ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
En la actualidad una parte importante de los alumnos que concluyen el 9º grado se forman en carreras técnicas. Foto: Freddy Cabrera

Un principio rector de la educación cubana es el vínculo estudio – trabajo. A medida que el alumno va transitando por los diferentes niveles de enseñanza, desde la educación preescolar hasta preuniversitario, esta alianza se concreta de diferentes formas y la más palpable es la Enseñanza Técnico – Profesional, pues acerca al estudiante a los centros de la producción y los servicios.

En la actualidad muchos adolescentes que concluyen el 9º grado se orienten hacia carreras técnicas para formarse como obreros calificados y técnicos de nivel medio. Este proceso ya ha ido ganando en masividad. Sin embargo, no se pueden ver de manera separada el estudio y el trabajo, y mucho menos divorciados de las necesidades sociales.

En opinión del Dr. Julio Cerezal Mezquita, del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas, se trata de integrar la experiencia académica y la laboral. “O sea – afirma- que en la primera se den los fundamentos y principios que rigen la actividad laboral, y el estudiante en la práctica laboral conozca qué relación tiene esta con el conocimiento.”

Muchos pudieran pensar que la formación laboral es patrimonio de una o dos asignaturas o de un tipo de enseñanza en particular, pero el tema compete también a la comunidad, al territorio y a las escuelas. Esto implica revisar el diseño curricular de los centros docentes y determinar las necesidades de cada localidad.

“La experiencia cubana – refiere Cerezal Mezquita- ha logrado que las escuelas sean flexibles en cuanto al contenido laboral. Por eso se trata de vincularla con la comunidad, buscando que las actividades laborales se relacionen con las tareas propias que se desarrollan en ese territorio. Muchos padres trabajan en esas actividades y se vincula el contenido de enseñanza y de lo que hacen los estudiantes en la escuela”

LAS CARRERAS NECESARIAS

Satisfacer las demandas de técnicos y obreros que requiere el país para impulsar el desarrollo económico y social, tiene una alta prioridad en estos momentos.

Si bien la escuela cubana nunca se ha separado del principio estudio trabajo, durante los años ’90 los centros docentes se vieron limitados en recursos y eso “laceró de algún modo el componente laboral”. En la actualidad se trabaja para atraer los alumnos hacia las especialidades necesarias para el país.

“Llegó un momento en que la orientación vocacional se dirigía a la Computación o la Comunicación Social, y se estaba perdiendo la parte laboral, los oficios fundamentales – reconoce el Dr. Julio Cerezal Mezquita-. Hoy se trabaja en secundaria básica en la orientación hacia oficios, fundamentalmente los agrícolas. Esto depende de la ubicación de la escuela, pero la idea es ir trabajando la orientación vocacional ligada a la preparación laboral”.

En todo lo relacionado con la formación del individuo para su inserción en la sociedad la escuela juega un papel determinante. De ahí que la relación entre educación, trabajo y sociedad sea tema de análisis para garantizar desde ahora la fuerza laboral que en la producción y los servicios el país demanda.

“Hoy estamos buscando una escuela con un currículo flexible y contextualizado. Así, a partir de un programa general, esta puede organizarlo en función de sus características, sus condiciones y vincularlo más al contexto donde está ubicada. Ahora estamos rescatando la práctica de contextualizar el contenido de enseñanza y de trabajo de la escuela con las tradiciones de la comunidad.”

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