ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Julio vuelve a su casa después del desastre a rescatar lo poco que le quedó. Foto: Juvenal Balán

Tiene el pecho irritado y desnudo al estilo de los pescadores. La barba fosca, canosa. Viste un short que alguna vez fue pantalón, y se recuesta al muro como cansado de estar en firme. Todo el rato mira al mar: lo sabe enemigo que se repliega después de atacar con saña. Y nada puede perder más que la vida. «Empezaremos otra vez», dice sin cambiar la vista.

La historia de Julio López está en la costa, pero casi nadie la conoce. Para muchos, Guanabo vuelve a ser destino de sol y playa, y en la calle principal no es extraño ver personas en trajes de baño.

Luego del ciclón, algunos sitios del consejo popular parecen enmarañar las huellas del desastre: no hay barrios completamente en ruinas, como en Cojímar o Santa Cruz del Norte. Una señora me dice que «detrás de la casa bonita, la que está en la esquina, hay un caserío más humilde», que camine y le pregunte a los de allí. Por la calle primera una alzadora quita los escombros y la arena que dejó la inundación. La misma señora bromea: «yo espero que este mes no tenga que pagar a la ONAT, porque yo alquilo». Nos alejamos riendo.

Casi todos los vecinos del litoral sufrieron daños considerables a causa de la inundación costera. Foto: Juvenal Balán

En la cuadra contigua, Yuliet Fortier saca unos muebles al sol. Sonríe, y acepta el diálogo a pesar de su faena. Está descalza.

«El agua nos entró hasta la cintura. Nos mojó todo: televisor, ventilador, colchones, frío… todo. Ahora estamos sacando las cosas al sol pa’ secarlas, porque estamos durmiendo arriba de colchones que chorrean el agua. Tenemos tres niñas, una de cinco, otra de tres y la más chiquita, que tiene dos», sonríe después de cada frase, como puntuando un discurso que sabemos triste.

–¿Y ahora, después del desastre cómo van?

–Na’, tratando de sobrevivir. Lo importante es que no se perdió la vida de nadie. Daños materiales sí hubo bastantes, pero humanos ninguno. Y entonces estamos aquí, adelante, tratando de sobrevivir y de ayudarnos los unos a los otros, porque no nos queda de otra. El país completo está dañado, no somos nosotros na’ más. No se puede ser egoísta y «jalar» pa’ un solo lugar.

Su marido sale armado con pomos vacíos, y ella entiende que quiero saber más, y sonríe, y me cuenta.  

«Agua potable no tenemos. El policlínico nos deja coger a veces un tanquecito de agua, porque tenemos niños chiquitos, igual que la panadería. Con el tema de la alimentación nos estamos “jalando” los pelos. Muchos vecinos nos han ayudado. Ahora mismo nos trajeron un paquete de pollo. A nosotros to’ se nos echó a perder. Otro vecino me regaló una bolsita de leche pa’ estirarla pa’ las niñas. No tenemos nada.

Estamos en cero», dice. Solo cuando habla de sus hijas arruga la cara.
Y en la calle hay otra casa de un señor que lo perdió todo. Yuliet me indica y vuelve a lo suyo. «Se llama Julio –dice–, deberías ir a verlo».

Por parte de Roilán Rodríguez Barbán, jefe del grupo de trabajo político ideológico del consejo de defensa municipal, conocemos que se han ido restableciendo los servicios de electricidad en algunas zonas al nordeste de Guanabo y en el centro del territorio.

«Hay todavía repartos que en este minuto están aislados, y pensamos que en las próximas horas se les devuelva el fluido eléctrico. Las zonas más afectadas son Bello Monte, Sibarimar y Tarará, pero ya Guanabo en su mayoría tiene corriente», señala.

–¿Y el tema del agua potable… las pipas?

–La situación del agua es más preocupante, aunque ya hay bombeo de determinados pozos. Aquí, en el centro de Guanabo ya está llegando el agua y lo otro lo estamos paliando con pipas. Estamos dirigiendo las pipas, con los delegados arriba, a determinados lugares que, además del problema con el fluido eléctrico, tienen problemas con el agua. Hablo de Bello Monte, Tarará, Sibarimar, que es a donde se está dirigiendo el tema de las pipas. También se han limpiado un grupo de bocacalles, quedan algunas.

«Los delegados, con el consejo de defensa a nivel de zona, tienen la responsabilidad de llevarle el agua al pueblo. En eso se trabaja desde hace 72 horas. La estrategia es revisar caso a caso, para que no se quede una vivienda. La fórmula es: delegado encima de la pipa recorriendo la circunscripción».

Son muchos casos, obviamente, y solo 15 delegados para un trabajo que es enorme; pero incluso así, le comento sobre mi recorrido por la calle primera, por el barrio Punta Macao, donde es intermitente el servicio eléctrico y la gente se queja por falta de agua. Recuerdo a Yuliet y sus niñas. Recuerdo a Julio López Cuesta, pero se atropellan los nombres: son muchos casos.

En Punta Macao, las personas preguntan a ráfagas: «¿por qué no empezar el plan de contingencia desde la zona más afectada, la costa, hacia el centro del pueblo?», «¿dónde están las “palitas” pa’ que nos saquen la arena y las piedras del frente?», «y las pipas».

También escucho a una señora decir «que el delegado no puede más», que se la ha pasado de un lado a otro. Todos piden que no llueva (que ironía), para que la arena no se les «cuele» de nuevo en la casa. –¿Y los que no tienen casa?–, pienso. –¿Y Julio?

