La singular historia del periodismo clandestino, tanto en las ciudades como en las guerrillas, representa el primer y único gran triunfo contra los medios imperialistas y burgueses, así como la apertura del proceso conocido como la prensa alternativa, comunitaria y en las redes mediante Internet.
Además de que todas las organizaciones que lucharon contra la tiranía batistiana tuvieron prensa clandestina, se produjo la primera y única rebelión de los integrantes de las redacciones contra los dueños de los medios dominantes. Negarse a compartir las mentiras contrarrevolucionarias y acordar publicarlo al final de cada nota en ese sentido, conocido popularmente como la coletilla, determinó que la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) orientara a los dueños de los grandes medios que abandonaran el país en protesta por lo que consideraron como un atentado a la libertad de prensa.
La SIP, que había sido secuestrada por el gobierno de Estados Unidos en 1950, mediante la acción del Departamento de Estado y la CIA, los fue recibiendo y declarándolos como campeones de la libertad de prensa. En mayo de 1960 se habían ido todos.
Así terminaba una historia de 53 meses consecutivos —los años 1956, 57 y 58, más los 17 meses después del triunfo— que jamás se había producido y que nunca se ha repetido. No obstante la correlación de fuerzas ha ido cambiando, desde las pioneras Prensa Latina y Radio Habana Cuba, las fundaciones de la Unión de Periodistas de Cuba y la Federación Latinoamericana de Periodistas, hasta hoy con el valioso y exitoso medio internacional que es Telesur.
Antes, en 1952, habían surgido Son los mismos y El Acusador y, posteriormente, la edición clandestina de La Historia me Absolverá.
Para tener una idea de la gran cantidad de publicaciones de ese carácter es necesario recordar a las principales por sus nombres: Aldabonazo, Revolución, Carta Semanal, Mella, Alma Máter, Sierra Maestra, Vanguardia Obrera, Boletín 13 de Marzo.
También en la guerrilla se reeditó El Cubano Libre y surgieron Surco, Patria, y Milicianos, además de Radio Rebelde.
Debe agregarse la existencia de la prensa en el exilio, los periódicos manuscritos en las prisiones, especialmente el que se publicó en Isla de Pinos, la prensa semiclandestina o clandestina que se hacía sobre todo en los centros estudiantiles del país, la labor de copiar a mano en el Vivac del Castillo del Príncipe el texto de la marcha del 26 de julio, los letreros en las fachadas, la corresponsalía con nombre falso de la revista norteamericana Visión —lo hizo el inolvidable Baldomero Álvarez Ríos—, y otras formas de hacer llegar el mensaje revolucionario, hecho por los hijos del pueblo que arriesgaban sus vidas en ello.
Los crecientes y exitosos combates del Ejército Rebelde siempre estuvieron acompañados de la lucha de las ideas, con el destino principal de que estos éxitos revolucionarios fueran conocidos por todo el pueblo. La gran cantidad de ejemplares que se editaban y la orientación de pasarlos de mano en mano, le dio también masividad a esos medios.
José Martí, al fundar Patria, revive a Céspedes en el Cubano Libre y los dos renacen en El Acusador y Granma, de Fidel Castro.
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Antonio dijo:
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20 de noviembre de 2014
07:51:11
saul dijo:
2
20 de noviembre de 2014
09:24:12
Manuel Betancourt Barbiel dijo:
3
20 de noviembre de 2014
10:03:43
Jorge dijo:
4
20 de noviembre de 2014
10:11:57
Rné dijo:
5
20 de noviembre de 2014
14:23:45
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