ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Portada del periódico Revolución con motivo de la desmovilización de los milicianos cubanos en 1960. Foto: Archivo

Entre los días finales de 1960 y los primeros de 1961, múltiples evidencias confirmaron que el presidente Eisenhower había autorizado la puesta en marcha del plan de invasión a Cuba an­tes de que —el 18 de enero—, John F. Ken­ne­dy asumiera el gobierno de Estados Unidos. Para enfrentar ese inminente peligro, al mismo tiempo que el Gobierno Revolucionario denunciaba el plan imperialista ante el mundo, movilizaba militarmente a decenas de miles de cu­banos, quienes  ocuparon sus puestos de combate en las trincheras. Preparar al pueblo y alertar a la opinión pública mundial impidieron que la agresión fuera consumada.
 
LA DESMOVILIZACIÓN SE DECIDE POR EL CAMBIO DE ADMINISTRACIÓN

En todo el territorio nacional, el 20 de enero de 1961, fueron celebrados actos de indescriptible fervor revolucionario para la desmovilización de los milicianos que regresaban nuevamente a sus hogares y a sus puestos de trabajo tras persuadir a los imperialistas de que una agresión a Cuba no sería un paseo militar.

Fidel presidió la desmovilización de los mi­licianos de La Habana; mientras que el comandante Raúl Castro, casi a la misma hora, lo ha­cía en Santiago de Cuba.

Ese día, desde la terraza norte del Palacio Presidencial, a las 5:45 de la tarde, el Co­man­dante en Jefe habló ante la multitud de milicianos sobre la situación de peligro que aconsejó la movilización militar y, especialmente, a los cambios que se habían producido en los últimos días. Fidel dejó muy claro que “la desmovilización la decide el cambio que acaba de tener lugar en la administración de los Estados Unidos. ¿Qué quiere decir esto? Esto es lo que nosotros debemos analizar. ¿Quiere decir que los peligros han desaparecido para nosotros? No. ¿Quiere decir que los problemas del mun­do se han resuelto? No. […] El cambio de ad­ministración que ha tenido lugar en los Es­ta­dos Unidos solo significa una ligera esperanza de la Humanidad de que el gobierno de ese país rectifique, si no todos, por lo me­nos una parte de los grandes desaciertos y de los grandes errores de la administración anterior.1

Después de valorar la significación del es­fuerzo del pueblo cubano durante la movilización, que alejó el peligro de una intervención, Fidel convocó a los milicianos a regresar a sus hogares y a sus centros de trabajo, con el orgullo del deber cumplido, pero no creyendo que todos los peligros habían desaparecido y los llamó a regresar de inmediato a las trincheras, si de nuevo la Patria se viera amenazada. Fidel reconoció que “al haber arribado al 20 de ene­ro con la Patria y la Revolución intactas, el pueblo ha ganado una batalla más”. 2

Y esta batalla se logró gracias al pueblo, porque, al decir de Fidel: “Hemos sido capaces de hacer lo que parecía casi imposible y esto nos ha enseñado una cosa: que el pueblo lo puede to­do, que el pueblo es capaz de las más increíbles hazañas, y que solo el pueblo es capaz de realizar proezas semejantes, y que solo el respaldo del pueblo es capaz de lograr empresas tan difíciles. ¡Solo cuando el pueblo es una sola alma, solo cuando el pueblo es una sola idea, solo cuando el pueblo es un solo ideal, solo cuando el pueblo es un solo amor a una causa muy grande, estas cosas son posibles”. 3
 
¡AMISTAD PARA TODOS, SUMISIÓN PARA NADIE!

En Santiago de Cuba, el comandante Raúl Castro reconoció que aunque en ese momento se consideraba que habían pasado los días de mayor peligro, eso no significaba que el peligro hubiese cesado totalmente. Y, de inmediato, explicó a los milicianos que: “El abandonar par­cialmente las trincheras, preparadas con toda precipitación durante estos días, no quiere de­cir que no volvamos a ellas, y no solo cuan­do haya movilización, sino como parte de los futuros entrenamientos para hacerlas mejores, para ha­­cerlas más resistentes, y para hacerlas —como nos dijera un compañero miliciano— ‘firmes en nuestros parapetos’. Mu­chas zanjas de co­municaciones entre las trincheras, pero ni si­quiera un caminito para retirarnos, ¡porque los milicianos de Oriente no nos retiraremos de las trincheras!”. 4

