CIENFUEGOS.—Por otro año más, esta provincia alcanza resultados harto favorables en la esfera apícola. Uno de sus destacados cultores a la vanguardia aquí, Luis Benítez Vera, posee desde el 2012 un apiario de referencia nacional en la zona de Rancho Luna, donde vive y mantiene sus seis colmenares.
Paradigma del giro apícola en Cienfuegos, no vive de la miel, sino que vive para la miel, según él mismo afirma.
No existen en un territorio prolífico en buenos productores del referido alimento apiarios tan limpios, organizados, pintados y preservados de las inclemencias como los de él, quien desde que nació conoce el giro, pues desde siempre ayudó a su padre en una labor que mantienen de generación en generación.
Aunque Luis trabajó durante varios años en un taller automotriz dedicado a la zafra, al fallecer su papá quiso mantener la tradición y se dedicó por completo a la nueva misión. Eso sucedió hace 17 años y desde entonces a acá —sostiene—, no ha existido un día en el mundo en que no lo comience y termine inmerso en quehaceres vinculado a las abejas.
Su propio hijo, José Luis, creció igual, viendo su trabajo. Y ya es la tercera generación presente en los colmenares de la familia. Él ayuda a Benítez con sumo interés; y aquel tiene en dicho descendiente su brazo derecho en la tan bella como tesonera misión de atender las necesidades de las fabricantes de miel.
Asegura Luis Benítez Vera que las abejas, modelos de organización en el reino animal, saben apreciar el orden que él imprime a su sistema de colmenas. “A medida que más embellezco los apiarios, más me producen”, señala.
Le concede además particular significado al básico paso del cambio de reina a tiempo y al mantenimiento de su nave apícola para la limpieza, higiene, almacenamiento de las mieles, control de los trabajadores con sus vestuarios y organización de insumos.
Esta nave, un requerimiento de la Unión Europea para productores de avanzada como él en procura de asegurar mieles de óptima calidad y cero grado de contaminación, distingue el asentamiento familiar de Benítez, pues la tiene enclavada junto a su casa.
No lejos del hogar, a lo largo de toda la zona costera de la playa de Rancho Luna y alrededores, se encuentran sus colmenares, beneficiados de floraciones permanentes y un clima benigno favorecedor del buen comportamiento de las obreras.
Benítez posee un halagüeño indicador productivo de cien kilogramos de miel por colmena, lo cual atribuye a su estricto sentido de la disciplina, el carácter científico de su labor y los cursos de superación en los que ha intervenido gracias a la Empresa Apícola de Cienfuegos.
Él cree que hacer miel tiene algo de magia. Y mago del giro al fin, une ilusión e imaginación a su sombrero, los guantes y su velo. También mucho amor.
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victor kozaski dijo:
1
13 de enero de 2016
21:06:30
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