ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Producción terminada a la espera de los clientes que solicitaron el servicio de recape. Estos neumáticos se necesitan en los campos, para producir alimentos. Foto: del autor

HOLGUÍN.— Al mismo tiempo que salva neumáticos (al cierre de octubre acumulaba 23 569 unidades), la Planta Recapadora Arse­nio Escalona ejecuta una serie de acciones que conducen a su mejoramiento tecnológico.

Las transformaciones son dirigidas en su primera etapa al control del proceso industrial, de manera que los resultados de la producción es­tén en correspondencia con los recursos empleados.

Al tanto de cada detalle, único modo de cumplir el plan anual (28 882 gomas), el ingeniero Juan Antonio Vecino, director de la entidad, ilustra lo que pretenden: “Si tomamos como ejemplo los neumáticos agrícolas, de­bemos asegurar que después del recape cada uno tenga el rendimiento esperado, o sea, 3 500 horas de trabajo”.

La esencia es la automatización, hoy realidad en el área energética, específicamente en los secto­res de tratamiento de agua, generación de va­por, trasiego de combustible y sala de compresores.

EMPLEAR LO QUE ESTÁ  A LA MANO

Para emprender los cambios acudieron a la Empresa de Servicios René Ramos Latour, de Nicaro, hasta hace poco una fábrica procesadora de níquel que cambió su objeto social por imperativos de la economía. Entre otros factores, el alejamiento progresivo de las zonas de extracción del mineral incrementó costos y afectó la rentabilidad.

Víctor Torres, especialista del Grupo de Ins­trumentación y Control en aquella empresa, puntualiza que el Proyecto de Infor­ma­tización del Área Energética, diseñado especialmente para la Recapadora, se define como un sistema de supervisión que permite seguir a través de gráficos digitales todas las mediciones del proceso tecnológico.

“Se insertará gradualmente en una red interna, facilitadora de la evaluación del comportamiento tecnológico de la planta. El director tendrá una computadora desde la que seguirá los pormenores. En tanto, el personal de mantenimiento podrá hacer los cálculos para planificar y ejecutar sus labores”.

Contiene prestaciones muy útiles, respaldadas por instrumentos de medición construidos por firmas extranjeras reconocidas. Hay medidores de presión, sensores ultrasónicos, ter­morresistencias, etc.

Muchos de los medios estaban en uso, pero fueron desmontados con extremo cuidado y so­metidos a mantenimientos y verificaciones. Tam­bién los hay totalmente nuevos, que per­ma­­necían en almacenes. Ofertados con rebajas de hasta 10 % del valor calculado hoy, el co­lec­­tivo que dirige Vecino los paga cómodamente.

“Para la Recapadora es un cambio como de la noche a la mañana, que la pone en condiciones ventajosas para producir con mayor calidad. Cuando solicitó nuestros servicios, estaba desprovista de tecnología idónea para la automatización; ahora puede introducir aceleradamente otros cambios”, asegura Víctor.

A partir de este momento las puertas de la su­peración profesional están mucho más abier­tas, razona el ingeniero eléctrico Alan Gar­cía Montero, a quien la dirección de la Planta encomendó supervisar la ejecución del proyecto
“El sistema facilitará hacer un historial de cada una de las variables que influyen en el proceso de vulcanización de los neumáticos para que salgan con los mismos parámetros en cuanto a presión, temperatura, etc. Y a la vez crea condiciones de trabajo apropiadas”.

Y VAN MÁS LEJOS

La automatización ha modificado favorablemente las condiciones de trabajo de los operadores de las calderas. Foto: del autor

La segunda fase del Proyecto de Infor­ma­tiza­ción comenzará el próximo año. El escenario principal será el taller de recape, en particular cada una de las prensas de vulcanización. Ya determinaron los puntos de control y montaron el 90 % de los equipos necesarios para obtener la información, anuncia Juan Antonio Vecino.

“Estamos creando condiciones para in­crementar el recape en frío, procedimiento que se aplica a los neumáticos con cuerdas de acero. No podemos perder de vista que el mercado mundial se orienta cada vez más al uso de esos neumáticos. De ahí que acabamos de instalar una bandeadora nue­va, importada. La máquina en uso hasta ahora tenía limitaciones por la prolongada explotación”.

También planean poner en funcionamiento una nueva cámara de vulcanización (autoclave, según el argot técnico del colectivo). Tiene mayor capacidad que la empleada hoy, la cual permanecerá en funcionamiento.