Raúl se refirió a que nuestras victorias, no eran solo de Cuba, sino que eran victorias directas de doscientos millones de latinoamericanos y de muchos millones de africanos y asiáticos. Destacó que “estamos desarrollando una obra de la que por muchos años tendrá que hablar la historia del mundo. Pero a veces pienso que no le damos toda la importancia o que no nos percatamos de la gran importancia mundial que tiene nuestra Revolución”. Y más adelante, reflexionó cómo “destruimos los mi­tos que la propaganda dirigida y consuetudinaria había afirmado como creencia tradicional en las mentes de nuestro pueblo, venciendo un ejército moderno, llegando el pueblo al po­der, iniciando una Revolución, recuperando nuestras riquezas […] queremos amistad con todos los gobiernos, pero, antes que nada, con todos los pueblos del mundo. Nosotros hemos dicho una y otra vez que ofrecemos ¡amistad para todos, pero sumisión para nadie!”. 5
 
NUESTRA FUERZA ES TAMBIÉN LA FUERZA DE LA RAZÓN DE LOS DEMÁS PUEBLOS

La fuerza que acompañó a los milicianos fue —al decir de Fidel—, la fuerza de nuestra ra­zón, de nuestra moral, de nuestro derecho, saber que estábamos defendiendo lo nuestro, saber que estábamos defendiendo algo muy justo y muy sagrado, nos dio confianza en que nosotros podríamos resistir cualquier golpe.

A la fuerza del pueblo cubano se unió la fuerza de la solidaridad del mundo. “Son esas dos fuerzas que se complementan, porque la solidaridad no significaría nada sin nuestra propia fuerza, y nuestra propia fuerza necesita de la solidaridad de los demás pueblos. Nues­tra fuerza no es la sola fuerza de nuestra razón, nuestra fuerza es también la fuerza de la razón de los demás pueblos del mundo”. 6

Antes de concluir su intervención, Fidel insistió en la necesidad de seguir preparándose militarmente, pues mientras exista el menor peligro para Cuba no podría disminuir el es­fuerzo de entrenar, organizar y armar cada vez más al pueblo. El líder de la Revolución reafirmó que no se cerrarían las escuelas de milicias. “Todas continuarán funcionando a todo ritmo para que si en cualquier momento nos vemos ante un peligro inminente de agresión, no tengamos que hacer artilleros en veinticuatro hor­as. Que antes que sobren cañones, que sobren ar­tilleros. Que antes que sobren fusiles, que so­bren batallones. Que antes que falten oficiales, que sobren oficiales. Que antes que falten fortificaciones, que sobren fortificaciones”. 7
 
KENNEDY: CINCO DECLARACIONES CONTRA CUBA EN 20 DÍAS

¡Cuánta razón había en las reflexiones de Fidel y Raúl! La historia se encargó de reafirmarlo. Pues, pocos días después de haber asumido la presidencia, Kennedy profirió amenazas contra Cuba. Sus declaraciones echaron por tierra las palabras que pronunciara en la toma de posesión cuando prometió “comenzar de nuevo” en lo que se refería a rehacer las maltrechas relaciones entre Estados Unidos y América Latina. A solo diez días de asumir la presidencia, ante el Congreso, el nuevo mandatario puso de manifiesto la existencia de una conjura de los gobiernos de América, dirigida por Estados Unidos, contra Cuba y afirmó que “en América Latina los agentes comunistas tratan de explotar la revolución pacífica de esta región, y han establecido una base en Cuba a solo 90 millas de nuestras playas. […] Nos hemos comprometido a trabajar con nuestras repúblicas hermanas para liberar a las Amé­ricas de ese dominio extranjero y de tal tiranía trabajando a favor de un hemisferio libre, con gobiernos libres, extendiéndose de Cabo de Hor­­nos hasta el Círculo Ártico”. 8

El 1ro. de febrero, nuevamente Kennedy formuló otro ataque contra Cuba cuando de­claró que Fidel Castro y la Revolución Cubana eran factores en los “delicados problemas” que afrontaba Estados Unidos al intensificarse el poder del Primer Ministro cubano y el aumento de las milicias en ese país. Al referirse a la política militar norteamericana, el nuevo mandatario afirmó que “no serían alterados los planes trazados por Eisenhower hasta que el nuevo secretario de defensa hiciera un análisis de la situación”. 9

El 8 de febrero, en la tercera conferencia de prensa que ofreciera tras asumir el poder en los Estados Unidos, al tratar sobre distintas cuestiones de interés nacional e internacional, Ken­ne­dy afirmó que su gobierno “está prestando gran atención a la cuestión de la exportación de la Revolución Cubana a La­ti­noamérica”.

