
MATANZAS.— Como un hermoso y merecido regalo a los matanceros calificaron aquí la reapertura este jueves 28 de enero de la Sala de Conciertos José White, institución emblemática de la cultura y el patrimonio local.
Pese a la prolongada espera por su definitiva reparación capital, el suceso de su reinauguración ocurrió en un delicioso ambiente de gratitud y bastó, para confirmarlo, con mirar el rostro alegre de los yumurinos que aguardaron por la buena noticia.
Quedó plasmado además en las manifestaciones de aprobación de quienes tuvieron el privilegio de disfrutar del concierto inaugural que el pianista Frank Fernández y la Orquesta Sinfónica de Matanzas concibieron en honor al esperado acontecimiento.
El programa, iniciado con la legendaria pieza La Bella Cubana, estuvo dirigido amorosamente por el maestro Enrique Pérez Mesa, con sobradas razones para sentirse venturoso en su condición de matancero. Fue enriquecido sobre todo por el pulso y la intachable realización del maestro Frank Fernández.
Orlando Vistel, presidente del Instituto Cubano de la Música, tuvo palabras de elogio para los trabajos que restituyeron el esplendor a la Sala de Conciertos, con respeto a su diseño original y con traza de modernidad. La obra está valorada en más de dos millones de pesos en moneda total.
Exaltó además los atributos del músico José White, de quien reconoció sus ideas patrióticas e independentistas.
Vistel recordó que esa institución matancera fue escenario de trascendentes acontecimientos históricos y culturales, como el mismo estreno del danzón Las Alturas de Simpson, modalidad musical creada por Miguel Faílde y devenida baile nacional; un lugar, dijo, donde se le rindió honor al Ejército Libertador y a las más prominentes figuras de aquellas gestas.
Por su parte, Frank Fernández reconoció que las acciones ulteriores para rehabilitar el centro son, desde la concepción misma del proyecto, una obra de arte y una lección ejemplar de cómo deben hacer las cosas, en particular si debemos mostrarlas en el universo cultural. Esto es una maravilla, comentó.
El concierto de apertura incluyó también la obertura Oberón, de Carl María Von Weber, el Concierto 23 para piano, del austríaco Wolfgang Amadeus Mozart, así como La Comparsa, de Ernesto Lecuona, con arreglo de M. Romeu y Frank Fernández; y el tema de presentación de la telenovela Tierra Brava. Esta última, la dedicó Frank Fernández a la memoria de su madre, a Fidel y a Raúl.
La remodelación de este edificio de estilo neoclásico, sede del antiguo Liceo Artístico y Literario de Matanzas, y ahora con capacidad para unas 200 sillas, incluyó la ejecución de camerinos, pequeñas salas de ensayo, audiciones y la preparación del local donde se realizarán las grabaciones de orquestas de amplio formato.
Durante la ceremonia inaugural se reconocieron a quienes hicieron posible que la obra culminara con ese nivel de exquisitez, gracias esencialmente a un grupo de artesanos encabezados por Sergio Roque Ruano.
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