
Por la madrugada lo apresaron. En el campamento de los bandidos, se encontró con Erineo, un combatiente del Ejército Rebelde y fundador de las Milicias en el Escambray, que había sido capturado primero, junto con otros campesinos del lugar. Al miliciano lo habían tenido parado desde la tarde con las manos en alto, mientras le daban golpes.
Uno de los alzados le dijo a su jefe: “Este es el maestrico que se dedica a enjuagar los cerebros”. El cabecilla, un traidor a la Revolución, le propuso al educador: “Si te unes a nosotros te perdono la vida”. El maestro replicó enseguida: “Soy revolucionario, no traicionaré a mi pueblo”.
Entre el 5 y el 6 de enero de 1961 los milicianos sostuvieron dos enfrentamientos con los bandidos que lo habían apresado, en los que murieron cinco de estos y siete fueron capturados. Al tomar el campamento contrarrevolucionario, vieron debajo de una guásima, tapados con hojas secas, dos cadáveres. Uno era el de Erineo. Al maestro, antes de ahorcarlo, lo habían apaleado y su cuerpo presentaba heridas de arma blanca.
Conrado Benítez solo tenía 18 años.
UN NIÑO POBRE QUE QUERíA SER MAESTRO
Conrado había nacido en Matanzas el 19 de febrero de 1942. Dicen que de pequeño era muy tranquilo y no solía reírse mucho. Uno de sus condiscípulos recordaría años después: “Era muy callado y limpiaba zapatos, ya desde segundo grado trabajaba… No era mal alumno, pero tenía muy mala base. Siempre estaba limpio y presentable”.
En 1954 matriculó la Primaria Superior (séptimo y octavo grados). Él mismo se construyó un cajón de limpiabotas. Por las noches se ganaba también unos centavos en una panadería. Relatan sus amigos de infancia: “Metía el cajón debajo de la escalera de la escuela y si se lo escondíamos, se ponía muy bravo”.
Ya con la Revolución en el poder, se incorporó al contingente de Maestros Voluntarios que impartirían clases en las montañas. Partió junto con un grupo de jóvenes para Minas de Frío el 12 de mayo de 1960. El entrenamiento y la capacitación duraron hasta agosto.
EN EL ESCAMBRAY
Lo ubicaron en Sierra Reunión, una zona muy aislada, conflictiva y de influencia contrarrevolucionaria, donde operaban varios grupos de bandidos organizados y pertrechados por la CIA. Con la ayuda de los campesinos del lugar preparó el local para la escuela en una tienda de víveres intervenida, antiguamente propiedad de un alzado.
Era una choza pequeña, con paredes de madera aserrada, techo de tejas y piso de cemento. Tenía una pequeña ventana, una puerta de entrada y dos internas que daban a otras habitaciones. Una mesa de construcción rústica, por cuyos lados se colocaban dos largos bancos, servía de pupitre.
El 4 de enero de 1961, de regreso de las vacaciones de fin de año, una maestra voluntaria que también impartía clases en la zona le propuso quedarse esa noche en casa de un campesino amigo y que emprendiera viaje a la mañana siguiente hacia el lugar donde se hospedaba. Pero él dijo que llevaba regalos para los niños y quería llegar para repartirlos.
Años después, uno de aquellos niños alfabetizados en Sierra Reunión le relataría a un periodista: “En la mañana del 5 de enero de 1961, fui a buscarlo al cuartico donde dormía. Solo encontré los juguetes que nos había traído desde La Habana. Pero ya el Maestro no estaba”.
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Leonor dijo:
1
5 de enero de 2015
10:37:45
Marcelino Osoria Moreno. dijo:
2
5 de enero de 2015
14:27:25
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