A partir de 1960 y durante 40 años, con el propósito de fomentar la subversión interna en Cuba, los servicios de inteligencia norteamericanos utilizaron las infiltraciones por vía marítima de grupos armados, que pasaron por varias etapas, y aunque disponían de todos los recursos necesarios, fueron neutralizadas oportunamente por la acción conjunta de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y los Órganos de la Seguridad, que siempre contaron con el apoyo de nuestro pueblo.
LOS “TEAMS GRISES” Y LOS “TEAMS NEGROS”
En mayo, en la isla Useppa, al oeste de la Florida, empezó a funcionar un centro de adiestramiento de la Agencia Central de Inteligencia con unos 60 reclutas, en su mayoría exmilitares batistianos, destinados a integrar grupos de infiltración para promover alzamientos armados. Después fueron enviados a Panamá donde oficiales norteamericanos los entrenaron en infantería, tiro, demolición, guerra de guerrillas, inteligencia, guerra psicológica, interrogatorios, clandestinidad, recepción aérea y marítima. En julio fueron trasladados a la finca Helvetia, en Retalhuleu, Guatemala, en la cual funcionaba la Base Trax de la CIA, donde a principios de septiembre ya disponían de unos 500 efectivos divididos en 12 grupos y separados en dos partes.
Los “teams grises” integrados por 8-10 hombres incluyendo un radista, tenían el objetivo de infiltrarse sin apoyo para obtener toda la información posible, difundir falsos rumores entre la población civil, capacitar al personal que se les uniera, crear condiciones de seguridad en el área seleccionada, y servir de comité de recepción a los “teams negros”, compuestos por 20-25 efectivos que se infiltrarían para impartir entrenamiento en guerra irregular a los que estuvieran en disposición de alzarse contra la Revolución.
El 6 de octubre Armentino Feria Pérez (El Indio), antiguo miembro de los Tigres de Masferrer, encabezó un desembarco por Bahía de Navas, entre Moa y Baracoa, en la costa norte de Oriente, para apoyar un alzamiento en Imías, que había sido promovido desde la ilegal Base Naval en Guantánamo. Lo acompañaban 26 hombres incluyendo tres estadounidenses. Dos días después el cabecilla resultó muerto, y sus efectivos capturados por el Ejército Rebelde y las Milicias serranas.
Este fracaso, la detención del agente de la CIA William Morgan, el hecho de que los alzados en el Escambray se encontraban bajo un constante hostigamiento y los lanzamientos de armas eran ocupados por las Milicias con el apoyo de los campesinos, provocó que el 4 de noviembre la Agencia cambiara el plan de instrucción de sus campamentos en Guatemala.
LOS GRUPOS “ALFA”, “BRAVO”, “CHARLIE”…
Comenzaron a entrenar unos 400 reclutas en operaciones de asalto anfibias y aerotransportadas, dejando 83 hombres para entrenar en guerra irregular e infiltración por vía marítima. En diciembre de 1960 fueron trasladados para la finca San José de Buenavista, en el departamento de Escuintla, donde los sometieron a ejercicios de sobrevivencia. A las dos semanas fueron enviados a Fort Clayton, en Panamá, para entrenarlos en el uso de armas soviéticas, clandestinidad, inteligencia, propaganda, tiro y recepción marítima y aérea.
A mediados de enero de 1961 concluyeron el entrenamiento. Los telegrafistas asignados a estos nuevos grupos denominados “Alfa”, “Bravo”, “Charlie”, etc. fueron trasladados a Louisiana donde completaron su preparación. Tras varios intentos fallidos, el 14 de febrero un grupo encabezado por Félix Rodríguez Mendigutía logró penetrar con dos toneladas de armas por Arcos de Canasí, en los límites de La Habana y Matanzas, y se dividió en dos partes.
