Dentro de la actualización del modelo económico cubano, la atracción del capital foráneo es de lo más estratégico y significativo. Sin poner en peligro la soberanía nacional, desde su puesta en vigor el 28 de junio de 2014, la Ley No.118 de la Inversión Extranjera apuesta fundamentalmente por diversificar los mercados de exportación, el acceso a tecnologías avanzadas, y, claro está, la obtención de financiamiento externo.
A más largo plazo, la referida regulación pretende crear nuevas fuentes de empleo, captar métodos gerenciales, sustituir importaciones, desarrollar encadenamientos productivos y cambiar la matriz energética del país, a partir de un mayor aprovechamiento de las fuentes renovables de energía.
Teniendo en cuenta ese contexto, nos acercamos al que es, podríamos decir, el brazo derecho del empresariado antillano en materia de relaciones económicas internacionales: la Cámara de Comercio de la República de Cuba (CCRC).
A través de sus estructuras, la entidad ha tenido un objetivo fundamental desde su constitución en 1963: ayudar a la internacionalización de la empresa cubana.

Conversar de manera exclusiva con quien asume desde 2014 la presidencia de la CCRC, nos permitió conocer algunas de las líneas que más influyen actualmente en el desenvolvimiento de la economía doméstica. Durante casi una hora, Orlando Hernández Guillén abrió las puertas a Granma Internacional.
—¿De qué estructuras, servicios y estrategias dispone la CCRC como herramienta para potenciar la economía cubana en el mundo de las relaciones económicas internacionales?
—Aunque existen otros mecanismos, habría que destacar la existencia de una Dirección de Relaciones Internacionales, que se encarga de establecer los vínculos de cooperación con las contrapartes foráneas y de organizar foros comerciales, actividades empresariales extranjeras en Cuba y misiones de cubanos que van a los distintos mercados a promover nuestros intereses. «Asimismo, ayuda a impulsar la relación comercial y a atender debilidades o problemas en los comités bilaterales de negocio.
«Por otra parte, aparece la Dirección de Ferias y Exposiciones, que es la que organiza la participación de Cuba en los eventos internacionales y determina, mediante un Plan Cameral, dónde estará presente Cuba. Además, asesora a los representantes cubanos y asiste a los eventos feriales internacionales de la Isla como la Feria de La Habana, la Agropecuaria, la de Turismo, la del Libro, las de artesanía y otras citas de interés para la economía nacional.
«Para brindar asistencia a las empresas cubanas, con los elementos que consideramos pueden ser de interés para su preparación y el trabajo con los mercados internacionales, tenemos una Dirección de Información y Publicaciones y, a la vez, hay una de Asociados que en nueve secciones integra a las empresas cubanas por sectores, como la industria farmacéutica, los servicios, la construcción, la cultura, las tecnologías de la información, el transporte. Esas secciones identifican intereses, objetivos, dificultades. Tienen un secretario ejecutivo y dictan sus necesidades de superación. A partir de esas ideas, se organizan cursos y seminarios. En la industria se encuentran la mayor cantidad de asociados. Al cierre de 2015, la membresía de la Cámara era de unas 703 empresas.
«Otra importante tarea de la Cámara tiene que ver con ayudar al empresariado cubano en el comercio exterior y la inversión extranjera. Para eso, desde 2014 hay un grupo de trabajo responsable de la promoción de Cuba como destino para las inversiones. Todo está en función de las necesidades de la economía nacional y del empresariado que trata con el exterior, ya sea para vender, comprar o asociarse. Para facilitar el quehacer, porque las empresas están diseminadas por todo el territorio nacional, se crearon delegaciones en Villa Clara, Camagüey, Holguín y Santiago de Cuba».
—¿Qué destacaría como potencialidades de Cuba para el desarrollo del sector de los negocios?
—Cuba tiene potencial como destino para la inversión extranjera y desde hace tres años eso se recoge en la Cartera de Oportunidades de Negocios, que en su última edición presentaba más de 320 proyectos propuestos por las empresas cubanas que incluyen unos 15 sectores, con un valor aproximado que supera los 8 mil millones de dólares.
«También existen las posibilidades de Cuba como exportadora de productos de calidad entre los que sobresalen el ron y el tabaco, y con un importante desarrollo en la industria farmacéutica, los servicios, la biotecnología, acompañado de una mano de obra altamente calificada. Aunque son los servicios médicos los más conocidos, no son los únicos servicios profesionales exportamos. Por otro lado, hay atractivos como la preparación de la mano de obra, la seguridad y la seriedad cubanas que hacen que la Isla sea un mercado confiable para los negocios».
—¿Sigue siendo el principal objetivo de la CCRC promover el desarrollo de la empresa cubana asociada?
—¿Por qué?
