ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Durante las clases los estudiantes ejercitan sus habilidades en el laboratorio de Inglés, con la asesoría del profesor de esta asignatura. Foto: Romero Cruz, Yusmary

ARTEMISA.–No se concibe el desarrollo de una provincia si en esta tarea no está inmersa la universidad, de ahí la importancia de su implicación en diferentes espacios, de su aporte desde el conocimiento y la puesta en práctica de novedosas ideas.

Próxima a su primer quinquenio de fundada, la Universidad de Artemisa –la cual nació como parte de un proceso experimental de fusión de los centros de la Educación Superior– consolida sus resultados y cobra un mayor protagonismo en el territorio.

GÉNESIS DE UN PROYECTO

A decir de Carlos Eduardo Suárez Ponciano, su rector, se trataba de «un experimento dentro del experimento de gobierno que ya emprendía la provincia». Participaron del mismo la Universidad de Ciencias Pedagógicas, los 11 Centros Universitarios Municipales (CUM) subordinados a la Universidad Agraria de La Habana, las seis filiales de Cultura Física, y la Facultad Regional de la Universidad de Ciencias Informáticas.

Era preciso constituir una casa de altos estudios, se enfocaron en esa tarea e inició su andar en el curso escolar 2012-2013. Surgió con cuatro facultades: en la sede central –ubicada en el consejo popular Lincoln, perteneciente a la cabecera provincial– radican tres (Ciencias Sociales y Humanísticas, Ingeniería y Ciencias Empresariales, y Cultura Física), y dada la insuficiente infraestructura, la de Ciencias de la Educación se encuentra en el municipio de Alquízar.

En ese momento también asumieron el referido proceso la provincia de Mayabeque y el municipio especial Isla de la Juventud.

EN LA FORMACIÓN

Para Amalia Sencillena, estudiante de primer año de Derecho, el camino casi comienza. «Las vivencias en la escuela y el periodo de prácticas han ratificado mi decisión de ser jurista».

Refiere que resulta provechoso el intercambio con estudiantes de otras carreras, una de las oportunidades de la universidad integrada. Como organizadora de la FEU comenta algunas de las actividades que preparan de conjunto. «Destacan los Fórum de Historia, los Festivales de Artistas Aficionados, los del Libro y la Lectura…», y agrega que de estar más cercanos a la ciudad podrían ser mayores los espacios en los cuales se inser­taran.

Con 45 años de experiencia en la educación superior, el doctor en Ciencias y profesor titular Omar Pérez, quien fue fundador del centro artemiseño, opina que «la experiencia permite que el potencial científico, docente, los profesionales e investigadores puedan aprovecharse con mayor eficiencia». Considera que, en este caso, la dispersión ha sido la problemática mayor, al no confluir en un mismo campus todas las facultades.

Actualmente la universidad tiene una matrícula de 2 459 estudiantes (696 en el curso diurno, 1 614 en el curso por encuentro, y 149 en la educación a distancia), distribuidos en 27 carreras. Dispone de más de 1 000 trabajadores, y de estos, 395 conforman el personal docente.

TRAS LA UNIFICACIÓN

Como resultado del experimento ha habido un ascenso de la calidad del claustro, basado en las categorías docentes y los grados científicos alcanzados. Por otra parte, señala el rector que «incluso, desde el punto de vista económico tiene un impacto e implica además un sentido práctico, pues todos los recursos se integran en función de un mismo objetivo y proceso: hay una mejor utilización de los recursos humanos, materiales y financieros».

Es válido destacar la pertinencia de la universidad en el desarrollo de la provincia, «lo cual se aprecia en proyectos socioculturales y de desarrollo local, emprendidos en los diferentes municipios, y encaminados a atender las dificultades existentes».

Entre algunos casos a citar, han incidido en la preparación y superación de los cuadros: desde el 2014 comenzaron a impartir los diplomados de Administración Pública, y de Dirección y Gestión Empresarial, que antes los artemiseños recibían en La Ha­bana.

El experimento ha constituido una vía para potenciar la interdisciplinariedad, de modo que sea posible un análisis integral de diferentes fenómenos. En ese sentido, ejecutan proyectos de investigación asociados a las demandas de organismos e instituciones. Por ejemplo, trabajan en un proyecto con la Zona Especial de Desarrollo Mariel, y colaboran con entidades enfocadas a la investigación, y las del sector empresarial.

