ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Juvenal Balán

Porque a quienes llevan los kilómetros de la sapiencia en las botas, con la entereza que ella los llevó; a quienes hicieron del ejemplo no un discurso manido ni una foto posada de vez en vez, sino una prédica diaria en primera persona; y a quienes han sabido vivir, como ella lo ha hecho, sin ponerle las cosas fáciles a la muerte, no se les puede decir “adiós”, sino “hasta siempre”… Así la abrazamos.

Un abrazo que lleva implícitas las palabras que no alcanzamos a escribir, o las que no nos dio tiempo a decirle, y el cariño de quienes le conocieron —ya diputada al Parlamento, periodista-institución, ya desde el anonimato en Cartas a la Dirección, con tanto compromiso suyo impreso, o ya Premio Nacional José Martí por la obra de toda una vida dedicada a la profesión que defendió en mayúsculas—. Un abrazo al que se suman los estrechones multiplicados de redacción en redacción, en este periódico del que no solo fue fundadora, sino artífice de muchas de sus mejores páginas.

Mientras varios de nosotros, tras desfilar ante la Plaza de la Revolución este Primero de Mayo, aún estábamos en Granma —algunos en la Redacción Nacional que tanto de ella tiene— y otros iban de camino a sus casas, un timbrazo telefónico portaría la noticia. Una triste noticia que jamás quisimos escuchar y mucho menos publicar.

Ironías de la vida… de no ser por las encaprichadas dolencias que fustigaron su salud, probablemente hubiera estado también en la Plaza, o cubriendo los detalles de todo el proceso previo al desfile. Pareciera entonces que fue capricho suyo despedirse en este día, que entraña todo el simbolismo de la fecha cenit de uno de los temas al que tal vez le dedicó la mayor parte de su existencia y de sus esfuerzos.

Ella, que fue una guerrillera de la palabra, se resistió muchas veces a dejarse ir sin dar pelea, y hasta nos hizo más optimistas con esa mejoría que pensamos iría de más en más… Quizá por ello también sobrevino el asombro colectivo ante ese timbrazo y noticia aciagos.

Considero innecesario listar en estas líneas sus logros, que son muchos. Prefiero recordarla como la maestra que fue desde que llegamos a este rotativo, incluso sin proponérselo.

Y en este momento, todos los recuerdos viajan en círculos: los consejos a ratos, puntuales y certeros, mientras un cigarrillo adivinaba relajarla al consumirse entre sus dedos; su crítica aguda en nuestras habituales reuniones de los lunes; y hasta la receta de gnocchi que le debía, porque quiso que le diera una con “hipervínculos” a ingredientes alternativos cubanos.

Como creyó siempre en los jóvenes, la mejor respuesta a ese voto de fe en nosotros, empieza ahora. Con las letras por escribir y el trabajo que nos espera a la vuelta de segundos, y —por demás— con esa pauta tan suya que nos desafía, sencillamente, a crecernos.

Y en tanto, con el shock del dolor multiplicado todavía, tu gente, Susana, te recuerda viva, fuerte, desde estas mismas planas marcadas de tinta que tanto te extrañan y te deben.

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.