La gran sorpresa, con posibilidades de co­menzar a materializarse el año venidero, es el proyecto dirigido a recapar todos los tipos de neumáticos usados fuera de carretera. Implica continuar la recuperación de los que llevan los tractores e incorporar, entre otros, los de los vehículos que laboran en las minas.

El impacto será significativo para el centro, porque los equipos por instalar responden a los requerimientos científicos aplicados en los países más desarrollados. Estamos hablando de automatización plena, con sistemas robotizados, enfatiza el directivo.

Con el nuevo equipamiento también será posible reparar los neumáticos con daños mecánicos como rajaduras provocadas por hierros u otros objetos contundentes.

“Cada vez que sea salvado uno de los usados en los camiones que transportan el mineral en las fábricas de níquel, estaremos ahorrando cinco mil dólares”, especifica Vecino.

VOCES A ESCUCHAR

Predomina buen ambiente en los tres turnos de trabajo. El análisis numérico de los resultados indica un ligero sobrecumplimiento de la producción general correspondiente al periodo enero-octubre. A primera vista quedó atrás la etapa álgida (2010 -2012), en la que empresas y entidades estatales de Holguín, Las Tu­nas y Granma no cumplían los convenios de entrega de gomas aptas para salvar.

Sin embargo, una mirada profunda expone actitudes incorrectas. Al cierre de octubre las empresas azucareras de Holguín y Las Tunas violaron lo pactado y dejaron de enviar, respectivamente, 199 y 160 unidades. Con la za­fra en las narices, ¿no están negando una opor­­tunidad al ahorro en una rama que cada año invierte elevadas sumas de dinero en la adquisición de recursos? Si esos neumáticos finalmente no se recuperan, habrá que adquirir igual cantidad por un valor superior a los 53 800 dólares.

Maciela Mendoza Serrano, jefa de ventas, comunica que hace poco visitaron el central Cristino Naranjo, en Holguín, y encontraron 150 gomas listas para recapar, pero en pleno uso, fundamentalmente en camiones, porque, según alega la directiva, no pueden desmontarlos a causa de que tienen trabajo inaplazable. No se asombraron. Según las investigaciones realizadas por su departamento, en el territorio que atienden (se incluye a las provincias de Santiago de Cuba y Guantánamo en el caso ex­clusivo de los neumáticos agrícolas) el po­tencial a recuperar cada año anda por las 31 600, pero como indica el ejemplo presentado, muchas no llegan a tiempo a los equipos de vulcanización porque se explotan más allá de lo aceptado técnicamente para el proceso, además de que existe una franca resistencia al empleo de neumáticos recapados y se desconocen los parámetros técnicos del recape.

La no extracción de la producción terminada también es un problema que se reitera. En la primera semana de noviembre, en almacenes y otros espacios del centro permanecían 1 721  neumáticos “vestidos” con nuevas y relucientes bandas de rodamiento. Nin­guno de los propietarios se había presentado a recogerlas en el plazo de 30 días que tienen para hacerlo, una vez emitido el aviso de disponibilidad, de acuerdo con lo recogido en los contratos.

Maciela apunta que esa producción debió darles unos 304 000 pesos por concepto de venta. Pero los clientes casi siempre alegan no presentarse a recoger los neumáticos debido a la falta de transporte y de dinero, fenómenos que, analizados severamente, son fruto de la escasa previsión e incompetencia de las ad­ministraciones, así como de indisciplinas fi­nancieras conformadoras de las largas listas de cuentas por cobrar y pagar, que junto a otros males, desorganizan las cadenas productivas.

En cuanto a las producciones no recogidas en el tiempo definido, los contratos especifican que la planta las puede confiscar con el fin de comercializarlas con otros interesados, acla­ra Vecino.

De hecho, dice, la temida penalización se apli­ca, como promedio anual, a unos 10 clientes. Pero no es lo deseado, porque las gomas se corresponden con los vehículos en explotación en las entidades que solicitaron el servicio. Si no las reincorporan, muchos de esos vehículos pueden paralizarse por largos periodos, a la es­pera de soluciones, una de las cuales podría ser comprar neumáticos nuevos, siempre costosos.

Si el recape es una actividad que trae beneficios a la economía, según se defiende en centros laborales y da pie a encendidos debates entre obreros y directivos empresariales, no se puede dejar de censurar y exigir responsabilidad a quienes no le dan el valor adecuado.

Lo repite a toda voz el colectivo de esta in­dustria.

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