Una partió hacia Santa Clara, y la otra a La Habana contactando con el agente CIA Rogelio González Corso, pero ante los continuos controles del Ejército y las Milicias optaron por esconderse. Posteriormente, otros infiltrados entrenaron a varios conspiradores en el manejo de armas y explosivos y se comunicaron con la CIA por radio, pero no obtuvieron los resultados esperados, porque de los 35 agentes que introdujeron antes que se produjera la invasión, 20 fueron capturados.
LOS “GRUPOS DE MISIONES ESPECIALES”
La CIA disponía de una poderosa estación clandestina en el campus sur de la Universidad de Miami, bajo la dirección de Theodore Shackley denominada JM/WAVE. Después de la derrota sufrida en Playa Girón crearon los “Grupos de Misiones Especiales” (GME) bajo el mando de Miguel Ángel Orozco Crespo, que comenzaron a operar con el propósito de introducir armas y provisiones, adiestrar a las organizaciones clandestinas y las bandas de alzados en la ejecución de actos terroristas y la búsqueda de información económica, política y militar.
A principios de octubre de 1962, poco antes de que los aviones espías U-2 detectaran cohetes de alcance intermedio en San Cristóbal, Pinar del Río, los GME priorizaron la búsqueda de información militar. El 20 de octubre Orozco Crespo y Reinaldo García Martínez desembarcaron por Santa Lucía, en Pinar del Río, para sabotear las Minas de Matahambre, enterrar armas y localizar una base militar. García logró colocar el explosivo y se exfiltró, pero la bomba fue desactivada por los trabajadores. Orozco realizó el enterramiento, pero fue capturado en la finca Malas Aguas, de Viñales, y los GME fueron desintegrados.
LOS “GRUPOS AUTÓNOMOS”
En diciembre de 1962, cuando los prisioneros de la Brigada 2506 fueron cambiados por tractores, medicinas y alimentos, al arribar al territorio norteamericano más de la mitad se incorporaron al Ejército de Estados Unidos y unos 300 fueron enviados a Fort Benning, en Georgia, para entrenarse en operaciones especiales. Hasta este momento la CIA había utilizado individuos que actuaban bajo su control, pero después de los últimos reveses recurrieron a unos denominados “Grupos Autónomos” bajo el mando de Manuel Artime, que respondieran a sus intereses, pero actuaran de tal forma que el Gobierno norteamericano pudiera negar sus vínculos con ellos. La “autonomía” consistía en que el mando y los instructores se-
rían cubanos, pero la CIA controlaría los planes, brindaría asesoramiento y apoyo logístico.
Durante los primeros meses de 1963 varios ataques desde lanchas rápidas contra buques mercantes soviéticos, obligaron al presidente John F. Kennedy a exigir el control de estos grupos. El cabecilla del Consejo Revolucionario Cubano (CRC) José Miró Cardona, acusó a la Casa Blanca de incumplir los acuerdos tomados, por lo que le suspendieron la asignación de 200 000 dólares mensuales, y en mayo fue disuelto el CRC.
En septiembre fue constituida en Río Cañas, Puerto Rico, la Junta Revolucionaria en el Exilio (JURE) bajo la dirección de Manuel Ray Rivero, que planteó la confrontación armada a partir de infiltraciones, pero tras simular varios intentos el cabecilla nunca llegó a las costas cubanas. En julio de 1964 la CIA rompió sus vínculos con él y le entregó 75 000 dólares por sus “servicios”. En septiembre desde dos lanchas atacaron al mercante español Sierra Aranzazu en las inmediaciones de la isla Gran Inagua, en las Bahamas, donde murieron el capitán y dos oficiales, la CIA suspendió el apoyo a Artime y le asignó 15 000 dólares mensuales.
