El buen soldado bate los blancos uno tras otro. Esta es una sentencia sobre la cual no hay duda en la ciudad de Puerto Padre al evaluar la participación, hombro con hombro con el pueblo, de los combatientes y trabajadores civiles del Regimiento de Estudio del Ejército Oriental en la liquidación de las secuelas del huracán Irma.
La primera en ofrecer testimonio en plena calle fue Niubis Torres González, quien dijo que un grupo de soldados llegó a su barrio y en el acto acometió la limpieza de árboles, escombros y otros desechos sólidos.
Acerca de la oportuna respuesta de los uniformados también habló a los periodistas Gregorio Torres Cobas, presidente del Consejo de Defensa del municipio de Puerto Padre. Se debe, explicó, a la raíz popular de la institución armada, que dispone de planes elaborados con lujo de detalles para actuar en caso de desastres.
Un rato después, Karina Polo Tamayo, una lugareña, calificó como detonadores del proceso de recuperación a los oficiales, sargentos y soldados que les tendieron la mano, porque una vez que se les vio en las calles, los vecinos se les sumaron a las labores en los barrios, lo cual siguió con el restablecimiento de escuelas y centros de trabajo.
En el dispositivo permanente del Regimiento de Estudio, tras confirmar que los efectivos y los medios técnicos permanecen listos para acudir a cualquier lugar donde se les solicite, el teniente coronel Orlando Portelles Pereira explicó que laboraban en la reparación de techos, en los cuales los daños no fueron severos debido a la experiencia acumulada en la fijación de las planchas de fibrocemento.
«Lo que hacemos no impide dar continuidad al programa del Curso de Formación de Sargentos Instructores y cumplir otras misiones propias de la Unidad», aclaró.
El recorrido por áreas aledañas a la cocina comedor y la visita al parqueo de la técnica de instrucción puso de relieve lo que se hacía en el restablecimiento de las instalaciones. En uno de estos sitios el sargento instructor Luis Jorge Candó, auxiliado por efectivos de su pelotón, demostraba que en lo adelante puede ser un buen techador, pues acababa de fijar sólidamente un caballete.
Al capitán Yanier Rodríguez Marrero lo encontramos en pleno restablecimiento de los simuladores de tiro de tanque. Esos medios computarizados habían sido llevados a un local con techo de placa, para ponerlos a resguardo de los fuertes vientos que pudieron dañar el aula.
También estaba muy atareada la primer teniente Lipsi Lianet Batista, instructora de la especialidad de Inteligencia Militar. Comentó que el procedimiento fue igual con toda la base material de estudio que pudo correr peligro.
Para el mayor Marcos Ortega Fernández el comportamiento de sus compañeros es resultado del respeto que sienten hacia la institución armada, fuerte por sus vínculos con el pueblo.
«Cada vez que pase un huracán acudiremos en auxilio de los compatriotas, los ayudaremos en la recuperación y no descuidaremos nuestras misiones específicas», puntualizó mientras marchaba, herramientas en mano, hacia una de las instalaciones por restablecer con urgencia en un punto de la amplia planicie que la unidad emplea como polígono para desarrollar complejas clases prácticas.



















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Nicolas Diaz dijo:
1
19 de septiembre de 2017
06:59:15
carlos Respondió:
19 de septiembre de 2017
20:50:40
Eusebio dijo:
2
19 de septiembre de 2017
14:41:08
Pedro Jimenez Espinosa dijo:
3
20 de septiembre de 2017
15:34:35
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