
MAYABEQUE.—Miguel Pardo Peña lleva medio siglo en la industria azucarera cubana, 25 de ellos con una prótesis en su pierna derecha que perdió en un accidente de tránsito. Pero ese momento difícil de la vida no pudo arrancarle la voluntad ni el amor por su central Boris Luis Santa Coloma, en el municipio de Madruga.
En lo alto del ingenio, entre la fuerte armadura de hierro, se desempeña como técnico del área de cristalización, labor que exige conocimiento y permanente desvelo para evitar que la elaboración del azúcar tenga algún contratiempo y el producto no alcance la máxima calidad.
Vive orgulloso de su central, que se ubica entre los más eficientes del país, y seguro de volver a cumplir el plan de producción.
“No hay problema que el colectivo no venza, se busca entre todos la mejor solución y esa forma de actuar permite tener confianza en que sobrecumpliremos nuevamente. Nos preparamos para hacer una buena zafra y el comportamiento de los principales indicadores así lo demuestra”, asegura Miguel.
“Los trabajadores del Boris Luis son gente de trabajo, sienten mucho amor por su central; durante los años difíciles del sector se conservó bastante la unión del colectivo y eso permite contar hoy con un personal preparado, con experiencia y conocedor de los secretos de esta industria que todos cuidamos mucho por lo que significa para nuestras vidas”, puntualiza.
Miguel reconoce la labor de los agrícolas sin los cuales sería imposible el crecimiento que se viene logrando campaña tras campaña. “En un importante grupo de unidades se superan las 55 toneladas por hectárea”, precisa.
“Yo digo que solo ese trabajo colectivo, de todos los frentes de zafra, hace posible el éxito de cualquier tarea, por compleja que sea, y aquí en el Boris Luis se labora así”, reflexiona Miguel Pardo.
Siguiendo los pasos de su padre está Miguelito, joven azucarero que ya alcanza la calificación de puntista A y ocupa la responsabilidad de jefe del área de clarificación.
Padre e hijo viven en el batey del central, identifican cualquier rotura del ingenio por el ruido que se produce, y aseguran que no hay época más feliz para esta pequeña comunidad que el tiempo de zafra, cuando el olor a mela’o entra en las viviendas sin pedir permiso.
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Zoelia dijo:
1
27 de marzo de 2015
12:18:44
Benito Lastre dijo:
2
27 de marzo de 2015
17:01:41
miguel dijo:
3
27 de marzo de 2015
19:05:14
miguel dijo:
4
27 de marzo de 2015
20:36:40
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