—Lo que hacemos es mantener una interacción constante con las empresas para saber lo que necesitan o les interesa y les guiamos hacia los conocimientos y los eventos que puedan ayudarlos. Buscamos, igualmente, dónde hace falta la especialización del empresariado cubano y, a partir de los convenios que tenemos con más de 150 cámaras e instituciones de promoción en el mundo, traemos a expertos para que contribuyan a su formación. Cuando traemos hombres de negocios extranjeros, los reunimos con sus posibles contrapartes en Cuba.
«De las más de tres mil empresas con las que Cuba comercia, mencione algunas de las que tienen mayor tiempo en Cuba, de los sectores o países más representados, etc.
«Por países, hay expresas con una alta referencia y que tienen una significación incluso simbólica porque llevan mucho tiempo en Cuba. En el caso de China aparecen grandes empresas, como la que nos compra el azúcar, las que compran el níquel, la que está construyendo el puerto de Santiago de Cuba, o la inversionista China Enterprises, que se está adentrando en el turismo. Venezuela es otro gran socio, del que hay que mencionar a PDVSA, que es una de las principales empresas de América Latina y que tiene una activa presencia en Cuba, como suministradora de combustible e inversionista en la refinería de Cienfuegos. «Además, la canadiense Sherritt y algunas entidades de Brasil y la Pernod Ricard, de Francia».
—¿Cómo marcha el acercamiento exploratorio del sector empresarial estadounidense a Cuba?
—Como dices, es solo un proceso exploratorio. Han venido muchos empresarios norteamericanos de diferentes organizaciones y regiones como Arkansas, Texas,Louisiana, Nueva York. Cada visita política viene acompañada de empresarios. Hay un gran interés por conocer Cuba, cómo son los negocios en Cuba, qué tiene Cuba para ofrecer, qué interés pueden hallar en el mercado cubano. Pero todo se queda ahí. No hay posibilidad de hacer más por el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba.
«Las modificaciones que ha hecho la actual administración del presidente Barack Obama, a través de acciones ejecutivas, a la reglamentación de ese embargo permiten muy poca o casi ninguna actividad. El panorama comercial se mantiene prácticamente igual que antes del 17 de diciembre de 2014».
—¿Por qué es Estados Unidos el mercado natural para Cuba? ¿Cuánto sería posible de no existir el bloqueo?
—El concepto del mercado natural de un país está descrito en cualquier texto sobre relaciones económicas internacionales o el comercio exterior. La cercanía geográfica, la historia y la complementariedad de un mercado con el otro son factores que se tienen en cuenta, más allá de los tratados que se pueden hacer para viabilizar el comercio. Dichos factores posibilitan un intercambio comercial muy fuerte entre países en condiciones normales.
«Antes que existiera el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica pasaba entre Canadá y Estados Unidos o entre México y Estados Unidos. Si vamos a la última etapa de la colonia en Cuba y al tiempo de neocolonial, encontraremos que Estados Unidos era el principal socio comercial de Cuba. Hoy todavía están creadas las condiciones para eso.
«La proximidad con los Estados Unidos permitiría, indudablemente, que muchos productos cubanos fueran a allá y que llegaran importaciones norteamericanas a la Isla. ¿Qué pasaba antes del triunfo de la Revolución?, que en Cuba había poca infraestructura para el almacenamiento. ¿Por qué? Porque los productos se guardaban en Estados Unidos y en una hora podían trasladarse a Cuba.
—¿No cree que el flujo comercial que se daría entre Estados Unidos y Cuba si se levantara el bloqueo sería perjudicial para la Isla? ¿Por qué?
—No sería perjudicial. Solo habría que ser precavido. Si se restableciera hoy la normalidad de las relaciones entre ambas naciones, obviamente, las condiciones naturales de las que hablamos permitirían una fuerte corriente comercial.
«¿Cuántos turistas norteamericanos vendrían? ¿Dos o tres millones?
«En la actualidad, vienen montones de estadounidenses, aunque no puedan entrar como turistas.
«Además, Estados Unidos es el principal mercado de tabaco y ron del mundo y esos son dos de nuestros principales renglones exportables.
«Pero, bajo ninguna circunstancia, Cuba volvería a depender absolutamente de ese mercado ni de ningún otro. Hoy tenemos un universo de relaciones comerciales con más de tres mil empresas de un centenar de países. Siempre mantendremos esa relación diversificada con Europa, Asia, América Latina y, de ser posible, también con Estados Unidos, pero nunca con una relación de dependencia».
—¿Qué papel desempeña la Feria Internacional de La Habana para el mejoramiento económico del país? ¿Qué distingue a ese evento?
—La Feria de La Habana es importante para que Cuba promueva los intereses nacionales en las relaciones económicas internacionales.
