ARTEMISA.—Más de dos décadas de experiencia en la labor los han convertido en verdaderos conocedores de la materia a la que han dedicado esfuerzos, incontables horas de trabajo y corazón. A Esperanza, Ana Rosa, Fe María, Juan, Manuel, y otros tantos, no hay quien les haga un cuento sobre el henequén.
De los secretos de esta planta —que crece por doquier en el poblado que lleva su nombre, en el municipio de Mariel— conocen hasta el más mínimo detalle la mayoría de los integrantes de la brigada especializada en el henequén.
Antes del triunfo de la Revolución ya se había fundado la henequenera y muchos años transcurrieron hasta que en noviembre del 2009 se paró la industria producto de un accidente, ocasionado al desprenderse una de las voladoras de la máquina y destruirse esta, prácticamente en su totalidad.
“A partir de ese momento se continuó con el proceso de mantenimiento a las plantaciones, la siembra de viveros y directamente en el campo, así como el corte de mazos; estos últimos se enviaban a la desfibradora de Matanzas para procesarlos. La producción final se traía nuevamente para su comercialización y los costos en transportación la encarecían”, comenta Jesús Columbié, especialista principal de la brigada, la cual está adscripta a la UEB Forestal Integral Artemisa.
En julio del 2014 comenzó la reanimación de la industria, con la cual se beneficiaron diferentes locales y se rescató la prensa, gracias al accionar de la Empresa Forestal Integral Costa Sur (a la cual pertenecen) y al apoyo de los propios trabajadores de este sitio.
Dos meses más tarde llegó la máquina desfibradora de henequén, procedente de Brasil, con capacidad para producir de 1,8 a 2 toneladas de fibra seca en ocho horas.
“Con tecnología nueva —única de su tipo en el mundo, pues actualmente solo Brasil produce equipos para el desfibrado de henequén— se montó esta máquina y una en Cienfuegos”, sostiene José Antonio Quintana, especialista en henequén del Ministerio de la Agricultura.
A mediados de noviembre fue la puesta en marcha, con la presencia de especialistas del país sudamericano, y a modo de prueba, obtuvieron el año pasado cinco toneladas de fibras.
“Mariel fue un polo productor con excelentes resultados, el henequén de esta zona tiene buen rendimiento y calidad. En la década del 70 se llegaron a producir 4 000 toneladas. Al pararse la industria, con el paso del tiempo, muchas plantaciones se deterioraron”, agrega Quintana.
UNA TRADICIÓN QUE FLORECE
Desde los 24 años Ana Rosa trabaja en este sitio y próximamente cumplirá un cuarto de siglo vinculada a tales labores. “He hecho de todo, seguí una tradición, pues gran parte de mi familia pasó por aquí”.
Como ella, Esperanza, Fe María, Juan y otros, han estado apegados durante mucho tiempo a la Henequenera, y de 7:00 a.m. a 4:00 p.m., unen sus esfuerzos tras un objetivo común. En cambio, jóvenes como Alejandro y Yorislandy recién se suman a la tarea, y hay hasta quienes regresan.
Marta Teresa, la jefa de la brigada industrial, trabajó durante unos cinco años antes de cesar las operaciones, y se incorporó nuevamente en julio del 2014. “Es de vital importancia el proceso de desfibrado, para la obtención de los productos derivados del mismo, y su venta, con la mejor calidad”, plantea.
Manuel, el mecánico, se había jubilado, y tras enterarse de que nuevamente se empezaría a desarrollar el proceso productivo en su totalidad, decidió retomar su profesión.
Este año los 68 integrantes de la brigada tienen la misión de cumplir un plan de siembra de 134 hectáreas y aspiran obtener 130 toneladas de fibras. Entre las producciones principales que se originan a partir de estas se encuentran las sogas, cordeles, tendederas, plumeros y brochas (las dos últimas no las están haciendo en este momento).
Además, recuperan el jugo del henequén para comercializarlo (se emplea en la confección de pinturas, detergente y otros), ya tienen casi 500 litros; y los desperdicios los tienen contratados para venderlos como alimento animal. Poseen clientes en otras provincias como La Habana, Pinar del Río y Mayabeque.
Así, tras cinco años dedicados solo a las labores de siembra y corte, los henequeneros vuelven a sus menesteres diarios; en esta oportunidad, con nuevos bríos.
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Nery dijo:
1
10 de marzo de 2015
12:38:29
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