ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Montané (Jesús) y yo estábamos recostados contra un tronco, hablando de nuestros respectivos hijos; comíamos la magra ración —medio chorizo y dos galletas— cuando sonó un disparo; una diferencia de segundos solamente y un huracán de balas —al menos eso pareció a nuestro angustiado espíritu durante aquella prueba de fuego— se cernía sobre el grupo de 82 hombres. Mi fusil no era de los mejores, deliberadamente lo había pedido así porque mis condiciones físicas eran deplorables después de un largo ataque de asma soportado durante toda la travesía marítima y no quería que se fuera a perder un arma buena en mis manos. No sé en qué momento ni cómo sucedieron las cosas; los recuerdos ya son borrosos. Me acuerdo que, en medio del tiroteo, Almeida —en ese entonces capitán— vino a mi lado para preguntar las órdenes que había, pero ya no había nadie allí para darlas. Según me enteré después, Fidel trató en vano de agrupar a la gente en el cañaveral cercano, al que había que llegar cruzando la guardarraya solamente. La sorpresa había sido demasiado grande, las balas demasiado nutridas. Almeida volvió a hacerse cargo de su grupo, en ese momento un compañero dejó una caja de balas casi a mis pies, se lo indiqué y el hombre me contestó con cara que recuerdo perfectamente, por la angustia que reflejaba, algo así como “no es hora para cajas de balas”, e inmediatamente siguió el camino del cañaveral. Después murió asesinado por uno de los esbirros de Batista.

Quizás esa fue la primera vez que tuve planteado prácticamente ante mí el dilema de mi dedicación a la medicina o a mi deber de soldado revolucionario. Tenía delante una mochila llena de medicamentos y una caja de balas, las dos eran mucho peso para transportarlas juntas; tomé la caja de balas, dejando la mochila para cruzar el claro que me separaba de las cañas. Recuerdo perfectamente a Faustino Pérez, de rodillas en la guardarraya, disparando su pistola ametralladora. Cerca de mí un compañero llamado Al­bentosa, caminaba hacia el cañaveral.

Así recordó el Comandante Ernesto Che Guevara, en su libro Pasajes de la Guerra Revolucionaria, el impacto que recibió la tropa de 82 hombres que llegaron el día 2 de diciembre por Playa las Coloradas, en la actual provincia de Granma, dispuestos a ser libres o mártires, por la Revolución que traían en sus pechos. Tres días después del desembarco del Granma, el 5, fueron sorprendidos, tras una traición y por la novel condición de soldados, en la zona conocida como Alegría de Pío. El primer combate de lo que sería luego el Ejército Rebelde, dejo solo a dos grupos de expedicionarios, que 13 jornadas más tarde le escucharon decir a su Jefe, con solo 12 hombres y siete fusiles, “ahora sí ganamos la guerra”.

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Eliecer Ramirez dijo:

1

5 de diciembre de 2015

09:59:24


Y estaba mas claro,gano la guerra entonces,y despues y siempre,y aunque continua en la batalla de las ideas,es invencible,y desde ya no es nuestro solamente,es de todos ,y yo lo considero que paso al lado de los heroes inmortales,cuantas balas serca,cuantos peligros estando al frente de las batallas,La Sierra,Giron,las balas le huian,los acesinos se apendejaban,y sus huestes de leones cubrian con supecho el pecho del Comandante.VIVA FIDEL.

Manuel G. dijo:

2

5 de diciembre de 2015

10:55:16


El ejemplo de los expedicionarios del Granma debemos tenerlo cada día presente en nuestro actuar en cualquier lugar que estemos, en el trabajo, en el estudio, en el barrio, etc. Debe ser nuestro actuar de sacrificio, de trabajo, de defensa diaria de nuestras conquistas, por la cual dieron su sangre y su sudor, y su mejores días tantos hombres buenos y de tanto valor. En este articulo se encierra una moraleja muy importante: en momentos de decidir, hacerlo por lo más importante y necesario. Decidamos en cada momento por la defensa de la patria: con nuestro trabajo, con nuestra preparación política e ideológica, con el ejemplo a nuestras nuevas y futuras generaciones; con la enseñanza de nuestra historia para que las nuevas generaciones no pierdan la semilla patria.

ramon dijo:

3

5 de diciembre de 2015

11:34:35


VIVA FIDEL!!

fernando dijo:

4

6 de diciembre de 2015

14:17:22


Visite Cuba hace poco tiempo.quede maravillado por la cultura y la solidaridad de todos.cordialmente saludos hermanos cubanos!

Orlando Martinez Yero dijo:

5

7 de diciembre de 2015

15:18:24


Ya la historia la conocia, pero me admira cada vez que tengo oportunidad de leerla. El Che fue y es un extraordinario hombre, tanto por sus virtudes guerrilleras como por la lealtad a Fidel y su amor a America. Gloria eterna al Comandante Guevara. Que viva mil veces Fidel nuestro maximo guia.