
Conocí al doctor Carlos Miyares Cao hace más de 25 años cuando fui a verlo a su consulta para interesarme por un suplemento dietético rico en proteínas y minerales desarrollado a partir de la placenta humana, que podría ser recomendable en la recuperación de un familiar muy cercano aquejado de persistentes trastornos digestivos.
Ya en ese momento era una figura pública al haber concebido un tratamiento único en el mundo contra el vitiligo, basado en la obtención y empleo de un novedoso medicamento llamado Melagenina, registrado en 1980 después de más de una década de estudios y ensayos clínicos, con la estrecha colaboración del doctor Manuel Taboas, reconocido especialista en Dermatología del hospital Calixto García.
Sencillo, afable y de hablar calmado, el profesor Miyares Cao dedicó más de una hora de su apretada agenda a explicarnos los efectos beneficiosos de las mencionadas cápsulas. Con sumo entusiasmo, también se refirió a las potenciales perspectivas que ofrecía el tejido placentario para lograr nuevos fármacos y cosméticos.
Dicho encuentro bastó para comprender la sabiduría y entrega de este hombre de apariencia frágil comprometido con su país, cuya vida consagrada a la investigación en el campo de la medicina lo sitúan entre las personalidades científicas nacionales más prominentes de la etapa revolucionaria.
Una resumida mirada a su fecunda existencia, truncada por una enfermedad degenerativa el pasado sábado 1ro. de agosto a los 76 años de edad, así lo confirma.
MARCADO POR LA TENACIDAD
Nacido en La Habana el 2 de febrero de 1939, desde muy joven la vocación de Carlos Miyares Cao estuvo influenciada por el ejemplo de su padre Carlos Manuel Miyares Ibarra, reconocido médico cirujano del hospital Calixto García y profesor de la Escuela de Medicina.
Como esperaban quienes le conocían, al terminar el bachillerato en 1957 quiso matricular esa carrera en la Universidad de La Habana, pero el régimen de Batista había cerrado la casa de altos estudios para acallar las protestas de los estudiantes y solo pudo convertir en realidad ese deseo dos años después, con el triunfo de la Revolución.
Al igual que la mayoría de los alumnos de aquella etapa, ingresó en las Milicias Nacionales Revolucionarias, participó en la campaña nacional de alfabetización y fue fundador de la Asociación de Jóvenes Rebeldes (AJR), devenida posteriormente en Unión de Jóvenes Comunistas.
Figuró en la relación de los primeros instructores no graduados nombrado por la Universidad de La Habana (UH) cuando ocurrió la renuncia de un considerable número de profesores, graduándose finalmente de médico en noviembre de 1965 en ceremonia efectuada en el Pico Turquino, con la presencia de Fidel.
Según comentó en una entrevista que le hiciera el colega y profesor José Antonio de la Osa, cumplió el servicio médico rural en el hospital regional de Banes en Oriente Norte, donde fungió de jefe del servicio de Ginecología y Obstetricia. Asimismo, desempeñó el cargo de subdirector de esa institución de salud.
El afán de investigar lo vinculó posteriormente a la Farmacología, especialidad que estudió y a la cual dedicaría la mayor parte de su quehacer profesional. Su primera responsabilidad dentro de la citada rama la asumió a finales de la década del 60 del pasado siglo, al ser designado al frente del departamento de igual nombre en la Facultad de Medicina de la UH.
Tiempo después, el doctor Miyares Cao comenzó a indagar en el metabolismo de la placenta humana mantenida en condiciones de laboratorio, después de observar cómo posterior al parto, el tejido placentario conservaba una significativa cantidad de proteínas, vitaminas y sales minerales, aportadas por la sangre materna durante el embarazo para suplir los requerimientos nutricionales del feto.
Dedicado por entero al tema, descubrió una sustancia que aumentaba la pigmentación de la piel y logró aislarla. Luego vinieron los primeros ensayos clínicos que propiciaron obtener y registrar el fármaco llamado Melagenina para la terapia del vitiligo, sin duda el aporte más trascendental de su obra científica.
La favorable repercusión nacional e internacional causada por este promisorio medicamento condujo a la creación en 1986 del Centro de Histoterapia Placentaria, único de su tipo existente hasta ahora en el mundo y perteneciente hoy al Grupo Empresarial BioCubaFarma.
Tras más de tres décadas de aplicarse en miles de pacientes cubanos y foráneos, los resultados de la Melagenina Plus, variante mejorada del producto inicial, muestran que es altamente efectiva en el tratamiento del vitiligo.
Datos recientes ofrecidos por la actual dirección de la entidad revelan que se ha logrado curar alrededor del 86 % de los casos tratados con esta loción, mientras un 14 % no responde de manera positiva al proceder terapéutico o lo hacen con suma lentitud.
En dependencia del porcentaje de despigmentación de la piel, la mayoría de los enfermos requirieron entre dos y cinco años para recibir el alta por la dolencia. Resulta conveniente resaltar que debido a la duración del tratamiento, es imprescindible hacerlo con la más rigurosa disciplina y constancia.
Más allá de la Melagenina que ha logrado vencer la prueba del tiempo (muchos no creían en sus beneficios y hasta ponían en duda la seriedad de las investigaciones), el profesor Carlos Miyares Cao se propuso buscar nuevos medicamentos y productos cosméticos derivados del tejido placentario.
Así sus trabajos abrieron el camino que condujeron a la elaboración de la Coriodermina para combatir la psoriasis, la loción Piloactiva con efecto regenerador del cabello humano, y el Champú de Placenta, indicado en la dermatitis seborreica y la alopecia (pérdida del cabello no asociada a la calvicie), además de la crema dermotrófica destinada a retrasar el proceso de envejecimiento.
Héroe del Trabajo de la República de Cuba y merecedor de la Orden Carlos Juan Finlay, máxima condecoración que otorga el Consejo de Estado en la esfera de la ciencia, entre otros importantes reconocimientos, el doctor Miyares Cao deja un preciado legado de fidelidad, humanismo, ética y amor a los seres humanos y a la investigación.
Pero también de la imprescindible tenacidad que debe acompañar a todo científico para derribar muros de incomprensiones y no dejarse vencer jamás por la indiferencia y el desaliento.
COMENTAR
Hector de Lazaro Nuñez dijo:
1
8 de agosto de 2015
05:24:41
Juliana Paola Hurtado Respondió:
8 de agosto de 2020
15:46:10
Jesus Diaz dijo:
2
8 de agosto de 2015
09:10:10
juan fernandez dijo:
3
8 de agosto de 2015
10:28:27
MIGUEL dijo:
4
8 de agosto de 2015
16:47:23
carlos dijo:
5
9 de agosto de 2015
08:46:08
Graciela Santoyo dijo:
6
23 de octubre de 2015
18:37:01
carmen dijo:
7
17 de diciembre de 2015
18:16:36
Marcela dijo:
8
23 de enero de 2016
21:05:02
david gutierrez dijo:
9
7 de julio de 2016
21:54:10
laura dijo:
10
16 de enero de 2017
08:03:11
Gladys Gaitan dijo:
11
5 de abril de 2017
15:25:49
Elvis lantigua dijo:
12
9 de abril de 2018
00:12:45
Responder comentario