Víctor Manuel Pullés Fernández*
Este 7 de diciembre conmemoramos el aniversario 119 de la caída en combate del mayor general del Ejército Libertador Antonio de la Caridad Maceo Grajales y su ayudante el capitán Francisco “Panchito” Gómez Toro, en San Pedro, Punta Brava, en la provincia de La Habana. Por lo que consideramos sumamente oportuno referirnos al discurso que diera el Comandante del Ejército Rebelde, el entrañable Juan Almeida Bosque, el cual tuvo el honor de pronunciar las palabras de tributo al Lugarteniente General Antonio Maceo, el 7 de diciembre de 1960—hace55 años—, desde la sede del antiguo Capitolio Nacional.
“Nos reunimos una vez más, la segunda en este glorioso proceso de liberación que vive la Patria, para rendir homenaje, en la sangre simbólica de Maceo, a todos los que ofrendaron sus vidas preciosas por la plena independencia y soberanía de la nación.
Nuestro recuerdo emocionado, el recuerdo eterno del pueblo, se fija reverente, llenándonos de firmeza y seguridad, en la memoria de los que quedaron en el camino por la Patria libre, desde el inicio lejano hasta la ardorosa cercanía de Camilo, que vive y alienta, con los grandes inolvidables de ayer, en el corazón de la Cubade hoy, de la Cuba resuelta a la defensa del legado mambí, y a mantenerse en pie de lucha, como lo quería el Lugarteniente General“mientras haya una injusticia que deshacer” y un enemigo, no importa lo poderoso que parezca, que derrotar.
Como hombre de pueblo y soldado de la Revolución no podíamos declinar el encargo de esta noche. Estamos acostumbrados a cumplir con el deber en las medidas de nuestras fuerzas y capacidades. Las palabras quedan atrás del sentimiento, pero interesan menos las palabras que el ansia de servir, y de sacar enseñanzas útiles de la vida y del pensamiento del General Antonio.
En épocas pasadas este recinto sirvió de teatro para que exhibieran sus habilidades muchos oradores de oropel y de hipocresía. Después de agotar el diccionario en las insinceras, de echar, por regla general, un manto sobre el vigente ideario de Maceo, profundamente revolucionario, se frotaban las manos y regresaban al negocio turbio, a la venta de las riquezas nacionales, al robo de los dineros del tesoro público, a encogerse de hombros ante la persecución y el crimen, a tratar de corromper y de desorientar al pueblo. A no pocos de esos palabreros, ingenuos o mal intencionados, los habría arrojado de la tribuna el General Antonio con un golpe de dignidad herida.
Las ideas del Comandante de la Revolución Juan Almeida, tienen una vigencia significativa, cuando algunos piensan en volver al pasado, él nos convoca a tener presentes los postulados maceístas, los cuales poseen un legado de patriotismo innegable. Estas líneas muestran también al asaltante al cuartel Moncada y expedicionario del yate Granma, de extraordinariahumildad, quien nos recuerda lapersonalidad del mayor general Antonio Maceo Grajales, que de seguro habría actuado de manera enérgica y viril contra los politiqueros de turno.
Más adelante Almeida Bosque en su discurso aseveró:
Maceo, efectivamente, es el héroe por excelencia, que es como decir intérprete combatiente e indomable, producto y conductor de su pueblo. Martí dijo de él que tenía en la mente tanta fuerza como en el brazo y que con el pensamiento servirá a la Patria, más aun que con el valor. Maceo fue un estadista, machete en mano, a la cabeza de su pueblo.
[…]Al campo de la Revolución lo conduce la suprema inconformidad con la esclavitud y la opresión colonial española, y la convicción de que no había otra salida que luchar con las armas en la mano por la independencia de la Nación ya formada. A la radical firmeza de la decisión contribuye su propio hogar. Antonio es hijo de Marcos y Mariana, de león y de leona —según la frase feliz del Apóstol.
[…]están los nombres de los lugares donde dejó la huella de su genio y de su valor: […]Cafetal La Indiana, Báguano, Manzanillo, Melones, El Naranjo, Las Guásimas, Sagua de Tánamo, Baracoa, Mangos de Mejía, muchos de ellos regados también por la sangre de los cubanos de esta época que, fieles a su recuerdo, formaron filas en el Ejército Rebelde.
El Comandante Almeida, hace referencia a varios pensamientos maceístas e imbuidos en ellos, expresó:
Aspiramos a trabajar en paz, y defenderemos esa aspiración hasta la última gota de sangre. El pueblo todo quiere seguir progresando en paz y defenderá esa aspiración sin medir sacrificios.
Unidos, disciplinados y bien armados ¡hacia adelante, hacia la realización completa de los objetivos revolucionarios!
De esa manera ofrecemos el mejor homenaje a los caídos, a todos; desde Céspedes y Agramonte hasta Martí y Maceo, desde Mella y Trejo hasta Guiteras y Menéndez, desde Frank País y Echeverría hasta Camilo y Fajardo; a los millares de cubanos que en todas las épocas quisieron la plena libertad y el bienestar de nuestro pueblo.
Almeida Bosque, para finalizar su memorable discurso planteó:
Permítanme terminar mis palabras de esta noche con las mismas de Maceo al salir de la vida para entrar en la historia y que tienen para todos una resonancia querida: Esto va bien!
Como se puede apreciar en estos fragmentos de la alocución, realizada por el inolvidable Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, el 7 de diciembre de 1960 —hace 55 años—, su contenido posee una fuerzareveladora hoy día, para los cubanos y cubanas. Con él rendimos tributo a nuestro Titán de Bronce Antonio Maceo, a ese otro titán el Comandante Juan Almeida Bosque y a todos los héroes y mártires de la Revolución, que han mantenido en alto el patriotismo, por ver su querida isla de Cuba, libre y soberana.
*Máster en Ciencias e investigador del Centro de Estudios Antonio Maceo Grajales.
Bibliografía.
García Oliveras, Julio.José Antonio. Editora Abril, La Habana, 1988.
Miró Argenter, José. Crónicas de la Guerra.Tomos I, II y III. Ediciones Huracán, Instituto del Libro, La Habana, 1970.
Prensa Libre, viernes 9 de diciembre de 1960. Fondos Raros y Valiosos, Biblioteca Provincial “Elvira Cape”.
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