Desde principios de 1960, en reiteradas ocasiones, el Gobierno del presidente Dwight Eisenhower hizo amenazas de afectar la estabilidad de la cuota azucarera cubana en el mercado norteamericano. Esto no era una medida más para crear el caos económico en la Isla, sino que formaba parte de un programa diseñado para destruir la Revolución Cubana. A partir de junio de 1960 el presidente Eisenhower presionó a los congresistas para que dejaran en manos del Gobierno de Washington la posibilidad de tomar represalias contra la economía cubana, dándole al poder ejecutivo la facultad para decretar discrecionalmente rebajas de la cuota cubana, como instrumento de coacción y de represalia.
Eisenhower confiaba que ese golpe a la economía cubana podría restarle impulso a la Revolución y hacerla fracasar.
Ante la evidente falsedad de los pretextos utilizados por el presidente norteamericano para recabar una nueva Ley Azucarera, el 23 de junio de 1960, al dirigirse a un grupo de miembros del Directorio Estudiantil de 1930 reunidos en Río Cristal, Fidel Castro destacó:
“... por las medidas que adopta el Gobierno de Estados Unidos cualquiera diría que la Revolución, al llegar al poder, no les dejó a los norteamericanos una sola propiedad o se había excedido. Sin embargo, ahí estaban todos los intereses norteamericanos, de la misma manera que están ahí todas las minas y todos los centrales y todos los bancos, como prueba irrefutable de que la Revolución no ha actuado con excesos.”
NO PODRÁN JAMÁS PONERNOS DE RODILLAS
El 24 de junio, en una comparecencia televisiva y radial por el Frente Independiente de Emisoras Libres (FIEL), Fidel advirtió al Gobierno norteamericano que el Gobierno Revolucionario respondería a cada agresión. El líder revolucionario ofreció un aleccionador resumen sobre la trayectoria de la industria azucarera cubana y sus relaciones con Estados Unidos. Igualmente, manifestó las verdades en que se apoyaba Cuba para denunciar la existencia de una conjura contra la Revolución Cubana.
Con precisión, Fidel expuso cuál sería la respuesta cubana a la agresión económica norteamericana a partir de las inversiones que los norteamericanos poseían en Cuba.
Quiere decir que tienen, aproximadamente, 800 millones de dólares en inversión en Cuba, así que podemos sacar la cuenta perfectamente bien entre lo que ellos nos pueden quitar a nosotros y entre los que nosotros le podemos quitar a ellos.
Así que, ¿nosotros podemos perder parte de nuestra cuota azucarera? Ellos pueden perder parte de sus inversiones. ¿Podemos perder toda la cuota azucarera? Ellos pueden perder toda su inversión en Cuba. Cambiaremos cuota por inversión. Nosotros estamos esperando que terminen la ley norteamericana sobre el azúcar para hacer nosotros nuestra ley cubana sobre las inversiones norteamericanas, otorgándole al Gobierno, pues, las mismas facultades que el Congreso le otorga al Presidente de los Estados Unidos.[1]
En Estados Unidos, el 27 de junio, representantes de la Casa Blanca, el Departamento de Agricultura, la Central de Inteligencia, el Departamento de Defensa, el Departamento del Tesoro y el Departamento de Estado se reunieron con el objetivo de debatir: “Cuestiones relacionadas con el Programa de Presiones Económicas contra Castro”. El memorándum de esa reunión recoge que el Secretario del Departamento de Estado inició la sesión refiriendo que “… el Presidente ha expresado su decisión y autorización para la aprobación de un programa […] para el establecimiento de presiones económicas contra el régimen de Castro”. Y añadió: “… es difícil ver cuánto podríamos hacer para afectar a la situación cubana solo con una legislación azucarera”.[2]
Entre las múltiples opiniones que emitieron relacionadas con la Ley Azucarera, se destacan las del Secretario del Tesoro, Robert B. Anderson quien expresó:
[…] el problema fundamental es si el Gobierno de los Estados Unidos está preparado para imponer todas las medidas económicas en su poder para presionar al régimen de Castro. […] una, dos o tres medidas severas sería un gran error a menos que el Gobierno norteamericano tuviera preparado para llevar esto hasta el final. Castro pensaría que a una o dos medidas severas sin dudas le seguirían otras, y suponiendo que Castro sea un hombre inteligente, cosa que debemos suponer, encontrará formas para solucionar el problema ocasionado por nuestras acciones. A menos que llevemos ésta hasta el final, en seis o en ocho meses, él puede recoger los destrozos, juzgando como suponemos, él recibirá la cooperación de la URSS. […] Anderson preguntó si valía la pena tomar medidas parciales. A la misma vez expresó su opinión de que si apretamos las clavijas entonces debíamos prepararnos para aceptar el racionamiento del azúcar y debíamos preparar al pueblo norteamericano para esta necesidad. El Presidente tal vez tendría que declarar estado de emergencia bajo el cual se podrían tomar medidas de acuerdo con la Ley de Comercio con el Enemigo que virtualmente congelaría el comercio entre Cuba y Estados Unidos [...].[3]
El Congreso norteamericano al concederle poder al presidente Eisenhower para reducir los ingresos del pueblo cubano perpetró un ataque directo a la economía y a la soberanía nacional de Cuba.
