La Avenida del Puerto de La Habana es un sitio que no pasa inadvertido para quienes pasean por el Centro Histórico. Con una marcada actividad comercial, industrial y turística desde su surgimiento, ha renacido nuevamente para demostrar la belleza natural, aunque diezmada por el paso de los siglos, de la bahía habanera.
A partir del 2009, la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHC) se propuso restaurar esta parte perdida en el tiempo y la memoria de los habaneros y ha llevado a cabo la reanimación integral de la Avenida del Puerto que se extiende desde el muelle Caballería hasta los Almacenes de San José.
“Redefinir el uso de la bahía, restaurar antiguos almacenes y convertir este espacio público en un factor generador de oportunidades, desarrollo e intercambio económico, social y cultural, son los principales objetivos del proyecto”, asegura a Granma Internacional Orlando Inclán Castañeda, jefe del departamento de urbanismo de la empresa Restaura.
Este proyecto urbano prevé eliminar la contaminación ambiental, solucionar el problema de aparcamiento, hacer vías peatonales y darle continuidad a la franja marítima, como puntos fundamentales.
En el 2013 fue anunciado que las funciones habituales del puerto se trasladarían a la Zona Especial de Desarrollo Mariel, en la actual provincia de Artemisa, por lo que la tarea primordial es convertir esta rada habanera en un paseo turístico donde interactúen los transeúntes con el mar.
Muchos son los inmuebles que se encuentran previstos en este programa de restauración integral, entre ellos el edificio de la Aduana, el antiguo Almacén de la Madera y el Tabaco y el Emboque de Luz, sin embargo, no vale solo recuperar la historia de ese lugar, sino combinarla con aires contemporáneos.
CÁMARA DE REJAS, NO MENOS IMPORTANTE…
Quizás por no verse a simple vista muchas personas desconocen de su existencia, una maravillosa obra de ingeniería hidráulica que por más de 100 años ha prestado sus servicios a la ciudad.

La Cámara de Rejas, construida en 1911 por Samuel Gray durante la República Neocolonial, tenía dos propósitos: primero, alejar los residuales de la bahía por su condición de bolsa y enviarlos al océano Atlántico; y segundo, fabricarsistemas de drenaje separados para evitar que se vertieran al puerto.
Esta técnica permite que los desechos sean traslados por un conducto bajo la bahía hasta el barrio de Casablanca y por un emisor sean derramados a 148 metros de la Playa del Chivo, donde la diferencia de temperatura permite que se vayan al golfo y no se devuelvan a la ensenada, expresa Inclán Castañeda.
Su labor también cierra el paso a piedras, arenas, objetos o cualquier otro material para que no penetre en las cloacas, y filtra las aguas albañales de aproximadamente siete municipios capitalinos.
Para hacer visible este proceso, la Oficina del Historiador construyó una estructura de acero que no tiene precedentes en Cuba, y fue todo un reto para los arquitectos del proyecto. Formado por dos cajas, una dentro de la otra, posee la parte baja sólida para su protección, mientras que una escalera lateral, permite a los visitantes apreciar su funcionamiento a través del cristal.
Más conocida por los habaneros como “El Cubo”, contó con la colaboración de Aguas de La Habana, Aguas de Barcelona y Sindicato de Aguas de París; siendo verdaderamente una obra que despierta el interés del que por allí pase.
Con un diseño contemporáneo, límpido y en constante relación con su gente, “en las noches, funciona además como una gran lámpara urbana que desde el otro lado del puerto nos enseña la ciudad”, refirió el arquitecto Inclán.
En el transcurso del presente año “El Cubo”, para evitar la corrosión del acero, recibirá mantenimiento tras tres años de finalizado. Aunque el mar constituye el mayor valor, también representa el mayor reto.
TERMINAL SIERRA MAESTRA, CON NUEVAS MIRADAS AL MAR
Perteneciente al antiguo muelle de San Francisco, fue construido entre 1910 y 1914. Por el año 1996, en su primer andén se erigió una terminal de cruceros que insertó a la ciudad en las rutas turísticas caribeñas.

