Para resolver con rigor científico problemas biomédicos y crear productos de avanzada, la Revolución cubana fundó el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC) en julio de 1965, con un alto desarrollo en sus áreas especializadas.
Su directora general Blanca Rosa Hung Llamos explica a Granma Internacional que el producto líder lo marca el Policosanol (más conocido por PPG), medicamento reductor del colesterol premiado con la Medalla de Oro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual en 1996.
Perteneciente al Grupo de las Industrias Biotecnológica y Farmacéutica (BioCubaFarma), la institución desarrolla además suplementos nutricionales con efectos beneficiosos antiosteoporóticos y gastroprotectores, los cuales contribuyen a elevar la salud y calidad de vida de los cubanos, desplegando ciclos completos, es decir, realiza la investigación, producción y comercialización de sus principales líneas.

En 1984, el CNIC concibió el MEDICID-03, primer electroencefalógrafo automatizado con continuidad en el NEUROCID-M, para registrar la actividad eléctrica en los músculos esqueléticos. A ello se sumó en 1990 el AUDIX, electroaudiómetro, (primero en el mundo) y el SUMA, Sistema Ultramicro-analítico.

La Doctora en Ciencias Biológicas menciona también, las investigaciones en la industria de los alimentos, la agropecuaria, las neurociencias, la invención de equipos microbiológicos y para el tratamiento con ozono, la protección del medio ambiente y la microscopía electrónica.
Además obtuvo marcadores moleculares para el mejoramiento genético y la resistencia de las plantas a las enfermedades, los equipos para la medición del ritmo cardiaco, cosméticos, entre otros.
Refiere que, en la entidad laboran 566 trabajadores, el 48% de ellos son mujeres y un 72% está constituido por profesionales universitarios con una edad promedio de 42 años. Ellos indagan en la obtención de productos de en las fuentes naturales como la miel de abeja, la caña de azúcar, el fruto de la palma real (palmiche), el ozono, el aceite de girasol y otros, como base para tratar y aliviar los síntomas de varias enfermedades.
Desde la existencia de una epidemia de cólera en Perú, en 1993, el CNIC laboró en una vacuna preventiva, desarrollada con intensidad a partir del brote ocurrido en Haití en 2010. En esos estudios, hoy en fase avanzada, participan otras dos instituciones cubanas: El Instituto Finlay y el Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kourí”.
EL CNIC está compuesto por tres departamentos de investigación: el Centro de Productos Naturales, la Dirección de Enfermedades Infecciosas y la Dirección de Medio Ambiente. Junto a estos se encuentra la Clínica de Investigaciones del Ozono.
“Algo que distingue al Centro –alega la directora- consiste en el papel jugado en la formación de los recursos humanos, que hoy laboran en el área de las ciencias biotecnológicas del país, capacitamos a los universitarios y técnicos, porque somos una entidad acreditada por el Ministerio de Educación Superior”.
Más de 30 000 especialistas, a lo largo de 50 años, se han superado en los departamentos y laboratorios del CNIC, 389 de ellos obtuvieron su grado de Doctor en Ciencias, muchos se convirtieron en líderes científicos y es común encontrar en los restantes centros, directivos formados en la emblemática institución, comenta la Directora.
LA HISTORIA CONTADA POR SUS TRABAJADORES

El CNIC constituye el primer centro científico fundado por la Revolución, a él vino a laborar José Ilnait Ferrer al concluir sus estudios en la facultad de Medicina hace más de 50 años.
“He trabajado en innumerables proyectos vinculados a las enfermedades hereditarias y nutricionales. Propuse el método para la pesquisa de la fenilcetonuria en niños recién nacido, el cual apliqué a mis propios hijos y nietos”, -argumenta el médico-. “Participo en las investigaciones de farmacología en la línea de medicamentos naturales. Actualmente concluí un estudio para el tratamiento de enfermedades prostáticas benignas”.
Menciona al Comandante en Jefe Fidel Castro como el principal inspirador y fundador del CNIC. Con lágrimas en los ojos recuerda las largas conversaciones del líder con los trabajadores del lugar, interesándose en el avance de las investigaciones para la cura de enfermedades, su principal preocupación.
Resalta la etapa más difícil la perteneciente al período especial, con el desplome del campo socialista y el recrudecimiento del genocida bloqueo económico, financiero y comercial en la década de los 90, causante de los principales obstáculos para el desarrollo de las investigaciones, algo que corrobora la doctora Talena Ledón Pérez, quien ingresó al Centro en 1995 al graduarse de la licenciatura en Bioquímica.
“La política de bloqueo no sólo nos impide el uso de tecnología de avanzada, -dice la también investigadora titular-, también la compra de piezas de repuesto, el otorgamiento de visas para participar en eventos convocados dentro del territorio estadounidense y que sus expertos intercambien con nosotros. Pienso en la imposibilidad, de que nuestros medicamentos, productos y servicios beneficien a los norteamericanos”.

Habla con pasión de la vacuna contra el cólera, proyecto en el cual labora desde hace 20 años y reconoce en sus compañeros el sacrificio para alcanzar los resultados en las experimentaciones, que incluye a los familiares, quienes prescinden en días festivos y horarios extra del esposo, padre o hijo.
Resalta las buenas relaciones humanas entre sus colegas y el buen ambiente para el intercambio de las experiencias. “En las discusiones científicas participamos todos y las opiniones son válidas sin importar de donde provenga”, asevera.
Así lo reconoce el joven de 27 años Eladio Cruz Clemente, Director de Economía, “Me invitan a los debates de los proyectos de investigación y nuestra opinión es escuchada e incluso se tiene en cuenta en la toma de decisiones, nos integramos como un equipo interconectado”.
Resume que la principal atracción del centro para los jóvenes es la posibilidad de ampliar el conocimiento y desarrollarse en cualquiera de los puestos donde se desempeñe y puso su ejemplo personal con su ingreso al centro en el 2007 como técnico medio en Contabilidad y Finanzas. Ya concluyó la licenciatura y ahora matriculó una maestría en administración de negocios con continuidad en un doctorado. Investiga acerca de la logística del centro y elabora propuestas para mejorar el sistema interno.
“La barrera generacional se supera con las buenas relaciones humanas y el intercambio de opiniones entre los trabajadores. Los jóvenes se apropian fácilmente de los cambios tecnológicos e imponen dinámicas activas dentro de los colectivos. Los menos jóvenes conservan el tesoro del saber, acumulado por tanta dedicación al trabajo”.
Una valoración personal del CNIC, la define en: “sentir orgullo de laborar junto a científicos con resultados relevantes en Cuba y en el mundo. Desempeñar las funciones de Director Económico me fascina. Nunca pensé escalar tan rápido profesionalmente. Siempre uno tiene ilusiones y aspiraciones de llegar, pero haberlo hecho tan velozmente me hace estar satisfecho”.




















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