Pero esa agresión no quedó sin respuesta. El 28 de junio, la Federación Nacional de Trabajadores Azucareros (FNTA) convocó a una gran concentración popular en Artemisa. Varios oradores hicieron uso de la palabra. Luego, tocó el turno a Fidel, quien tras referirse a las tentativas del Gobierno de Estados Unidos para arrasar la economía de nuestro país, rendirnos por hambre y doblegar a nuestro pueblo, expresó:
“[…] en ese intento de irnos quitando la cuota libra por libra, les iremos quitando central por central, y les iremos quitando centavo a centavo hasta la última inversión de norteamericanos en Cuba. Nos quitarán las cuotas, ¡pero no nos podrán arrebatar la república!; nos quitarán las cuotas, ¡pero no podrán jamás ponernos de rodillas![4]
Fidel, en las últimas palabras de su intervención reafirmó la decisión del pueblo cubano: “Martí dijo en aquellos versos: ‘Yo quiero cuando me muera, sin patria pero sin amo...” (del público le dicen a coro: “tener en mi tumba un ramo de flores y una bandera”.) Y nosotros podemos decir: ¡Sin cuota, pero sin amo; sin americanos, pero con patria![5]
RESPUESTA CUBANA
La Cámara de Representantes y el Senado de Estados Unidos se unieron en la desenfrenada carrera para ultimar la agresión económica contra Cuba, tanto es así, que la enmienda a la Ley de Azúcar que daba autoridad discrecional al presidente de Estados Unidos para determinar la cuota azucarera de Cuba, quedó aprobada a las seis de la mañana del domingo 3 de julio de 1960.
Como respuesta a esta agresión, el martes 5 de julio de 1960, el Consejo de Ministros del Gobierno Revolucionario, reunido en sesión extraordinaria aprobó la Ley de Nacionalización.
Esta Ley después de varios POR CUANTO, resuelve:
ARTÍCULO 1.—Se autoriza al Presidente de la República y al Primer Ministro para que dispongan, conjuntamente, mediante resoluciones, cuando lo consideren conveniente a la defensa de interés nacional, la nacionalización, por vía de expropiación forzosa, de los bienes o empresas propiedad de personas naturales o jurídicas nacionales de los Estados Unidos de Norteamérica o de las empresas en que tengan interés o participación dichas personas, aunque las mismas estén constituidas con arreglo a las leyes cubanas.
La tarde del 6 de julio de 1960, el presidente de Estados Unidos firmó la rebaja de la cuota azucarera cubana en 700 000 toneladas cortas, para el año en curso. Las palabras de Eisenhower al anunciar la rebaja de que sentía “sincero pesar” y que su gobierno había realizado esfuerzos por “mantener la amistad tradicional en Cuba”, no necesitan ser refutadas. Ahí están los hechos que dan fe de su falacia, entre los que se incluyen: la historia de saqueo de las riquezas de Cuba, el apoyo a la tiranía de Batista y su protección y aliento a los criminales de guerra y a todos los que se enriquecieron fraudulentamente y marcharon a ese país llevándose los fondos del erario público sin que fueran devueltos por asesinos y ladrones. A esto se suma, la maniobra de los monopolios petroleros semanas antes para dañar la economía del país, considerada como la primera gran zancadilla norteamericana a la Revolución Cubana y esta segunda agresión con la ley azucarera que el pueblo bautizó con el nombre de “Ley Puñal”.
Con la agresión económica de forma abierta contra Cuba, Estados Unidos mostró su verdadera faz a los pueblos de América Latina y el mundo. Su acción fue como un boomerang, pues a partir de ese momento aumentó la solidaridad mundial con la Revolución Cubana.
El 9 de julio de 1960, el Primer Ministro de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Nikita S. Jrushchov, envió un mensaje a Fidel donde le daba a conocer la disposición de su país para adquirir adicionalmente en Cuba, las 700 000 toneladas de azúcar que Estados Unidos se negaban a adquirir en 1960.
Coincidentemente, ese día, en Londres fueron publicadas las declaraciones que ofreciera Fidel Castro a I. Karanjia, director del periódico hindú Blitz. En ellas, el Primer Ministro del Gobierno Revolucionario expuso que en Cuba estaban teniendo lugar grandes cambios políticos, sociales y económicos, principalmente en interés del país y el pueblo. Pero que la política del Gobierno Revolucionario encontraba la feroz oposición del imperialismo norteamericano. Asimismo, Fidel se refirió a los planes de organizar una intervención armada contra Cuba, y previno a los imperialistas para: “que lo piensen mil veces, antes de emprender tan temeraria acción, pues en Cuba los invasores hallarán una heroica y victoriosa resistencia. Nuestro pueblo está preparado para hacerles frente y derrotarlo”.
[1] Obra Revolucionaria No. 12, Imprenta Nacional de Cuba. Junio 25 de 1960, págs. 13-14.
[2] Ver: Tomás Diez Acosta: La guerra encubierta contra Cuba. Editora Política, 1997, págs. 21-22.
[3] IDEM
[4] Revolución, 29 de junio de 1960, p. 15.
[5] Revolución, 29 de junio de 1960, págs. 15 y 18.
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francoys dijo:
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Nébuc dijo:
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MIGUEL ANGEL dijo:
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ALBERTO CANTALLOPS dijo:
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Asdrubal Salinas dijo:
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6 de julio de 2015
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Asdrubal Salinas dijo:
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Lorenzo Canizares dijo:
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Isis dijo:
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