«Yo aquí he pasa’o unos cuantos ciclones con mi difunta vieja de setenta y pico de años y nunca había pasa’o na’. Pero esto no fue un ciclón, fue un monstruo. Yo no esperé a que me evacuaran, yo me fui. Entonces me llevaron pa’l consejo de defensa y de ahí pa’ un albergue en Guanabacoa, donde me dieron una facilidad transitoria, hasta que esté el expediente».

Habla muy bajo Julio y le tiembla a ratos la voz. Adentro, en medio del desastre, veo un cuadro: una acuarela perfectamente colgada, sin daños aparentes.

Julio es de esas personas que viven en la duna y por tanto sus casas debían retirarse del lugar. Él, como otros, estaba a la espera de la solución de una nueva vivienda en otro sitio.

«Yo firmé un acta de compromiso con la vivienda y cumplí. Nunca amplié, no vendí, no alquilé: esta casa por papeles está como debe ser. ¡Imagínate, uno no puede invertir en lo que sabes que se te va a caer! Y me prometieron que me iban a sacar de aquí, a todos los que vivíamos en el mar.

«A mí me declararon como pérdida total de los bienes. Ahora tengo que dirigirme a los trabajadores sociales, que parece que hay un plan de asistencia. Yo vine solo a recoger lo que quedó –señala el montoncito de libros que se escurren en una celosía–. Los primeros que vienen a verme después de to’ esto son ustedes. Yo soy militar. Jubilado.

Julio tiene 69 años. No queda nada en su casa más que el cuadro y los retazos de algunos objetos en el suelo. Todavía no sé por qué no le pregunté sobre el cuadro, pero él tampoco dijo nada. Su mirada es la mirada más triste que jamás haya visto.

«El golpe es duro, pero hay golpes más duros y uno se para. Llorar no puedo. Yo soy un soldado, educado en el espíritu de Fidel. ¿Qué te puedo decir, mi’jo? Empezaré de nuevo».

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Carlos Alberto dijo:

1

16 de septiembre de 2017

02:42:20


Lamentable y Pronta Recuperacion.....Pero Alertas he visto muchas imagines donde las casas estan practicamente a unos pocos metros de la playa ?????

Paco Carmona Venegas dijo:

2

16 de septiembre de 2017

08:55:16


Ay!julio cuanta dignidad!.serías un ejemplo para estos catalanes,que se entretiene en destruir lo que tanto ha costado.y usted ante tanta adversidad,tiene la virtud de aceptar hasta la barbarie de.un ciclon¡ Mi admiracion,un abrazo paco

Nicolás dijo:

3

16 de septiembre de 2017

15:13:28


Reportajes como este y otros que he leído en el periódico Granma sobre los desastres causados por el huracán dan tremenda tristeza y hasta ganas de llorar al más valiente pero uno se reconforta cuando lee eso de que los delegados andan en las pipas para asegurar que el agua les llegue a todos los necesitados o las expresiones del anciano Julio que a pesar de haber perdido su casa y todo lo demás no se amilana y dice empezaré de nuevo esas expresiones ponen de manifiesto la confianza que tiene en la revolución y sus dirigentes todo eso contrasta con las expresiones que hacen algunos mal nacidos cubanos residentes en los EE UU que sólo escriben basura diciendo que en Cuba se abandona al pueblo y no se les da ayuda alguna mi reconocimiento a todos los que no se amilanan y están echando para alante para levantarse victoriosamente

Jorge luis dijo:

4

17 de septiembre de 2017

15:10:05


Lo sucedido en Cojimar no es nuevo, la única diferencia es que cada vez es peor; así pasa en Playa Baracoa, Santa Fe sobre todo en los bajos. Es hora de vivir acorde a la naturaleza e ir mudando esos barrios porque un país no pude darse el lujo de arar en el desierto. La solución final es mudar las ciudades a sitios seguros y convertir el litoral en hermosas playas y las bases pesqueras hacerles rampas para sacar las embarcaciones del mar cuando se aproxime un huracán. En el caso del litoral habanero es más difícil pero debería venderseles a los residentes muebles plásticos y fundas plásticas para sellar colchones y ropas y disponer de un depósito público donde las personas guarden sus pertenencias y electrodomésticos en un área de 10 x 10 pies por familia. También analizar en un futuro una obra ingeniera para mejorar el litoral del Malecón. El hombre es el único animal que choca dos veces con la misma piedra. Estoy seguro que los Tainos y Siboneyes no tuvieron problemas con los huracanes como nosotros. El ser humano moderno vive en contradicción con la naturaleza y más si se trata de las sociedades capitalistas. El cambio climático es un hecho y tenemos que cambiar y poner toda nuestra inteligencia y recursos en función de este reto.

Orlando dijo:

5

18 de septiembre de 2017

10:31:21


Muy buen reportaje. Felicidades a la joven periodista. Me gustaria saber la direccion de Julio, para visitarlo y llevarle un donativo, compartir con el algo de mi ropa, zapatos, tal vez fumarnos un tabaco juntos, y compatir un rato. Llevar a mi hijo para que vea que no es necesario tener tantas cosas materiales, que a veces ni usamos yque la vida es mas rica que eso. Por favor al equipo de redaccion, ahi tienen mi correo. Se que no es mucho, ni que puedo resolver los problemas de mi Cuba, pero me gustaria al menos hacer algo, un poco mas de lo que ya trabajo. Gracias.