GUANTÁNAMO.—La nostalgia aún invade a la ingeniera Dulcerina César Rodríguez cuando habla o escucha hablar del puente sobre el río Toa, destruido por una crecida del caudaloso torrente, provocada por las lluvias del huracán Matthew.
Y le sobran motivos.
«Ese fue uno de mis proyectos principales, el cual me ocupó y desveló durante mucho tiempo y me aportó gran experiencia profesional», asegura esta baracoense radicada en Santos Suárez, La Habana, donde fue entrevistada por este reportero.
Graduada en1986 en el Instituto de Ingenieros de Transporte Ferroviario de Moscú, en la especialidad de puentes, Dulcerina cumplía con su periodo de adiestramiento laboral en la Empresa de Proyectos Número 15, de Santiago de Cuba, cuando le asignaron la tarea de proyectar una pasarela de hormigón sobre el Toa, en sustitución de una de madera rasante a las aguas.
«En junio de 1987—rememora— realizamos el proyecto técnico y en marzo del siguiente año el ejecutivo, con la supervisión del también ingeniero Juan Sanfeliz García, especialista en ese tipo de construcción».
Esta obra de fábrica mayor inició en 1989 y fue terminada en diciembre de 1990 por la brigada de puentes del precontingente Pedro Soto Alba, del grupo de Viales de la Empresa Constructora de Obras de Arquitectura e Ingeniería (Ecoai) de Moa.
«La longitud de la instalación —detalla la ingeniera— era de 225 metros, con una superestructura conformada por nueve luces isostáticas de 25 metros cada una, tableros de vigas de hormigón postensado y losas de hormigón armado. Su ancho total, incluyendo las aceras, alcanzaba 11,20 metros y su altura los siete metros.
«La subestructura, por su parte, la conformaban diez apoyos (dos estribos y ocho pilas) en forma de pórtico, con tres columnas de hormigón armado prefabricado, mientras la cimentación fue indirecta sobre pilotes en ocho apoyos, y directa en los dos apoyos del lado de Moa», puntualiza nuestra entrevistada.
Reseña que la ejecución del viaducto exigió gran esfuerzo, pues tirar el cimiento demandó primero hincar pilotes prefabricados a 18 metros de profundidad. «Imagínese llegar a esa hondura en un suelo granular, es decir, conformado por piedra, arena y grava. Dichos pilotes cumplieron la función de sostener el cimiento, y ambos (pilotes y cimiento) conformaron la cimentación.
«Recuerdo que el amplio cauce del Toa nos exigió avanzar poco a poco en la construcción, rellenando con tierra la parte del río en que íbamos a hincar los pilotes o a realizar la cimentación. Muchas veces rellenamos un tramo y luego una crecida destruía el relleno, obligándonos a empezar de nuevo».
Cuenta Dulcerina que la ubicación del trazado del vial próximo a la desembocadura del río más caudaloso de Cuba, donde el volumen y la fuerza del agua son mayores, aconsejó resguardar las estructuras de la obra.
«Para ello, aguas arriba de cada apoyo, se colocó una protección con pilotes hincados en forma de arco, destinada a la retención de las palizadas formadas durante las crecidas del torrente, que fueron cuantiosas en los 25 años de existencia del viaducto».
A pesar de ello el puente colapsó.
«Es así, cualquier estructura apoyada en el agua puede ser derribada en algún momento. Todo indica que el enorme volumen y peso de las aguas, retenida por la palizada de palmas, cocoteros, almendros y otros árboles enormes, provocó el derribo de la emblemática obra, aunque también pudo influir el oleaje del mar», comenta la proyectista de numerosos viaductos en esta y otras provincias del país.
Solo en Guantánamo la reconocida especialista proyectó los erigidos sobre los ríos Yumurí (en los límites entre Baracoa y Maisí) Maya, Caleta y Lebeyé. También el ferroviario de Jaibo I, al cual considera otra de sus obras fundamentales.
Dulcerina prestó cooperación en Vietnam, en la construcción de un tramo de la autopista Cau Gie-Ninh Binh, tarea en la que la acompañó su esposo, el ingeniero civil Rolando Barreras Barrera, experto en hormigón hidráulico.
Previamente había laborado en el Centro Provincial de Vialidad de Santiago de Cuba. Entre el 2011 y el 2014 trabajó en la construcción del puerto de Mariel.
La aflicción de esta baracoense por la pérdida de la insigne pasarela, parece atenuarse cuando le comento que especialistas cubanos y venezolanos la construirán nuevamente, con avanzada tecnología, según ha trascendido.
Considerado una de las siete maravillas de la ingeniería civil guantanamera, el puente del Toa borró durante un cuarto de siglo la ancestral incomunicación terrestre entre Baracoa y Moa.
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Gero dijo:
1
19 de noviembre de 2016
00:24:06
Mario Marti-Brenes dijo:
2
19 de noviembre de 2016
09:18:48
Liliana Núñez Respondió:
15 de mayo de 2017
21:37:36
Wilfredo dijo:
3
19 de noviembre de 2016
11:26:16
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19 de noviembre de 2016
12:36:25
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20 de noviembre de 2016
04:23:08
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20 de noviembre de 2016
10:57:07
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20 de noviembre de 2016
17:30:29
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7
20 de noviembre de 2016
18:30:24
sergio dijo:
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21 de noviembre de 2016
06:26:21
Gisela dijo:
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21 de noviembre de 2016
16:48:40
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