A incentivar una cultura de innovación que permita el aprovechamiento y optimización de los recursos disponibles, e imprimirle nuevos bríos al manejo sostenible de tierras en los polígonos demostrativos de conservación y mejoramiento de suelo, agua y bosque —con el sustento de la ciencia y la técnica—, convocó este viernes en la capital el vicepresidente del Consejo de Ministros, Ulises Rosales del Toro, al reeditar el recorrido de cinco calendarios atrás, cuando encendía motores la tarea Polígono (aprobada un año antes, en el 2009).
Theodor Friedrich, representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Cuba, aseveró a Granma la significación que revisten iniciativas como esta, acreedora del reconocimiento por la cosecha de resultados de impacto. Pero se necesita —dijo— no solo rescatar áreas con suelos degradados, sino estimular los polígonos productivos. Y ello justo en el calendario que se celebra el Año Internacional de los Suelos.
La visita está incluida en la agenda del IV Encuentro Nacional de dicho programa —iniciado la víspera y que se extiende hasta hoy—. El sitio escogido fue Victoria 1, la finca piloto del Polígono Nacional y una de las 111 con que este cuenta actualmente, locación que al decir de Dagoberto Rodríguez —director estatal de Suelos y Fertilizantes del Ministerio de la Agricultura— ha sido testigo de la impronta de alianzas estratégicas en la nación y de la sinergia con organismos internacionales.
Al pasar revista a la hoja de vida del programa, Rodríguez destacó el paso de “lo demostrativo a la implementación”, lo cual se valida con la actual ejecución de áreas de ese tipo en los municipios. Además, refirió los desafíos a los que está abocada la actividad.
“Aquí no había nada, solo el suelo y era malo”, recuerda Julio Fleitas, agricultor pinareño a quien los sortilegios de la vida lo llevaron a esta finca de la
UBPC 26 de Julio, en el habanero municipio de Guanabacoa. A los esfuerzos conjugados de él y su hijo Juan Miguel, mucho le deben estos parajes que —de terrenos yermos donde el suelo era arrastrado loma abajo con las lluvias, hasta enturbiar las aguas del río— cambiaron su faz, para bien, en casi una veintena de hectáreas, y la economía familiar.



















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MIGUEL ANGEL dijo:
1
24 de octubre de 2015
10:04:48
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