ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Los cubanos y los vietnamitas somos similares en la hospitalidad, en lo abierto de las personas, la cooperación y la ayuda desinteresada hacia otros seres humanos, afirma Duong Thi Sam (Sara para los cubanos). Foto: Nuria Barbosa León

El deseo de un reencuentro con su historia estudiantil en Cuba, inspiró a Duong Thi Sam, (Sara para los cubanos) a recorrer más de 20 000 kilómetros de Vietnam a La Habana para visitar sus recuerdos de los años 70.

“Aquel fue mi primer viaje a América Latina, viajamos a través de Beijing, China, luego a Moscú, Rusia. Vimos dos ciudades inmensas, las registro en mi memoria con un frío intenso y de color gris por el clima. Al pisar tierra cubana sentimos una luz diferente, con una temperatura agradable y personas muy amables”, relata Sara.

Hija mayor de seis hermanos, con padres vietnamitas trabajadores en Nueva Caledonia, domina el idioma francés al vivir en un territorio colonizado. Temiendo los efectos del conflicto bélico causado por Japón al concluir la II Guerra Mundial, la familia regresa a Vietnam, que luego es invadida por Estados Unidos.

Con 18 años trabaja en la Agencia de Noticias de su país, y conoció de cerca la historia de la Revolución, iniciada el 1ro de enero de 1959, liderada por Fidel Castro “Divulgamos los horrores cometidos por la dictadura de Fulgencio Batista, de las hazañas del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra, la biografía de los líderes Ernesto Guevara y Camilo Cienfuegos, la política antiimperialista del nuevo gobierno y el desarrollo social implementado en la Isla caribeña”, comenta.

Los directivos de la entidad seleccionan a un grupo de 10 jóvenes para realizar estudios en Cuba con el propósito de aprender el español y ampliar los servicios cablegráficos hacia el mundo.

“Vine a un país –refiere- con gran efervescencia revolucionaria, respiramos entusiasmo por participar en las movilizaciones para la agricultura, trabajos voluntarios, actos públicos en la Plaza de la Revolución, y un compromiso por querer realizar cambios sociales, de ahí mi tesón a ser más participativa en las tareas colectivas y desear emprender proezas”.

Sara recuerda a jóvenes africanos, asiáticos y latinoamericanos en las casas confortables del reparto Siboney, en el oeste habanero, edificadas por la burguesía criolla de los años 50 y abandonadas intactas por sus moradores después de la Revolución. Esos lujosos chalet integraron el sistema nacional de becas, alojando en un inicio, a los muchachos cubanos llegados de otras provincias para estudiar en la capital.

“Aprendimos el español en una escuela nombrada Pepito Mendoza, mi profesora Aida Batista, nos enseñó gramática, redacción y ortografía enfocado a la labor del periodista, pero con ella recitamos poesías de José Martí, escuchamos canciones, practicamos bailes y hasta la confección de platos típicos. Los trabajadores de las casas nos atendían con mucho cariño, intercambiamos de nuestros países y culturas. En la calle, los cubanos mostraron un profundo cariño al pueblo vietnamita porque conocieron su consagración a la lucha por la soberanía nacional. Sentí una relación de hermandad”.

Al concluir el aprendizaje del idioma, Sara matricula en la Universidad de la Habana, en la licenciatura en Filosofía y Letras, recibe las clases en el edificio Juan M. Dihigo, aunque se marcha a los dos años sin concluir porque la agencia de noticias le solicita volver e incorporarse al trabajo.

“Cuando partí en 1973 estaba muy emocionada, sentía una gran tristeza por dejar historias y anécdotas de un intenso período de alegrías, sueños y trabajo colectivo. En cuatro años compartí con varias familias, hice muchos amigos y quedaron grandes sentimientos sembrados a estas tierras, por ello después de jubilarme, mi obsesión ha sido volver”.

Luego de su partida, regresó en dos ocasiones: En 1978 con una delegación de honor para el XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, presidida por las líderes guerrilleras Nguyen Thi Dinh y Vo Thi Thang; y en 1985 para trabajar en la redacción de la agencia por un año con el objetivo de perfeccionar el idioma español. En esas etapas no visitó sus recuerdos estudiantiles porque respondió a apretadas jornadas de trabajo.

Hoy con más de 70 años de edad busca en La Habana a la familia de Genoveba Nuñez Fernádez, apodada por Bebita, quien en los años de estudio de Sara la acogió como una hija y la ayudó en sus avatares de universitaria. En esta ocasión participa de la Universidad del Adulto Mayor con planes de inserción para los ancianos, acompaña las actividades cederistas (Comité de Defensa de la Revolución) en el barrio y disfruta de la visita del Papa Francisco en el mes de septiembre.

“Los cubanos y los vietnamitas somos similares en la hospitalidad, en lo abierto de las personas, la cooperación y la ayuda desinteresada hacia otros seres humanos. Además hemos soportado dificultades económicas causadas por políticas imperiales, por tanto mi mensaje para mi pueblo caribeño es: conserven la férrea voluntad de luchar contra las adversidades, como única forma de salir adelante. Deben mantener la fortaleza revolucionaria que los ha caracterizado”.

