya se está colocando un fragmento relativamente grande, con un porciento mucho mayor de supervivencia».
En el caso de los que ya fueron fijados en el área marina del parque, todavía no hay datos definitivos. «Actualmente estamos realizando evaluaciones continuas en los sitios restaurados, además del mantenimiento de las estructuras artificiales en las que continúan creciendo nuevos corales».
A parte del Acroporacervicornis, señala que en un futuro se pretende incorporar al Acroporapalmata, conocido comúnmente como cuerno de alce y también amenazado, pero aún no se han encontrado suficientes colonias para establecer el vivero.
No obstante, el inicio de la siembra de corales en esta hermosa porción del territorio cubano, declarada como Reserva de la Biosfera en 1987, ya constituye de por sí una buena noticia para un sitio que se precia de tener uno de los ecosistemas de arrecifes más impresionantes de Cuba, y de los más diversos del Caribe.



















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Miguel Angel dijo:
1
15 de noviembre de 2017
04:19:49
R. F. Alaiza dijo:
2
15 de noviembre de 2017
20:01:26
yiyin dijo:
3
17 de noviembre de 2017
12:29:13
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