Los ojos de Ramón Mar y Samuel Chang, revelan su origen cantonés. Llegaron a Cuba en la década de los 40 con la aspiración de enriquecerse y la obsesión de regresar a la patria, pero hoy varios de ellos viven en el Hogar de Ancianos del Barrio Chino en La Habana, amparados por el Estado.
Los acompañan otros seis paisanos, en una instalación confortable para garantizar una vejez feliz. En el ambiente se respira una armonía familiar entre ellos y los trabajadores.
Fuentes del capitalino Casino Chung Wah destacan que hoy viven unos 130 naturales chinos con más de 70 años agrupados en 12 sociedades con filiales en todo el país, con facultades autónomas y con el principal propósito de cultivar y mantener las tradiciones traídas por los inmigrantes durante el siglo XX, a las cuales se asocian también más de 2000 de sus descendientes
“Ellos reciben todos los servicios gratuitos, -explicó a Granma Internacional Iliana García, directora del hogar de ancianos-, despiertan muy temprano, se les sirve el desayuno, luego hacen ejercicios matutinos y una charla de reflexión, a partir de ahí cada cual hace diferentes actividades como visitar las sociedades a las cuales están afiliadas, o recorren la zona. Almuerzan a las 11:00 am y duermen una siesta hasta las 4:00 pm, que es hora del baño. Después de la comida conversan, miran la televisión para dormir a las siete”.
Sustituyendo al antiguo asilo de ancianos Chun Wab, el hogar se inauguró el 1ro de diciembre de 1995, sustentado por el gobierno de la capital y rectorado primero por el Grupo Promotor del Barrio Chino y hoy por la Oficina del Historiador de la Ciudad. En él trabajan cuatro cuidadoras (enfermeras jubiladas), una auxiliar general, un chofer y la directora de la institución como plantillas fijas, pero se agregan cuatro agentes de protección contratados a la Agencia Baluarte.
Las habitaciones están equipadas con cama, ventilador, televisor, refrigerador, mesa central con dos sillas para descansar, muy ordenadas y limpias, pero el mayor confort se logra con la socialización entre ellos y con el personal de la institución.
“Contamos con un microbus de 12 plazas para organizar excursiones a diferentes lugares de la ciudad y para transportarlos a consultas médicas especializadas cuando lo requieran. Ellos reciben atención de las 12 sociedades chinas radicadas en el país, en la cultura del país asiático se veneran a los ancianos y se les considera un profesor”, dijo Iliana García.
El más longevo, Ramón Mar cumplirá 97 años en febrero próximo, llegó en 1948 a la edad de 28 años y se dedicó a dependiente en pequeños comercios conocidos por los cubanos como bodegas. Se casó con la camagüeyana Ena Valdés, 40 años menor que él. Ella lo visita en el hogar de ancianos y le lleva dulces, él guarda sus refrescos para compartirlos con su actual pareja.
Aún habla con mucha dificultad el español, lo aprendió de escuchándolo, no sabe leerlo ni escribirlo, pero manejó el ábaco para no equivocarse en las cuentas con sus clientes. Siempre abrazó la idea de regresar a su tierra en algún momento.
Su compañero, Samuel Chang vive en Cuba desde 1949, al llegar contaba con 18 años de edad y se dedicó a vender frutas en el barrio habanero El Vedado en un pequeño punto de venta. Al triunfar la Revolución laboró en la gastronomía y hoy es un experto conocedor de las artes culinarias de su país. Antes de jubilarse administró varios restaurantes de participación familiar en el callejón de la calle Zanja donde aún se mantiene el conocido Barrio Chino.
La llegada de los asiáticos a Cuba se remonta a enero de 1847, cuando más de 300 culíes chinos embarcaron en la fragata Oquendo, en el puerto de Amoy, para contratarse de braceros, principalmente en la agricultura y sustituir a la fuerza de trabajo esclava, traídos desde África en siglos anteriores.
La visita en 1874 del mandarín Chin Lan Pin pudo detener la contratación como esclavos de sus compatriotas. Por las penurias sufridas sintieron la necesidad de emancipación y se incorporaron a las guerras de independencia de finales del siglo XIX para acabar con el dominio colonial de España.
Los chinos estuvieron inmersos en el proceso revolucionario antes del 1ro de enero de 1959 y se integraron a los cambios propuestos con el nuevo gobierno revolucionario.
En 1960 crearon las milicias para defender la Revolución de los ataques terroristas de grupúsculos financiados por las sucesivas administraciones de Estados Unidos.
La comunidad china integra la diversidad cultural presente en nuestra identidad con el desarrollo de las artes y las tradiciones, aún se celebran las Fiestas de Primavera, (Inicio del Año Lunar) y la llegada de los primeros chinos a La Habana en el mes de junio por el poblado ultramarino de Regla.
Muchos cubanos practican las artes marciales en parques y áreas recreativas, como una forma de esparcimiento y de vida sana, reconocen los resultados positivos de la medicina natural y tradicional china, con la transmisión de experiencias entre profesionales.
La Danza del León y del Dragón, exhiben sus coreografías en los eventos culturales y las fiestas locales del interior del país, y son acompañadas por el pueblo que admiran la destreza de los bailarines.



















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25 de julio de 2015
01:53:56
Orlando dijo:
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25 de julio de 2015
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Gualterio Nunez Estrada dijo:
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26 de julio de 2015
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jose dijo:
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27 de julio de 2015
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Luis Hong dijo:
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Francisco dijo:
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28 de julio de 2015
02:33:21
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