A finales del año los cabecillas Antonio Veciana Blanch, Andrés Nazario Sargén y Eloy Gutiérrez Menoyo, a cargo del Movimiento de Recuperación Revolucionaria, Alpha 66 y II Frente del Escambray, respectivamente, concibieron nuevas infiltraciones. El 28 de diciembre de 1964 Menoyo desembarcó con tres efectivos por Punta Caleta, al sur de Baracoa, pero fueron capturados en enero por fuerzas de las Milicias Serranas y la División 50 del Ejército de Oriente.
LOS “COMANDOS MAMBISES”
En 1965 dentro de la Estación JM/WAVE fue creada una fuerza élite a la que llamaron “Comandos Mambises”, dirigidos por Robert Wall, Grayston Lynch, William Rip Robertson y Manuel Villafaña Martínez, exjefe de la Fuerza Aérea de la Brigada 2506. Estos “comandos”, que recibían 300 dólares mensuales y dinero adicional por cada operación, realizaron numerosas acciones contra embarcaciones cubanas y objetivos en las costas. El 4 de agosto de 1967 durante una infiltración por la zona de Paso de Dimas, en la costa norte de Pinar del Río, fueron capturados cuatro infiltrados y presentados ante los delegados a la Conferencia de la Organización de Solidaridad con los Pueblos de Asia, África y América Latina (OSPAAAL). Los “Comandos Mambises” comenzaron a desintegrarse en 1967 cuando fue desmontada la estación JM/WAVE, y sus efectivos pasaron a otras unidades secretas de la CIA.
EL “PLAN TORRIENTE” Y OTROS FRACASOS
En 1971 José Elías de la Torriente anunció un plan con el que prometió derrocar la Revolución. Atacaron el poblado pesquero de Boca de Samá, en Banes, Holguín, donde murieron dos combatientes y resultaron heridos graves tres civiles, incluyendo dos niñas. Después se dedicó a recaudar dinero entre los emigrados cubanos, sus compinches se sintieron defraudados y fue asesinado.
El 1ro. de agosto de 1974 fueron arrestados tres terroristas encabezados por Luis Manuel de la Caridad Zúñiga Rey cuando se infiltraban por Santa Cruz del Norte, en La Habana, con el objetivo de asesinar a Fidel. En los años 80 Alpha 66 reclutó a un grupo de cubanos emigrados por el Mariel y los envió a penetrar clandestinamente por las costas cubanas, pero fueron capturados.
LAS ÚLTIMAS INFILTRACIONES
En 1991, cuando desapareció el campo socialista europeo, la mafia de Miami retomó las infiltraciones armadas para sabotear objetivos económicos y fomentar la contrarrevolución. Jorge Mas Canosa, Luis Posada Carriles y Andrés Nazario Sargén enviaron nuevos grupos, generalmente financiados por la
Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), en coalición con organizaciones terroristas como el Partido de Unidad Nacional Democrática (PUND) dirigida por Sergio González Rosquete y Comandos F-4 a cargo de Rodolfo Frómeta Caballero. El 15 de octubre de 1994 un grupo armado del PUND asesinó al joven Arcilio Rodríguez García en el pedraplén Caibarién-Cayo Santa María, en Villa Clara, pero fueron capturados. El 26 de abril del 2001 se produjo la última infiltración con fines subversivos encabezada por Ihosvani Surí de la Torre, capturados por Tropas Guardafronteras en Cayo Jutías, cuando intentaban penetrar por el norte de Villa Clara para alzarse en el Escambray.
Durante las infiltraciones por vía marítima perdieron la vida 44 combatientes y otros 29 resultaron heridos, incluyendo algunos residentes en las zonas costeras. La derrota de estas operaciones enemigas, que fueron enfrentadas con éxito por la acción conjunta de la Marina de Guerra Revolucionaria, las fuerzas de Lucha Contra Piratas, las Tropas Guardafronteras y los Órganos de la Seguridad, con el apoyo de las Fuerzas Auxiliares y los Destacamentos Mirando al Mar, constituye un verdadero triunfo de nuestro pueblo.
* Investigador del Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado
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