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francisco dijo:

1

1 de noviembre de 2015

06:28:04


En la época de estudiante conocí a varios vietnamitas que estudiaban en la UCLV. Ellos convivían con los becados en el albergue. No se notaban casi las diferencias. Aprendieron rápidamente a jugar excelentemente al dominó con las reglas cubanas. Ellos criaban sus propios animalitos para "reforzar" la alimentación del comedor estudiantil (la UCLV siempre ha sido famosa entre las universidades cubanas por lo precario de la alimentación, aún antes del periodo especial. Uno de ellos siempre nos decía que los cubanos somos excelentes comedores de puercos, pero que no tenemos la menor idea de como criarlos. Creo que nos retrató. Luego como profesor tuve varios estudiantes de ese país. Recuerdo a uno que se nombraba Trang bien Cu, ya se imaginan cómo era el pase de lista por la costumbre cubana de ordenar las listas en el orden alfabético, era un chiste diario en el aula. De esos estudiantes vietnamitas todos aprendimos mucho. Mee incluyo, porque tenían una excelente preparación en las operaciones algebraicas

francisco dijo:

2

1 de noviembre de 2015

06:51:54


Mis dos últimos estudiantes vietnamitas fueron muy especiales. Uno de ellos en el mismo tiempo que sus colegas cubanos terminaron su carrera de ingenieros, este vietnamita terminó esa carrera, que es una de las mas complicadas y difíciles que hay en Cuba y a la vez la maestría en esa área. Tenía yo la tarea de dar para esa carrera tres asignaturas también de las mas pesadas y ese muchacho, aprevechando que el reglamento permitía hacer los exámenes de suficiencia, terminó las tres asignaturas mías en solo 20 días. Y en dos de ellas hasta hizo exámenes de premio, obteniendo excelentes resultados. Casi toda la carrera la realizó así. Cuando sus colegas cubanos estaban en el segundo anno o en el tercero, ya el estaba técnicamente graduado y estaba en el asunto de la maestría, no sin antes vencer la reticencia burocrática de la rectoría. Un hombre que daba un ejemplo digno de seguir. Otros estudiantes palestinos, sirios y libaneses también adelantaban materias. Los cubanos casi no hacían eso en aquellos tiempos. El otro vietnamita,no tan genial, obtenía excelentes resultados académicos y hasta una novia china se buscó en tierras cubanas. Vean, viva la amistad entre los pueblos. Y esa amistad Cuba-Vietnam, que tiene sus inicios en el texto martiano de "Un paseo por la tierra de los anamitas". Y que se profundizó con las relaciones entre Fidel y los dirigentes vietnamitas, llegó a tal punto que al ofrecer Cuba ayuda militar a vVietnam en su bronca a muerto con el imperio, y ellos respondieron que no era necesaria, pero que si un día necesitarían tropas de otro país para esa candela, solo aceptarían las tropas cubanas en la seguridad que Cuba no les iba a pasar factura a su independencia después. Recuerden que China, pocos annos después que los vietnamitas mandaro muy lejos a los agresores yankis agredió a Vietnam. Pero ese pueblo heróico les metieron fuego hasta por las nalgas y los chinos, con aquellas oleadas de chinos, se fueron con su jodienda para otra parte. Hoy vietnam es ejemplo de país que sale de tres guerras totalmente destruido y ahora es un referente de progreso económico. Pero también tuve la oportunidad de ser estudiante de vietnamitas. Cuando el ataque criminal por Boca de Samá, donde una ninna cubana perdió una de sus piernas, estaba yo movilizado en mi condición de miliciano dispuesto a todo, y estaba como explorador anti aéreo y las clases de "Ejército enemigo" (los aviones del imperio) nos las dictaba un especialista vientnamita que el mismo había participado en la tumbadera de aviones de los yankis. Aprendimos de ese especialista muchas cosas. Gracias a Vietnam. Ese pueblo pagó un alto precio por su independencia y dio un ejemplo muy importante al mundo: cuando hay c...oraje y dignidad la victoria está garantizada sin importar todo el poderío del enemigo. Sé que ellos nos están ensennando ahora a producir arroz, y eso me recuerda aquello de comer puercos pero no saber criarlos.

Thuy le ngoc dijo:

3

2 de noviembre de 2015

04:36:09


Soy tambien una vietnamita que estudie en la CujAe desde 1967 -1973 y despues de 38 anos regrese a cuba en 2012 y he buscado una amiga Que fue como mi hermana , ella fue misma classe conmigo en la Cujae pero no he contrado si algiuen conocer su noticia por favor informa me su nombre es Raisa y su marido es Mario su nina es Mabel Muchas gracias

Thanh Hoang dijo:

4

2 de noviembre de 2015

06:27:50


Aida Batista es mi profesora tambien- Julio

Thanh Hoang dijo:

5

2 de noviembre de 2015

06:29:18


Aida Batista es misma mi profesora

Hoanbuikim dijo:

6

2 de noviembre de 2015

09:07:18


Eramos estudiantes en Cuba desde 1967 hasta 1974. Vivimos los mas bellos años de nuestra vida alla y consideramos que Cuba siempre es nuestra segunda tierra natal. Visite a Cuba en 2005 y sentia como regresaria a mi segunda casa. Un beso y fuerte abrazo a los amigos cubanos