ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Sadiel Pineira Ferrales, junto a su cuadro La luz. Foto: Cortesía del entrevistado

Dibujó sobre el lienzo el rostro de un pequeño niño sonriente y, en busca de una causa para esa alegría, terminó llenando los casi dos metros cuadrados de tela con símbolos representativos de nuestra Revolución. Cinco palmas reales, montañas, palomas blancas, amaneceres, banderas, flores y, cómo iba a faltarle, el perfil del eterno Comandante en Jefe en el intento de besar al infante.

El cuadro permaneció un tiempo en la casa de Miosotis Rivacoba Mesa, una amiga también pintora, residente en La Habana. A ese domicilio, en el municipio de Playa, llegó un día un señor de elegante vestir con rasgos asiáticos y, luego de apreciar la pintura, ofreció la suma de 3 000 dólares.

Ella telefoneó a Sadiel, pero este se negó y recalcó que la obra iría para un hospital. Ello se consumó cuando, el 16 de junio de este 2017, La luz del pensamiento, un cuadro que el destino no permitió regalar a Fidel, fue donado al pediátrico de Marianao, Juan Manuel Márquez.

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Sadiel Pineira Ferrales tiene 25 años y vive en Bahía Honda, Artemisa. Yo quise conocerlo y él, muy gentil, me concedió la cita. La casa capitalina de su amiga Miosotis, abarrotada de obras de arte, fue el escenario. Allí, sentados en dos butacas de la sala, dialogamos.

«Yo vengo, como quien dice, del corazón de la Sierra Maestra, de un pueblo llamado Boca del Salto, en la provincia de Granma. Desde los cuatro años me gustaba modelar lo mismo con plastilina que con barro, y si no encontraba nada de eso, con el fango de algún charco hacía cualquier cosa; mi mamá siempre dijo que yo un día iba a ser artista».

La timidez lo envuelve, nunca antes ha sido entrevistado. Mientras conjuga las palabras con una leve sonrisa, me reseña el traslado de su familia hacia el occidente cuando tenía siete años; también explica cómo el reconocimiento de sus profesores de la primaria, ante sus facilidades manuales, lo incentivaron poco a poco a interesarse por ese mundo.

Estudió en una escuela de instructores de arte; lo embulló un vecino, dice. «Ahí la prioridad no era pulir mis habilidades como artista; solo la pedagogía y algo de técnica básica. No obstante, agradezco mucho las clases de apreciación cultural.

«En el servicio militar logré ganar un poquito de rango, como uno dice, gracias a la plástica. Para hacer carteles, señales, rotulaciones, retratos de algún mártir… me buscaban a mí», agrega mientras me desvía el ventilador para que el viento no afecte la grabación.

Dice que trabajó dos años de instructor y luego se dedicó por completo a la pintura. Pero como los cuadros de un desconocido no se venden ni fácil ni caros, necesitó buscar otro trabajo. En esos lances, descubrió cosas de sí mismo como que la agricultura no era lo suyo; «fui a trabajar con mi abuelo a una finca y no se me dio nada de lo que sembré.

«Irónicamente, encontré puesto en una brigada de “pintores de brocha gorda” de la termoeléctrica Máximo Gómez, en el municipio de Mariel; ahí ejerzo como rotulista».

Junto a Miosotis creó el proyecto comunitario Arte Cubano 2, donde enseñan, de forma gratuita, a personas de todas las edades. Ella, sentada a su lado, agrega, como una madre orgullosa, que Sadiel, a pesar de ser el más productivo del proyecto, resulta vanguardia en su centro laboral y ya le están haciendo el proceso para integrarse a la Unión de Jóvenes Comunistas.

¿Por qué no vendiste el cuadro? Pudiste haber donado otro –le insisto–. «La pintura fue algo espontáneo y yo, en realidad, no considero que la figura del Comandante tenga precio o sea para vender.

«Creo que los artistas cubanos deberían, desinteresadamente, aportar mucho más al embellecimiento de lugares públicos, y quisiera que ese cuadro sirva de inspiración. Pienso donar más».

¿Nunca te gustó otra profesión? –le pregunto de nuevo–. Duda unos instantes; parece que se registra bien a fondo. «Jamás… –hace otra pausa–. Y si me quitan el pincel… creo que a partir de ahí empezaría con un proceso de alzhéimer, de locura».

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Jacque dijo:

1

2 de agosto de 2017

09:16:58


Muchas felicidades Sadiel por ese hermoso gesto. Muy bella tu pintura.

cubana dijo:

2

2 de agosto de 2017

12:50:02


Que hermoso reportaje, ojala este muchaho pueda seguir pintando, felicidades por el proyecto.

fresneda dijo:

3

2 de agosto de 2017

15:21:18


Si hermano, creo que ganaste más que ese dinero, ganaste mucho beneficio en tu corazón, y debes de sentirte muy bien contigo mismo, es un acto muy valiente y muy decidido, muchas felicidades que ya eres grande, un fuerte abrazo, soy de granma tambien....

María Victoria Valdés Rodda dijo:

4

3 de agosto de 2017

20:47:23


Gracias a Granma y al autor por acercarnos a esta Historia cotidiana de altruismo y aunque haya quien piense que los valores se perdieron en la Isla, Cuba y su gente tenemos mucho bueno que dar. Al final de leer el texto terminé con un nudo en la garganta de la emoción.

Hpólito Jorge Tabarez dijo:

5

4 de agosto de 2017

08:47:11


El que piense mal de la juventud de hoy, que lea este cometario para que aprecie lo que es la auténtica, revolucionaria y agradecida juventud cubana.

Rocio Rodriguez dijo:

6

6 de agosto de 2017

09:37:03


Sadiel muchas felicidades por esta linda actitud solo me quedo triste por no verlo mas en la sala de mi casa pero estoy segura que alli se ve todavia mas hermoso por la luz que el mismo transmite besos y seguimos en combate mi madre muy feliz por tu logro Una vez mas eres muy grande jejej

Llorenç orfila mir dijo:

7

24 de marzo de 2020

06:50:09


se que llego tarde y tal vez fuera de tiempo pero tenia que decir cuatro letricas sobre estas dos personas maravillosas y lo digo con conocimiento por tener obras suyas en mi casa ( menorca ) y como personas son aun mejor.saludos Cuba