
HOLGUÍN.–La palabra sequía está proscrita en la vaquería–escuela El Vapor, en las cercanías de Floro Pérez, municipio de Gibara. A Francisco Pérez Rodríguez, jefe del establecimiento, le irrita pronunciarla. Cuando le recuerdan que otros la traen a flor de labios, asevera que ese comportamiento sirve para esconder la poca laboriosidad.
«Si trabajas duro, pocas cosas te sorprenden», dice respaldado por los hechos. En periodos de lluvias (cada vez menos frecuentes) y de sequía (cada vez más prolongados) los animales del centro están en buenas condiciones. También es alta la venta de leche a la Empresa Láctea de la provincia.
Vástago de ganadero, Francisco ha pasado la vida al lado de terneros, añojos, novillas y vacas. Y como es hombre de «luz larga», lo empírico lo reforzó con conocimientos. Inicialmente alcanzó el título de técnico en veterinaria y hace dos años atrás, el de médico en esa especialidad.
Disfruta compartir las experiencias, en primer lugar la disponibilidad permanente de alimento para la masa vacuna, que asciende a 436 animales de la raza Siboney Cubano.
Cuentan allí con varios tipos de pastos, pero otorgan sitio especial a la variedad de king grass CT 115, distribuido en 69 hectáreas divididas en cuartones. Es una yerba que tolera hasta 210 días de sequía y rebrota una vez que los animales la consumen. Con los desechos de sus hojas protege los suelos y la poca humedad que puede haber quedado en ellos en tiempos en que claman por agua.
El año pasado introdujeron la Titonia, muy recomendada por su valor proteico, explica, refiriéndose a las tres hectáreas donde crece.
Aliusky Rodríguez Torres, practicante del multioficio (igual que el resto de los trabajadores del centro), ha seguido el comportamiento de los animales. «Al inicio estaban melindrosos. Pero comenzamos a añadirle pequeñas dosis de miel y cambiaron totalmente el comportamiento. Ahora limpian los comederos».
La planta contribuye a mantener el peso adecuado de las vacas, acelera las manifestaciones de celo y eleva la producción de leche, explica.
No muestran incomodidad María Elena Rojas Reyes y Delmis Cansino Expósito cuando, a modo de broma, le dicen que son las madres adoptivas de los más de 60 terneros que mantienen en régimen de cría artificial. Diariamente le suministran leche, raciones de pienso y heno.
De este último alimento la unidad logró almacenar 40 toneladas. Las preparó a partir de «pelo de burro», pasto que está lejos de ser lo óptimo, pero es el que tienen a mano en una hectárea a la que no acceden los animales. Las colocaron en sitio seguro, bajo techo, después de cortadas y permanecer al sol 72 horas.
Una vía futura para mejorar la calidad del heno es la siembra de Buffel, pasto con alta tolerancia a la sequía. Localizaron la semilla en la Unidad de Extensión, Investigación y Capacitación Agropecuaria ubicada en las cercanías de Velasco.
Dos años lleva la vaquería sin muertes en adultos y crías. Solo en ocasiones, refiere Francisco Pérez, se reportan brotes diarreicos en los terneros.
«La medicina verde nos saca de muchos apuros. Con el anamut y el guaniquique eliminamos las infecciones puerperales de las vacas y aseguramos que queden gestadas durante el proceso de inseminación, aplicado al 100 % de las que están bajo plan de reproducción.
«Igual utilizamos mucho la vacuna “Gavac”, de producción nacional, que elimina las garrapatas responsables de enfermedades hemo-parasitarias».
Los logros del colectivo tienen que ver con la labor de Daniel Betancourt Pérez. Conoce cada vaca, su edad y número de partos y hasta las peculiaridades del celo; o sea, atrasos y adelantos. Lo respaldan los esfuerzos y los conocimientos.
Primero obtuvo el título de técnico medio en Inseminación Artificial y luego alcanzó el mismo nivel en Fisiopatología.
En amena conversación revela que adquieren el semen en un centro especializado de Bayamo y lo conservan en los termos correspondientes. Proviene de sementales de raza Siboney con las cualidades requeridas.
«Cuidamos mucho a las novillas y las incorporamos a la inseminación a los 25 meses de edad; de ahí que logremos que estén pariendo a los 37 meses. Cuando están gestadas, especialmente al transitar por el periodo de 28 a 36 semanas, no le quitamos los ojos para intervenir ante el más pequeño problema».
Ayuda a interpretar datos ordenados en una pizarra. Así es posible conocer que, de las 65 vacas actualmente en ordeño, 17 están en la élite, porque promedian por día 14,5 litros. En la categoría de alta clasifican ocho (se nivelan a 9,7 litros diarios), mientras que en la baja, después de más de 120 días de paridas, hay 40, cada una de las cuales aporta por jornada un poco más de seis litros.
Los detalles del comportamiento productivo de los animales los ofrece igualmente Loraine Pupo Noris, ordeñadora con 25 años de experiencia. Todos allí le reconocen destreza en el uso de los medios mecánicos de ordeño, los cuales tienen varias décadas de explotación y aún son eficientes por el cuidado con el que se les manipula.
En la vaquería El Vapor, el compromiso es vender este año más de 150 000 litros de leche al Estado



















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Joel Martinez dijo:
1
10 de agosto de 2017
00:48:55
Jglez dijo:
2
10 de agosto de 2017
07:45:32
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