«Es una cita a la que acuden delegaciones oficiales y comerciales de alto nivel y, por tanto, constituye un momento significativo para negociaciones, de mediano y largo alcance, con representantes foráneos.
«A la Feria vienen incluso ministros y vicepresidentes de todo el mundo. Da la posibilidad a la economía nacional de tener una mirada rápida a lo que tiene el mundo que ofrecer a la industria, el transporte y otros sectores cubanos. Igual ofrece espacio a las empresas domésticas para presentar, ante tres mil o cuatro mil hombres de negocio, lo más avanzado de sus productos, intereses y necesidades.
«La Feria potencia el capital extranjero en Cuba, mediante el lanzamiento de la Cartera de Oportunidades de Negocio».
—¿Podría adelantarnos algunos detalles sobre la venidera Feria Internacional de La Habana?
—Aunque todavía no puedo adelantar mucho, me gustaría destacar que la venidera Feria de La Habana tendrá sesionando durante dos días un Foro de Inversiones, que partirá de las propuestas, políticas y necesidades que tiene Cuba en materia de negocios, para atraer inversionistas y, de antemano, concertar los encuentros con sus contrapartes cubanas.
«Será una oportunidad de interacción con los socios, con las autoridades, etc., con impacto en la actividad de compra y venta del país. Como ya es usual, el Pabellón Cubano estará a cargo de la Cámara de Comercio. Esperamos que sea una feria grande, que supere la del pasado año, que ha sido la mejor hasta el momento».
—¿Cómo se adapta la CCRC a un mundo dominado por la informática y las telecomunicaciones? ¿Hasta qué punto cree que el desarrollo tecnológico influye en la eficiencia y efectividad de los negocios?
—Si no nos adaptamos a un mundo globalizado perdemos todo. No hay forma de avanzar en nada de lo que he mencionado hasta ahora si no se usan activamente las nuevas tecnologías. Eso se necesita para comunicarse, para buscar información e intercambiarla, para colocar la información que a uno le interesa resaltar.
«De ahí que La Cámara cuente con un sitio web y se encuentre automatizando los registros de la institución acerca de las empresas exportadoras e importadoras, agencias de viajes, empresas asociadas a la Cámara y sucursales y agentes de sociedades mercantiles extranjeras. No obstante, hay mucho por hacer todavía».
—¿En qué sectores o mercados se deben lograr mejores resultados? ¿Cuáles son algunos de lo que aún no se exploran o explotan lo suficiente?
—Cuba todavía tiene pendiente alcanzar los objetivos que se ha planteado en términos de asimilación del capital extranjero. Se ha dicho públicamente que el ahorro que tiene que lograr la economía cubana para estabilizar un crecimiento entre el cinco y el siete por ciento anual debe tener adicional, de fuentes externas, más de dos mil millones de dólares y ese monto no lo estamos alcanzando aún.
«Las inversiones que Cuba trae a la economía, a la Zona Especial de Desarrollo Mariel, deben incrementar la tasa de acumulación de la economía para lograr un crecimiento sostenido. También hay que trabajar por la exportación de los productos cubanos con mayor valor agregado, como los derivados de la biotecnología y los vinculados con el conocimiento, que son los que pueden brindar mayores ingresos. Otra tarea pendiente es lograr derribar el bloqueo norteamericano, un grave perjuicio para nuestra nación».
—¿Qué bondades destacaría de la más reciente Ley de Inversión Extranjera implementada en Cuba?
—Es una ley en la que se trabajó mucho y se analizó el entorno para insertar a Cuba como potencial mercado para la inversión extranjera en el área de América Latina.
«Se hizo para que fuera un atractivo para los empresarios y empresas por las garantías que ofrece, a través de una baja imposición, las utilidades, los sueldos de los ejecutivos, etc. A eso le sumamos las potencialidades de las que hablamos antes, que no las incluye la ley, sino que son propias del país».
—¿Ha previsto la CCRC el trabajo con las cooperativas?
—Sí, la Cámara tiene que adaptarse porque no puede ser un organismo estático. En la medida en que el ámbito de la Cámara, que es el mundo empresarial cubano, cambie, la Cámara lo hará. El tema de las cooperativas y las pequeñas y medianas empresas estatales traerán algunos de esos cambios.
—¿Cuál es el principal reto y la preocupación más grande de la CCRC en la actualidad?
—Llevar cabalmente nuestros objetivos con la mayor eficiencia posible, que está en servir a la empresa cubana y que la empresa cubana encuentre en la Cámara una referencia para su trabajo diario, de cara a los intereses nacionales y el contacto con el exterior. Es nuestro deber servir a la política comercial del país y contribuir a realzar la imagen de Cuba.



















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michael vazquez dijo:
1
15 de octubre de 2016
07:01:15
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