Se encuentra además el macro proyecto sociocultural Universiando. «La idea fue trabajar en la formación vocacional, comprende a todos los municipios e interactúan diferentes actores de la comunidad», asevera el rector. Terminaron la primera edición de la maestría en Agroecología, y se abrió una de Didáctica. En tanto, tienen convenios de colaboración con más de diez universidades extran­jeras.

Como parte de la integración, este año el Orquideario de Soroa pasó a ser institución adscripta a la universidad artemiseña, «consolidándose acciones de formación de profesionales, actividades extensionistas y una ampliación a la colaboración internacional».

EXPLOTAR LAS POTENCIALIDADES

Pese a los logros, se necesita fortalecer algunos de los aspectos aludidos. «La preparación del claustro sigue siendo una de nuestras prioridades», acota Suárez Ponciano.

Incorporarse a nuevos proyectos de investigación, diversificar los dirigidos al programa alimentario y fomentar el proceso de formación vocacional, son otros de los propósitos.

«Una cultura organizacional no se logra en unos años, por lo que todavía hay que fundirla más y vernos como un todo, es decir, como una universidad y no como sede en específico, o una facultad.

«La propia existencia de dos sedes constituye una dificultad, dada la distancia de más de 20 kilómetros entre ambas. Esto de alguna manera ha impactado en la consolidación de los procesos a lo interno», añade y precisa que trabajan en función de variar esta situación.

PROYECTO CIUDAD UNIVERSITARIA

La concepción de una ciudad universitaria surge a partir del propio compromiso de las autoridades con el progreso territorial. «Responde además a la limitante actual de espacio y a tener una integración real en el desarrollo de las actividades cotidianas», dice el rector.

En este momento se acomete el proceso inversionista, y la primera intención es la reparación capital del actual politécnico República de Yemen, donde radicará.   

«Al término de este año debe estar listo el bloque de residencia, y en el primer semestre del siguiente, lo que se refiere a cocina-comedor y al docente. Esperamos que en el curso 2018-2019 podamos inaugurar la instalación. La sede de Alquízar será la primera en trasladarse hacia este espacio. Posteriormente, se prevé iniciar los trabajos de ampliación».  

Poco a poco, la universidad artemiseña –institución que ya ha formado a más de 2 800 estudiantes–, se adentra en el perfeccionamiento de la educación superior, y aspira a consolidar su quehacer en aras de estar a la altura de las necesidades de una provincia en desarrollo.

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Luis Maceo dijo:

1

23 de junio de 2017

13:16:55


Todo experimento es un experimento. Pero a ninguna se me ha de aplicar la teoría de los fractals. Lo que es Bueno para mi no tiene que ser bueno para todos y he ahí a mi modo de verlo, con la experiencia de casi 4 decadas de labor en la Educacion Superior cubana que considero que lo que funciónó con Artemisa en Santiago no lo fue. La tendencia ha sido muy negativa. Igual a más visión más cosmovisiva la opinión. Lo negativo incluso está por llegar. Se borraron años de trabajo de un plumaso donde no se tuvo en cuenta ni las opiniones ni las identidades. Creo que ha sido un irreparable error.

Magalys dijo:

2

26 de junio de 2017

10:34:49


Coincido con el comentario de Marcos, lo que en otros lugares ha funcionado en Bayamo no, aún no se han creado todas las condiciones, ha sido la desintegración de la integración, escuchen las opiniones del personal docente.

Felipe Báez Matos dijo:

3

27 de junio de 2017

09:26:46


Concuerdo con lo comentado hasta ahora. En Cuba hay cuestiones que son muy bien discutidas por toda la sociedad, analizadas, mejoradas y después hasta pospuestas; sin embargo otras, no menos trascendentes, son pensadas en una oficina secreta y hechas realidad sin mucho cuestionamiento. En mi consideración, los argumentos vertidos que tratan de justificar esta integración no tienen el peso suficiente para contrarrestar los efectos colaterales que se están poniendo de manifiesto en muchas universidades cubanas. Se acuerdan lo que sucedió con las teleclases. Ya veremos. Tengan presente que estos problemas ya comenzaron a repercutir en la formación académica de varias generaciones de cubanos. Lo mismo sucedió con las teleclases.