“El inmueble está en etapa de preparación y este año conjuntamente con el Ministerio del Transporte debemos continuar las labores”, refiere Ademar Ramírez Blanco, jefe de departamento Avenida del Puerto de la Dirección de Inversiones de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.
En etapas finales se proyectará una terminal de cruceros que será un edificio con múltiples funciones, desde la comercial y cultural hasta las vinculadas a las actividades de recreación y esparcimiento de extranjeros y cubanos.
“Con estas transformaciones pretendemos acercar al visitante al mar y crear un espacio donde el transeúnte conviva, realice actividades cotidianas, haga ejercicio, o solo se siente a contemplar la vista”, añadió Ramírez.
EMBOQUE DE LUZ… OTRA VEZ ATRACADERO
Su nombre se fue olvidando con el paso del tiempo, pero nunca es tarde si se trata de revivir un pedacito de nuestra historia y cultura.
En la bahía de La Habana existían cuatro emboques, el de Regla, Casablanca, Guanabacoa y la Luz, de los cuales solo se mantienen funcionando los dos primeros. De ahí que la OHC destine recursos a la reparación de este inmueble, con el objetivo de retomarlo como atracadero de las lanchitas que transportan a personas en las rutas puerto-Regla, puerto-Casablanca.
Miles de norteamericanos que huían de la Ley Seca entraron a Cuba por este puerto y con ellos, la gran mayoría de los autos clásicos que viajan a diario en nuestras calles durante la década de 1930.
En 1942 abandonó su función para convertirse en Cuartel de Bomberos durante la Segunda Guerra Mundial y auxiliar al puerto en caso de incendios. Después de terminada la acción bélica continuó con esta labor, de ahí la pérdida de su nombre original.
“El Emboque de Luz era una obra que estaba propuesta para ser demolida y durante el proceso emergió la estructura metálica que después armamos. La cementación del edificio se hizo nueva sin destruir la nave”, comentó Ramírez.
Con la fachada de cristal, en la primera planta funcionará el muelle, mientras que el segundo servirá de cafetería-mirador para aprovechar la bella vista al mar.
PASEO MARÍTIMO: ADENTRARSE EN LA BAHÍA
La Alameda de Paula, construida por Antonio Fernández Trebejo, se remonta al año 1776 y desde ese entonces está dentro de los sitios de disfrute de la ciudad.

Próximo a sus inmediaciones se encuentra montada la primera parte del Paseo Marítimo de Paula. La obra se ejecuta en dos etapas: “Comenzaron en el 2009. Primero se demolieron los tres espigones que estaban ahí; luego se montó el espigón flotante en forma de T”, informó Ademar Ramírez.
El proyecto original era el actual espigón flotante que en su primera fase ya está montado. Después tendrá comunicación con la cervecera por el borde marítimo y con el Emboque de Luz que está en preparación, añadió.
Por su parte, el arquitecto Orlando Inclán mencionó los últimos detalles que permitirán a los visitantes disfrutar plenamente de este espacio público, tales como la colocación de farolas y bancos alrededor del puente.
ALMACÉN DE LA MADERA Y EL TABACO
El Almacén de la Madera y el Tabaco se erigió en 1906 y su primer propietario fue The Havana Central Railroad Company, que lo empleó como almacén de acero.
Con el triunfo de la Revolución cubana, se nacionalizó conjuntamente como el resto de los espigones del puerto y formó parte de la terminal marítimo-portuaria “Margarito Iglesias”.
La Oficina del Historiador de la Ciudad, con el apoyo de otras instituciones, transformó la antigua nave en una moderna cervecera conservando los atributos característicos de la edificación.
“Ahora estamos enfrascados en su mantenimiento, realizando trabajos de impermeabilización y cubierta, así como la reparación de los sistemas”, explicó Néstor Sat Rodríguez, especialista principal del grupo San Isidro.
La joven taberna se ha convertido, en poco tiempo, en uno de los espacios más concurridos del centro histórico. Sentarse con la familia a tomarse una cerveza y al unísono ver su proceso de fabricación la hace aún más encantadora.
ALMACENES DE SAN JOSÉ, ARTE POR DOQUIER
En los viajes al centro histórico es imprescindible llevarse un recuerdo identificativo de la Isla. Uno de los lugares más visitados en ese sentido resultan los Almacenes de San José que acoge a afiliados a la Asociación Cubana de Artesanos Artistas.

Las naves fueron construidas en 1885 por el arquitecto Adolfo Sáenz Yáñez, donde los vapores podían atracar. En los depósitos se guardaban diversos productos como azúcar, aguardiente, arroz y café. También disponía de líneas férreas que lo conectaban con otros muelles.
“Actualmente se trabaja en la impermeabilización de la cubierta y drenaje. También habilitaremos la planta alta con el fin de trasladar a los vendedores de libros de la Plaza de Armas, conjuntamente con algunos de cuadros”, comentó Sat Rodríguez.
Ya la ciudad se mira con otros ojos. Desde los almacenes de San José hasta el muelle Caballería otros bríos se asoman, aunque aún el polvo reciente de las obras no se escapa, deja ver entre luz lo que podría llegar a ser la Bahía de La Habana.
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Roberto dijo:
1
26 de enero de 2016
10:34:38
jim Respondió:
31 de mayo de 2016
02:31:15
Miguel Angel dijo:
2
26 de enero de 2016
10:57:58
temis dijo:
3
27 de enero de 2016
09:51:46
Michel dijo:
4
1 de febrero de 2016
15:07:58
Alina Alejandra Picart dijo:
5
2 de febrero de 2016
05:58:23
Odette dijo:
6
8 de febrero de 2016
07:26:47
Alberto castro dijo:
7
12 de agosto de 2016
07:34:38
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