Así, en esos tonos, continuaron las declaraciones del nuevo mandatario contra Cuba. Fi­del, hablando sobre el tema, en una reunión en el teatro Blanquita [hoy Karl Marx] celebrada el 11 de febrero de 1961, preguntó al público si ellos sabían qué le dolía al señor Kennedy; el porqué de cinco declaraciones contra Cuba en apenas 20 días de gobierno; el porqué de esa actitud agresiva frente a la actitud serena del Gobierno Revolucionario; el porqué de esa actitud provocadora frente a la actitud ecuánime del Gobierno Revolucionario; el porqué de esa especie de obsesión que tiene por Cuba; el porqué de ese nerviosismo y el porqué de esa histeria. Ante el público expectante, Fidel respondió: “Por una sola causa: nuestros éxitos. Lo que pone nervioso al imperialismo, lo que no deja dormir a Kennedy, lo que lo lleva a una política de agresión más agresión, y de amenazas más amenazas, y de declaración más de­claración contra Cuba, son, sencillamente, nues­tros éxitos. ¡De qué dolor de cabeza se habría librado el imperialismo, si en vez de éxitos cosecháramos fracasos!10

1 Fidel Castro Ruz: Obra Revolucionaria, Im­prenta Nacional, 20 de enero de 1961, p. 6.
2  Ibídem, p. 7.
3  Ibídem, p. 10.
4 Discurso de Raúl Castro. Revolución,  21 de enero de 1961, p.7.
5    Ibídem.
6 Fidel Castro Ruz: Obra Revolucionaria. Im­prenta Nacional, 20 de enero de 1961, p. 12.
7  Ibídem, p. 16.
8  Revolución, 31 de enero de 1961, pp. 1 y 2.
9  Revolución, 2 de febrero de 1961, pp. 1 y 14.
10 Fidel Castro Ruz: Obra Revolucionaria, 11 de febrero de 1961, pp. 12-13.

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Aníbal "Revolución" dijo:

1

19 de enero de 2016

23:47:16


19 de Enero de 2016. ¡Grandes Días...aquéllos; cuando -Todo un Pueblo Cubano- estuvo en ¡Pie de Guerra!, para ¡Defender nuestra Gran Revolución Cubana, e Inspirada por nuestros querido "Comandante En Jefe: Fidel Castro Ruz"!. Siempre, nuestro gran "Fidel", estuvo más que claro, -CLARÍSIMO- en cuando a las intenciones del Nefasto, Criminal y Asesino Imperio-U.S.A.; que como dijistes en una ocasión, querido "Comandante En Jefe": -.¡Lo que no nos perdonan los Imperialistas Yanquis..., es que le hemos hecho una "Revolución Cubana", frente a sus mismas narices!. ¡Gracias "Fidel", porque somos un "Pueblo Revolucionario, Libre e Independiente, como Solidarios e Internacionalistas con otros pueblos del mundo!. ¡Un Abrazo mi querido "Comandante En Jefe", te llevo en mi -Corazón- desde que te conocí, desde los primeros días de nuestra -Revolución Cubana!. Aníbal "Revolución".

Miguel Angel dijo:

