HOLGUÍN.—De ínfimo se califica el uso de plaguicidas químicos en las zonas montañosas de esta provincia dedicadas a la actividad agroforestal, situación que contribuye al mejoramiento del equilibrio natural en esos ecosistemas.
En las más de 4 000 hectáreas de café en producción durante el 2016, la aplicación de sustancias químicas para combatir plagas no sobrepasó las dos toneladas, lo cual manifiesta una tendencia estable en los últimos cuatro años.
El jefe del Departamento Provincial de Sanidad Vegetal, ingeniero agrónomo José Luis Rubio Ventura, quien proporcionó la información, añadió que la Cephalonomia, insecto entomófago (devorador de congéneres) constituye un éxito en el combate contra la «broca» del café.
«Los productores de la serranía también se auxilian de hongos y bacterias que forman parte de los medios biológicos disponibles en la provincia, la cual cuenta con 13 Centros de Reproducción de Entomófagos y Entomopatógenos», informó el directivo.
La estrategia de manejo integrado de plagas y enfermedades es visible igualmente en la producción agrícola en general. En los campos de caña, aseveró, continúa el uso de la mosca lixophaga para combatir el bórer, al tiempo que en cultivos de boniato, maíz y yuca, entre otros, una diminuta avispa identificada como Trichogramma deja efectos positivos al parasitar y destruir huevos de insectos nocivos.
«Gracias a investigaciones realizadas en el país, hoy la polilla de la col tiene un freno eficaz en el Heterorhabditis, un nemátodo empleado en combinación con bacterias y hongos. Antes de su uso, a las áreas de la hortaliza se le aplicaban sucesivos tratamientos químicos y no había los resultados deseados», explicó José Luis Rubio.
A partir de la evaluación y aplicación permanentes de esas experiencias, los huertos de la Agricultura Urbana de la provincia se han transformado en puntos de referencia del uso extensivo de los medios biológicos, un requerimiento dirigido a garantizar la inocuidad de los alimentos.



















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