Según los estudiosos del tema y dicho de manera muy sucinta, en la población primero desciende la mortalidad y luego comienza un declive paulatino de la fecundidad. A eso se le llama transición demográfica.
Las causas que originan este proceso son varias y más de un autor menciona como denominador común al desarrollo económico. Lo cierto es que —teorías y expertos aparte— los niveles de fecundidad y de mortalidad de la población decrecen. ¿Motivos? La globalización, la incorporación de los individuos en las tomas de decisiones, los cambios económicos...
Donde primero se evidenció el fenómeno fue en Europa y en América del Norte. Los países de América Latina están en transición y las naciones africanas la experimentan de forma más lenta. Para completar el panorama mundial está Asia, donde —según los analistas— hay lugares en que el proceso de transición es muy avanzado y en otros es menos.
La transición demográfica en Cuba presenta características propias, que la diferencian del resto de América Latina y que tuvo momentos muy marcados en las décadas del 50, 60 y 70 del siglo XX.
De manera general en la Isla la mortalidad descendió de forma más acelerada que en Europa. Si nos remontamos al inicio de la centuria pasada, de este lado del mundo —por solo citar un ejemplo— no hubo que esperar a descubrir los antibióticos para beneficiarse de ellos.
Por otra parte, han sido determinantes a partir de 1959 las campañas de vacunación masiva para prevenir enfermedades curables, el acceso universal y gratuito al sistema de salud pública, la formación de personal médico y paramédico altamente calificado y la construcción de consultorios, policlínicos, hospitales y centros de investigación.
Todo forma parte de un concepto humanista más abarcador que hace de la salud un derecho y que ha sido cardinal para la Revolución Cubana.
La Isla no partió de niveles de fecundidad tan altos como los que se alcanzaban al sur del río Bravo. Cuando en los años 50 en América Latina se registraban 8 o 10 hijos por mujer, en la Mayor de las Antillas se tenían 4 o 5 hijos por mujer.
Una particularidad de esta etapa es la diferencia de hijos entre la mujer rural y la urbana con un mayor número de alumbramientos de la primera respecto a la segunda.
Llegaron los años 60 del siglo pasado y con ellos un boom demográfico que no fue exclusivo de la Isla. En todo el mundo hubo un incremento de nacimientos, sin embargo en Cuba a partir de ese momento la mujer sale del hogar, se incorpora activamente a la vida social y eleva su nivel de escolaridad; al mismo tiempo se pone todo el sistema de salud a su disposición y se le da la oportunidad de acceder a la anticoncepción. Esto provocó que hacia mediados de ese decenio se acelerara el descenso de la fecundidad.
El año 1978 marca un antes y un después. Para esa fecha tanto la mujer rural como la urbana de manera homogénea paren pocos hijos y desde entonces se tiene menos de una hija por mujer o lo que es lo mismo: no se llega a tener una hija que reemplace a la madre en la función reproductiva.



















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euge dijo:
1
8 de agosto de 2017
01:33:38
Beth Respondió:
9 de agosto de 2017
03:29:05
Rey dijo:
2
8 de agosto de 2017
09:21:06
Fernando dijo:
3
8 de agosto de 2017
21:03:33
Arminio Respondió:
23 de agosto de 2017
04:34:15
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