2

20 de enero de 2016

08:55:23


Los periodistas Eugenio Suárez y Acela Caner han presentado un excelente trabajo, de forma sintética, expresando todo lo acontecido en ese muy peligroso periodo de tiempo entre la entrega de la presidencia entre Eisenhower y Kennedy, felicidades. El presidente Eisenhower era un defensor a ultranza de la carrera armamentista, de los halcones, provocó crisis tras crisis con los soviéticos y con el triunfo de la Revolución cubana, sus analistas comprendieron rápidamente, incluso antes del 59, el peligro q significaba este triunfo revolucionario a 90 millas de los EEUU, el ejemplo q representaba para los pueblos de Nuestra América. Existía un fervor revolucionario impactante, casi todo el pueblo movilizado, en aquella altura contaba apenas con 12 años, mi padre, hermano mayor, primos, amigos de la flia, todos movilizados, había disposición de combate, los miembros de las FAR y los milicianos moviéndose constantemente de un lugar a otro, con su armamento, pero reinaba la tranquilidad en la calle, de veras q no había miedo, mi mamá muy preocupada, transmitía un poco de incertidumbre y ansiedad. Eisenhower le dejó la papa caliente a Kennedy, no tuvo otra alternativa, presionado de lanzar la invasión mercenaria, fue derrotada en menos de 72 horas, q vergüenza! Todos los planes se fueron a bolina, como han fracasado uno tras otro todos los planes de desestabilización por cualquier vía, de desaparecer la Revolución, de asesinar a nuestro Comandante en Jefe, etc,etc,etc, tal es así, q el presidente Obama, mas pragmático q los otros, no muy diferente, su objetivo es el mismo q los anteriores, destruir la Revolución, pero por otra vía, no con el maldito y genocida bloqueo. Al final de este período, q continuó con la crisis de guerra nuclear, Kennedy intentó modificar la política agresiva contra Cuba, establecer la coexistencia pacífica con la URSS y sentenció su muerte. desde el mismo inicio del triunfo revolucionario Fidel se agigantó como estadista, como líder indiscutible de su pueblo, elevando el valor, el estoicismo, la heroicidad y la firmeza del pueblo cubano para resistir cualquier intento de agresión del imperialismo yanqui, resistir y vencer. Ese es el corolario. Viva la Revolución! Viva Fidel! Viva el heroico pueblo cubano!

abelboca dijo:

3

20 de enero de 2016

09:54:38


Generalmente cuando inserto mis comentarios lo hago impersonalmente, pero en esta ocasión lo haré en primera persona, porque en aquellos históricos días yo era, junto a millones de cubanos, un protagonista más. Mientras Fidel declaraba en La Habana (según dice el periodista) la desmovilización, yo estaba en Isla de Pinos, junto a más de 20.000 milicianos de La Habana, de todas las armas, la inmensa mayoría de los cuales éramos "boinas verdes", graduados de las escuelas de Infantería y Artillería de la capital. No fueron desmovilizados todos los milicianos, como dice el periodista, pues muchos nos quedamos atrincherados, en tanto uno de los objetivos del gobierno norteamericano era atacar Isla de Pinos para liberar a los 3000 presos contrarrevolucio-narios que estaban presos en la circulares de presos en esa isla, armarlos y convertirlos en 3 regimientos para luchar contra las fuerzas que teníamos y tratar de instalar allí un gobierno provisional, lo que después desestimaron hacer porque los servicios de información de la CIA y las organizaciones contrarrevolucionarias que operaban en Nueva Gerona, Santa Fe y otros pueblos de la isla, informaban al gobierno yanqui que Isla de Pinos era sencillamente inexpugnable. Yo entonces, con 15 años de edad, y estudiante del Instituto de la Víbora de La Habana, era el Jefe de la Quinta Batería Especial de Morteros 82 mm. de La Habana, y permanecí hasta el mes de junio en Isla de Pinos, fecha en que sí nos desmovilizaron. Como mis morteros estaban emplazados a unos 500 metros de la que entonces se llamaba "Playa del MININT", entre el flance Este de la Bahía de Gerona y las Circulares de Presos Políticos Contrarrevolucionarios tuve la ocasión de presenciar el 15 de abril de 1961 el ataque de los dos aviones B-26 norteamericanos con insignias cubanas falsas contra la fragata "Baire", donde murieron todos sus tripulantes, pues tenía a bordo una sola ametralladora de 50 mm. Aquellos héroes de la Patria, los cuales conocí personalmente en vida, son muy poco recordados en la prensa cubana y creo que se merecen un reportaje periodístico para que las nuevas generaciones de jóvenes cubanos conozcan la heroicidad de aquellos jóvenes que dieron sus vidas por la Patria. Por todo lo anterior, compañeros, sobre lo cual podría escribir muchísimo más, quería aclararle al periodista y a los lectores de este comentario, que muchos milicianos, estudiantes, obreros, campesionos nos quedamos movilizados muchos meses mes después del 19 de enero de 1961, y muchos de éstos, en especial los batallones de milicias de la capital después murieron y vencieron en las arenas de Playa Girón. ¡Honor a quien honor merecen!