ARTEMISA.–Hace más de tres décadas una anciana cuya morada estaba enclavada en una colina y que todos conocían como Pelusa, le comentó al entonces administrador de una granja porcina cercana, el deseo de ver algún día alumbrada su vivienda con bombillos. Ante la confesión, el joven no consiguió quedarse de brazos cruzados e improvisó una tendedera rústica, haciendo llegar la corriente eléctrica al hogar.
No podría imaginar en ese momento aquella abuela que algún día su historia serviría de inspiración a una nueva empresa.
En la cima de la colina crecerá parte de un proyecto energético de fuentes renovables que, precisamente, lleva su nombre. Justo en ese sitio se erigirá un parque eólico.
Aquel muchacho hoy es el presidente de la cooperativa de producción agropecuaria (CPA) Antero Regalado –con sede en la comunidad Dominica, perteneciente al Mariel– e impulsa la iniciativa, que es mucho más abarcadora.
¿POR QUÉ NO HACEMOS UN PROYECTO?
Cuenta Raúl Pigueiras Fernández, el presidente de la forma productiva, que en el 2015 a partir de las perspectivas de la Zona Especial de Desarrollo Mariel, surge la idea de montar 113 hectáreas de paneles fotovoltaicos en áreas de la cooperativa.
«Compañeros de la Agricultura del municipio y de la Empresa de Ingeniería y Proyecto de la Electricidad (INEL) nos visitaron y acordamos ceder esas tierras a tal fin, con el objetivo de ayudar a la generación eléctrica del país… Entonces, Alberto Rodríguez, proyectista de esa última entidad, nos dice: ¿por qué no hacemos un proyecto de energía renovable?, con la intención además de cerrar los ciclos productivos».
Tras realizar algunos estudios se dieron cuenta de que en este lugar están presentes todas las extensiones de la energía renovable, y deciden darle vida al proyecto, que en este momento se encuentra en la fase de preparación y organización.

POSIBILIDADES A APROVECHAR
La cooperativa, que el próximo 14 de febrero cumple cuatro décadas de fundada y abarca 1 596 hectáreas, fue cañera hasta el 2000, y luego se dio a la tarea de ir diversificando las producciones.
Este año tiene la misión de llegar a los 4 000 quintales de cultivos varios, 100 000 litros de leche, así como 36 toneladas de cerdo y 38 de ganado vacuno. En el 2016 sobrecumplieron todos los planes y tuvieron utilidades por encima de los 86 000 pesos.
«Decidimos emprender este proyecto, debido a la importancia del mismo, su impacto social, y en un futuro puede servir de experiencia a otras formas productivas del país», manifiesta Pigueiras.
La intención es hacer uso del potencial energético de los recursos disponibles en la zona, y teniendo en cuenta las peculiaridades de los espacios que podrían emplearse, diseñar y construir instalaciones para el adecuado aprovechamiento de los mismos.
Han contado con el apoyo de la Dirección de Energía Renovable de la INEL, el Ministerio de la Agricultura, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, y el gobierno municipal.
Además del referido parque eólico, en la colina radicará una minicentral solar fotovoltaica con paneles en suelo, de diez kilowatt de potencia mínima instalada; en otra área habrá una con paneles en techo, de mayor potencia.
Entre las acciones previstas se encuentra la construcción de dos biodigestores: uno de 340 metros cúbicos y otro de 70. Este último será ejecutado con el 1 % de la contribución territorial para el desarrollo local (tendrá un costo de 60 000 pesos).
«Debemos iniciarlo este año y concluirlo para el aniversario de la cooperativa. Una vez puesto en marcha podremos darles tratamiento a los residuales del ganado vacuno (contamos con 700 cabezas y podemos seguir incrementando a más de 1 200) y del porcino (disponen de 290, hay capacidad para 400 y se puede llegar a 1 000 haciendo nuevas inversiones)», destaca.
«Siempre hemos pensado en el beneficio social de los cooperativistas y sus familiares. Si se logra trabajar con el gas metano en la cocción de alimentos, habría una disminución del consumo eléctrico y representaría además un ahorro para la economía hogareña.
«De esa manera se beneficiarían los 326 pobladores, el consultorio del médico de la familia y se emplearía el gas para cocinar los alimentos del comedor, donde actualmente se utiliza leña. En tanto, los efluentes de los biodigestores nos servirían como un abono natural para los cultivos, mejorando así la fertilidad de los suelos».
Por otra parte, se percataron de que podían aprovechar un microembalse cercano; en un primer momento van a mejorar las compuertas. «Ahí montaremos la energía hídrica, y bombas de ariete, con la idea de llevar el agua hacia el área porcina, a algunos lugares de riego de cultivos y fomentar la cría de peces de forma extensiva». También analizaron la posibilidad de destinar calentadores solares para el consultorio médico.
El proyecto Pelusa, que está previsto concluya en el 2020 con la valoración de sus resultados, comprende unas 16 obras para el cumplimiento de sus objetivos, y según se plantea, «la producción de electricidad limpia anual de la CPA podría duplicar los consumos actuales».
APRENDER DE CADA PRÁCTICA
A decir de Pigueiras, «la idea es que la CPA cubra su consumo eléctrico, aporte al sistema eléctrico nacional sus excedentes, mejore el medio ambiente, y tenga un impacto social en los pobladores del lugar, así como que contribuya con la alimentación del pueblo y la sustitución de importaciones.
«No es representativo el ahorro cuando se ve en una sola cooperativa, pero, de extenderse, sería considerable, ya que el sector agrícola es alto consumidor de electricidad», reflexiona.
Seguir contribuyendo a la diversificación de sus renglones, al incorporar la producción de electricidad, gas y abono orgánico, así como ayudar al fomento de una cultura energética sostenible y a la generalización de soluciones amigables con la naturaleza, son de los propósitos en los cuales se centran actualmente en la Antero Regalado.
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mercedez dijo:
1
7 de agosto de 2017
11:39:46
cassio dijo:
2
7 de agosto de 2017
14:03:56
pedro juan dijo:
3
7 de agosto de 2017
21:20:51
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