ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Yaidel Rodríguez Castro

JOBABO, Las Tunas.—Garantizar el cumplimiento de los planes previstos para la presente campaña de frijol, es un objetivo cimero en este sureño municipio, que junto a Menéndez y Puerto Padre comparten el mayor peso en la producción del grano, muy demandado por la población tunera.

De las 500 hectáreas contratadas en la provincia, 161 corresponden a Jobabo, por lo que se han aplicado en la localidad diversas medidas para erradicar dificultades organizativas que mellaron los resultados en años anteriores.

Entre las estrategias puestas en marcha se cuenta la llegada en tiempo y forma del paquete tecnológico. Se ha trabajado también para elevar la calidad de la semilla, que muestra actualmente un 96 % de germinación. Otro aspecto vital fue lograr el compromiso de usufructuarios con potencialidades para la siembra de frijol, que sin estar incluidos dentro del proceso de contratación del grano, pueden constituir un respaldo al cumplimiento del mismo.

Estos últimos recibirán parte de los insumos, previa coordinación con las juntas directivas.
De acuerdo con Luis Manuel Sánchez Ramírez, director de técnica y desarrollo en la empresa agropecuaria municipal, las experiencias de campañas anteriores indican que debe elevarse el control, sobre todo en la etapa de la cosecha para evitar el desvío de producciones. Ello implica también que deben garantizársele al campesino las máquinas trilladoras y los sacos necesarios para el envase, elementos que no siempre han podido cumplirse.

ENFRENTAR DIFICULTADES

Pese a los esfuerzos realizados, existen problemáticas que  aún limitan los resultados en materia de producción de frijol.
La preparación de tierras, es sin dudas, un proceso que todavía no ha logrado los estándares necesarios. Múltiples son las razones y entre ellas podemos citar la situación precaria de gran parte de la técnica, debido a la falta de piezas de repuesto. Es válido señalar, además, que no se le ha dado una utilización eficiente a los medios de que disponen las formas productivas. En este sentido, Jobabo recibe el apoyo de la Empresa Agro­industrial de

Granma, con tres tractores destinados a la tarea.

Otra limitante muy seria es la poca disponibilidad de agua que presenta la provincia. La muestra fehaciente de ello es que, de 1 200 hectáreas propuestas, solo 439 fueron aprobadas para la siembra. En la propia localidad jobabense, de 21 formas productivas que antes asumían la siembra de frijol, solo ocho están hoy involucradas en la campaña.

Al respecto Carlos Hevia, especialista de la Empresa Agro­in­dustrial de Granos en Las Tunas, explicó que por medio de Re­cursos Hidráulicos solo es posible garantizar el agua a 200 hectáreas. Por ese motivo, fue necesario un amplio trabajo para identificar fuentes de abasto alternativas que permitan desa­rrollar el riego con la sistematicidad necesaria.

Sin embargo, más allá de los factores objetivos, también persisten problemas subjetivos que hacen engorroso el proceso. Aún no se ha resuelto del todo la morosidad de las juntas directivas para adquirir el paquete tecnológico, tampoco se solicitaron en tiempo todos los créditos necesarios para la adquisición de insumos. Ello demuestra que no existe una plena conciencia de la importancia que tiene hoy este grano para la alimentación del pueblo y la sustitución de importaciones.

UN EMPEÑO COLECTIVO

Aunque los niveles productivos contratados son inferiores a otras campañas, elevar la eficiencia es una meta que no debe perderse de vista cuando se trata de los frutos de la tierra y el frijol no es la excepción. Ya sea en Jobabo o en cualquiera de los municipios tuneros, urge superar las deficiencias que año tras año ponen en peligro el cumplimiento de los contratos pactados.

Se necesita un control más efectivo durante los meses que dura la campaña, hasta que a la altura de abril se recoge del campo el último grano. El primer eslabón es el campesino, y es a él a quien hay que llegar primero.

El cumplimiento de los planes para esta campaña de frijol, es directamente proporcional a la presencia del producto en la dieta diaria de los tuneros. El mejor medidor de eficiencia en cuanto a producción de alimentos es, sin dudas, la variedad que se vislumbre en el plato.

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