ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Risquet, segundo a la izquierda, durante la conmemoración del 26 de julio en el año 1966, en el Congo Foto: Tomada del libro El segundo frente del Che en el Congo

“Fiel defensor de la Revolución”, “amigo extraordinario”, “dirigente capaz”, “jovial y ja­ranero”, “internacionalista por convicción”, “fidelista”… así brotaron, casi espontáneas, las definiciones diversas de quienes le conocieron.

Porque Jorge Risquet fue de esos hombres cuyo hacer marcó la vida de los otros y dejó una huella plausible que trasciende los límites del tiempo, incluso de la muerte.

Quizá por ello, el dolor sentido por la pérdida parecía respirarse en el Panteón de los Veteranos del cementerio de Colón, donde este martes fueron expuestas sus cenizas para que los cubanos pudieran rendirle honor.

“Quienes tuvimos la oportunidad de estar a su lado desde los primeros momentos de la Revolución recibimos de él la misma educación que ofrece un hermano mayor”, dijo Pedro Ross Leal, quien fuera dirigente sindical durante varios años.

“Era un hombre muy inteligente, profundamente revolucionario, fidelista, compañero de Raúl y muy ligado a los trabajadores. El interés por dialogar con las masas era algo propio de su personalidad. Tenía un espíritu de superación maravilloso y fue un ejemplo. Un paradigma por su fidelidad a la Re­vo­lución, a Fidel, al Partido”, comentó Ross Leal.

“Era tan digno, tan valiente, amó tanto a la Revolución, me enseñó tanto, que no puedo ocultar la tristeza”, comentó profundamente emocionado el reconocido cirujano ortopédico Rodrigo Álvarez Cambra, amigo entrañable de Risquet.

Tampoco faltaron al homenaje otros colegas de lucha, otros amigos internacionalistas que como él arriesgaron sus vidas durante las misiones en África, continente al cual le dedicó ingentes esfuerzos y un amor infinito.

“Una parte de su corazón era africano”, señaló Víctor Dreque, presidente de la Aso­ciación de Combatientes de La Habana y de la Asociación de Amistad Cuba-África, al tiempo que reconoció “el legado de historia y de combatividad” que dejara “a todos los revolucionarios, a todos los cubanos”.
“Desde muy joven fue un gran luchador y trabajó hasta el último de sus días. Nos deja un legado de trabajo, de honradez, de dignidad, de firmeza revolucionaria, de lealtad a Fidel, a Raúl y a lo que él más quería: su Par­tido Comunista”.

También el coronel René Hernández Ga­ttorno habló sobre el cariño de Jorge Risquet por el continente negro: “Fue un defensor incansable de África. Le dolía mucho el colonialismo que resquebrajaba a esos pueblos y en su protección trabajó hasta el final”.

“Lo conocí en 1960 durante la lucha contra bandidos en la zona norte de Oriente. Luego estuvimos juntos en el Congo, Angola y siempre llamó mi atención su modestia, humildad y talento. Nunca olvidaré aquella ocasión cuando ganamos un combate muy intenso y me dijo: ‘Has cumplido con tus an­tepasados’”, añadió Hernández Gattorno.

Durante una sesión del Primer Congreso del Partido (1975), organización a la que dedicó gran parte de su vida y su trabajo. Foto: Archivo

Para Ricardo Cabrisas, vicepresidente del Consejo de Ministros, Jorge Risquet constituyó un ejemplo de combatiente internacionalista, de compañero y amigo. A las naciones africanas le legó una vida de solidaridad, hermandad, sacrificio, abnegación. Lo dio todo por ellos, hasta el último minuto de su vida. Sus escritos y reflexiones constituyen un tributo muy valioso para esos pueblos hermanos.

No fue casual entonces que el angolano Bruno Miguel Da Rosa, amigo de la familia, lo definiera como “lo mejor como persona. Que Dios lo tenga en la gloria y jamás será olvidado por todos los africanos”.

Porque difícilmente pueda borrarse su huella genuina como Jefe del Batallón In­ter­nacio­na­lista “Patricio Lumumba” en el Con­go Brazza­ville y como Responsable de la Mi­sión Civil Inter­nacionalista Cubana en la Re­pública Po­pular de Angola, entre los años 1975 y 1979.

MÁS ALLÁ DEL COMBATIENTE, EL PERIODISTA, EL HOMBRE
Entre los méritos de Jorge Risquet figura su quehacer como Representante de Cuba y Responsable de América Latina en la Fede­ración Mundial de Juventudes Demo­cráticas. Justo durante esa época, específicamente en 1954, en Brasil, la documentalista estadounidense Estela Bravo conoció al revolucionario cubano.

“Éramos muy jóvenes entonces. Después lo volví a encontrar en el 1963 en Cuba y era el mismo hombre que me había ayudado antes”. Además, “le estoy muy agradecida”, dice en tono jovial porque “me convenció de volver a Argentina y fue allí donde encontré a mi compañero de vida”.
“Risquet conocía a todo el mundo, siempre estaba alegre, haciendo chistes, tenía una personalidad excepcional”, añadió.

Sobre ese carácter jaranero también dio fe Pedro Martínez, subdirector de Radio Haba­na Cuba, quien rememoró una broma que le gastara el miembro del Comité Central del Partido en una ocasión en Luanda, cuando casi “muere” de susto pues Risquet le había asegurado que todo el pescado que habían comido estaba ciguato.

Anécdotas similares nos contó el periodista Jorge Rojo Mora, quien habló además de su carácter profundamente familiar, de su tacto para hacer los señalamientos y dar las orientaciones: “Él solo te ponía la mano en el hombro y te comprometía y uno lloraba si no podía cumplir”.

No obstante, Rojo Mora prefirió hacer énfasis en esa otra faceta de su vida que los convirtió en colegas de profesión. “Nuestra amistad se consolidó en Angola, en 1977, año en que se intensifica la misión civil en Angola, yo fui para crear un medio de información destinado a todos los cubanos que estaban en ese país”.

“Durante la guerra, ya a Risquet se le había ocurrido hacer un boletín, porque a pesar de sus responsabilidades en Angola, nunca dejó de pensar como periodista. Lo llamó Verde Olivo en Combate, y ahí se informaba sobre los combatientes que morían, se hablaba de las acciones heroicas, la historia de la nación”.

“No obstante, él, que sabía cómo utilizar los medios, consideraba que hacía falta algo más grande y así nació posteriormente la revista Verde Olivo en Misión Inter­na­cio­na­lista, y más tarde se convirtió en un periódico que llegó a tener una tirada de 20 000 ejemplares”.

También fue en Angola, en septiembre de 1977, donde Jorge Risquet recibió el carné que lo acreditaba como miembro de la Unión de Periodistas de Cuba.

Quienes le conocieron sienten el vacío que deja su partida, pero confían en la perdurabilidad de su obra, viva en la Revolución.

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José Achocalla dijo:

1

30 de septiembre de 2015

13:41:42


GRAN COMBATIENTE INTERNACIONALISTA. HONOR Y GLORIA QUE SU EJEMPLO SERA ETERNO. DESDE EL SUR DE NUESTRA AMERICA.

Miguel Tejeda dijo:

2

30 de septiembre de 2015

19:01:00


"Hay hombres que van subiendo mientras mas su ataud baja". Honor a nuestros heroes y martires doquiera que esten!!