Como Fidel sabía que a Agustín Díaz Cartaya le agradaba la música, le solicitó elaborara una marcha poco antes del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el 26 de julio de 1953. Fue el 19, en la finca Santa Elena, durante las últimas prácticas de tiro previas al trascendente hecho histórico, cuyo aniversario 62 conmemoraremos este domingo.
Una vez vista, el líder de la Revolución le pidió que la modificara e insertase en la letra el sacrificio de nuestros mártires, la sangre derramada en el camino de la independencia. Cartaya —con 22 años, muchas ganas, disciplina y fe en el triunfo de la justa causa de los cubanos—, lo hizo.
Compuesto y ensayado en La Habana, el contagioso himno se convirtió en blasón de los luchadores por la libertad de Cuba. Aunque su creador escribió después otras seis composiciones del mismo género, ninguna alcanzó la dimensión artística e histórica de la Marcha del 26 de Julio.
En cumplimiento de una orden de Fidel, el también compositor Carlos Faxas la grabó de forma clandestina en Radio Cadena Habana, el 15 de febrero de 1957. La grabación llegaría rápido a la Sierra Maestra, donde Radio Rebelde la difundió por primera vez al pueblo de Cuba desde la comandancia de La Plata. Los rebeldes la vitorearon en el recorrido de la Caravana de la Libertad. Los cubanos todos la hicieron suya. Hoy es un documento patrio inmarcesible.
Hoy —más de 60 julios después del Moncada, pero igual de vigente en su sentido histórico de consecuencia para con un ideal de libertad y soberanía—, debemos recordarla y transmitirla a las nuevas generaciones, tanto por los medios audiovisuales como por la prensa periódica. Evoquémosla aquí:
MARCHA DEL 26 DE JULIO
Marchando, vamos hacia un ideal
sabiendo que hemos de triunfar
en aras de paz y prosperidad
lucharemos todos por la libertad.
Adelante cubanos
que Cuba premiará nuestro heroísmo
pues somos soldados
que vamos a la Patria liberar
limpiando con fuego
que arrase con esta plaga infernal
de gobernantes indeseables
y de tiranos insaciables
que a Cuba
han hundido en el Mal.
La sangre que en Cuba se derramó
nosotros no debemos olvidar
por eso unidos hemos de estar
recordando a aquellos que muertos están.
La muerte es victoria y gloria que al fin
la historia por siempre recordará
la antorcha que airosa alumbrando va
nuestros ideales por la Libertad.
El pueblo de Cuba
sumido en su dolor se siente herido
y se ha decidido
hallar sin tregua una solución,
que sirva de ejemplo
a esos que no tienen compasión
y arriesgaremos decididos
por esa causa hasta la vida
¡qué viva la Revolución!
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Mercedes Hernandez dijo:
1
5 de agosto de 2017
20:38:50
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