
BOLIVIA.—José Fernando Campero, campea por su respeto entre los médicos cubanos. Marañón, su segundo apellido, identifica al fruto que aprieta la boca, según el estribillo de una canción caribeña.
Su amor por Cuba es tan o más alto que el Cristo de la Concordia, imagen distinguida como la más grande del mundo, orgullo arquitectónico y religioso de la ciudad de Cochabamba.
En su rostro un ejército de barba y bigote canos van subiendo impetuosos hacia la cabellera que había resistido con negrura espartana, pero ya se va dejando encanecer.
“He cumplido los 60 años de edad y espero concluir mi ciclo de vida en apoyo al curso histórico que ha tomado el pueblo y el movimiento obrero boliviano que lidera el compañero Evo Morales, con vistas a consolidar una nueva gesta empeñada en sacar adelante este proceso histórico”.
Su hogar cochabambino ha sido abrigo perpetuo de médicos, enfermeras y técnicos de la salud venido de la Mayor de las Antillas.
“Junto a mi compañera Elizabeth Navas Guzmán, enviamos los primeros 283 pacientes de Cochabamba a La Habana para que fueran operados de cataratas y pterigión cuando la Misión Milagro apenas comenzaba. También he tenido el placer de recibir en nuestra vivienda a los primeros contingentes de médicos que llegaron a Bolivia a consumar la humana tarea de devolverles la visión a las personas más desposeídas.
“Del mismo modo contribuimos en el 2006 a recibir los primeros contingentes de la brigada médica cubana.
Asegura Fernando que esa acción les permitió ensayar la capacidad organizativa del Movimiento de Solidaridad, integrado por un grupo de jóvenes y sus familiares animados a partir de conocer los logros y la realidad cubana, y que había alcanzado el máximo de comprometimiento tras firmarse, en el 2005, los acuerdos de cooperación entre Cuba y Bolivia.
“Yo tuve la dicha de hospedar durante tres días a 40 cubanos en mi casa. No me pregunten cómo los alojé, dónde los hice dormir, cómo los alimentamos, pero todos se fueron contentos y satisfechos, y logramos distribuirlos en las diferentes comunidades, y todas las provincias de Cochabamba tuvieron un médico para curarles sus dolencias”.
Fernando es un hombre que fraguó su vida revolucionaria en las filas de la Juventud Comunista en combate abierto, o tras las rejas carcelarias durante la dictadura de Hugo Banzer. Tal vez por ello ve más allá de los que otros pueden ver.
“Yo he visto médicos cubanos cargando mochilas con más de 60 quilos de medicamentos para entregarlos en lugares intrincados y distantes como Arques, Bolívar y Ovejería en el altiplano cochabambino, a 3 200 metros sobre el nivel del mar, donde el frío es irresistible. Han tenido que llegar a pie o a caballo hasta esas montañas y laderas inhóspitas para entregar un medicamento a gente que jamás había visto a un médico.
“Eso es lo que ha de quedar en la retina de cada boliviano que haya visto pasar por su puerta, por su calle, a un médico cubano caminando sudoroso con su mochila a cuesta. La Revolución Cubana nos mandó lo mejor de sus hijos para hacernos entender que la humanidad es una sola y el hombre es uno solo”.
Revela que le hierve la sangre cuando alguien le habla mal de un cubano.
“Me le pongo al frente de manera inmediata. Conozco a muchos que han tenido que dejar a niños pequeños, madres y padres hospitalizados para venir desde Cuba a cumplir misiones internacionalistas. He compartido con compañeros de esa talla humana que han superado con creces lo que nosotros los bolivianos hubiéramos imaginado”.
Observa detenidamente su reloj, y al parecer lo convierte de inmediato en un almanaque redondo.
“Estamos a diez años de este proceso y estoy cada vez más convencido de que el cochabambino de a pie, el ciudadano humilde que ha sido beneficiado con el servicio médico de los hermanos cubanos expresará su protesta si ellos se nos van; es decir que ya los hemos adoptado como familiares y forman parte de nuestra ciudadanía y de nuestra Cochabamba querida”.
“¡Qué gesto más grande!”, exclama y alarga los brazos en forma horizontal como si intentara imitar al Cristo de la Concordia. Luego se pregunta:
“¿Quién nos da la solidaridad, quién nos da el apoyo, quién nos da la salud, quién nos salva vidas, quién nos opera gratuitamente, quién nos hace análisis, quién nos integra al conocimiento con la alfabetización, quién nos apoya en varios programa de industrialización?”
Luego se alisa la barba canosa y exhibe cierta picardía en el semblante.
“Y lo más impresionante es que en junio del 2014 viene el presidente cubano Raúl Castro hasta aquí, a la Cumbre G-77 en Santa Cruz, y sorpresivamente para todos nosotros, nos agradece por permitirle a Cuba cooperar con este pueblo hermano”.
Sonríe y luego torna el rostro serio.
“Por eso yo digo que podrán suceder muchas cosas en la historia de este país, podrá haber muchos contratiempos políticos, pero lo que estamos viendo en estos nueve años nadie no los quita, pues las vidas salvadas están ahí presentes como testimonio de la fuerza de la solidaridad y de la integración de los pueblos.
“Cuba ha generado a un hombre nuevo que le ha permitido salvar vidas en condiciones difíciles, desventajosas y desfavorables y muestra, por primera vez, que la salud puede ser gratuita y entregada por humanidad a quienes más la necesitan”.
Revela que le es imposible hacer un recuento de nombres, apellidos y lugares.
“Me acuso de no haber levantado lista para algún día hacer plaquetas y que los hijos de los hijos de esos hombres y mujeres que estuvieron aquí, sepan que su país entregó lo mejor que tiene, y su padre o su madre entregó lo mejor que pudo para salvar a la humanidad”.
Fernando Campero Marañón seguirá campeando aquí por el respeto, el agradecimiento y la admiración que le tiene cada uno de los médicos cubanos que han pasado por Bolivia. Pero posee, además, otro regocijo que me confesó casi en un susurro:
“Fíjate si los he mimado, que cuando me escriben me llaman Papá. Otros aquí me lo dicen con cierta timidez sin sospechar siquiera que esa es la mayor gratificación que he tenido en mi vida”.



















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pedro dijo:
1
20 de junio de 2015
10:16:52
alexis dijo:
2
21 de junio de 2015
08:20:07
juana maría dijo:
3
22 de junio de 2015
13:07:18
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