ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

CIENFUEGOS.— Que en Cuba, co­mo en todas partes, se lea hoy día menos que durante épocas pasadas representa una verdad no por manejada y conocida menos preocupante.

Aunque los planes docentes ar­ticulados para cada enseñanza in­ducen irremisiblemente a la lectura, consulta de fuentes y revisión constante del libro de texto de la asignatura, más allá de la obligación escolar no constituyen mayoría los ni­ños y jóvenes que leen por gusto propio de manera habitual.

En los tiempos del playstation, los videojuegos del ordenador, el ta­blet, el ipod y la disponibilidad de ofertas audiovisuales de diverso gé­nero a la mano, se resiente entonces el principal mecanismo de obtención de saber, instrucción y cultura. Pero no todo está perdido; siempre hay esperanzas, lectores e ideas buenas.

Tan solo un ejemplo de lo anterior halla expresión en la bien pensada estrategia promovida por el Cen­tro Provincial del Libro y la Lite­ra­tura de Cienfuegos, enfocada a re­vitalizar el amor hacia las palabras, las ficciones, así como el conocimiento y la admiración de los au­to­res de los vo­lúmenes que leen (o in­tentamos lo hagan) nuestros ni­ños, adolescentes y jóvenes.

Se trata de un conjunto diverso de opciones cuyo principal obje­ti­­vo consiste en estimular los hábitos de lectura e interés por la bús­que­da de títulos, géneros, nombres de la literatura universal, nacional y local.

Esa institución y su principal bra­­zo, el Centro de Investigación y Pro­mo­ción Literaria Florentino Mo­ra­les, conciben acciones como la realización del premio Mi Libro de Li­te­­ra­tura para niños y adolescentes —de segundo a noveno grados—, con el propósito de fomentar el acercamiento a los textos desde edades tem­pranas.

Radica en la selección del título favorito (publicado por Mecenas, Reina del Mar o Damují, los sellos editoriales locales) de los concursantes, en torno al cual redactan las razones que les condujeron a elegirlo, desde el plano conceptual.

Los volúmenes se encuentran dis­­ponibles, a precios asequibles, en las librerías de la provincia, pero además se facilitan con carácter de préstamo en las bibliotecas. Cada año en dicho concurso intervienen centenares de niños, en cuyas composiciones se aprecia discernimiento, juicio, cultura general in­tegral…

Es resorte impulsor del esencial hecho de leer; e igual iniciativa tendente a desarrollar el pensamiento crítico, la apreciación, el desarrollo de jerarquías culturales, el conocimiento de la literatura local y sus autores. Alumnos, profesores y pa­dres precisan respaldarlo, porque con este ganan todos: los niños los primeros.

El Premio de la Ciudad, de carácter anual y entregado cada abril en los días de aniversario de la otrora colonia de Fernandina de Jagua, instaura una categoría dedicada a la literatura infantil.

El Premio de Crítica Segur resulta, al igual que la anterior, otra idea aupada por ambas instituciones. Los participantes envían reseñas en diferentes géneros. De igual manera, el concurso Canción del sainete póstumo está activado en todos los calendarios para estudiantes y profesores universitarios.

Existen peñas sistemáticas con es­critores para niños, donde de conjunto con la experiencia lúdica los autores aprovechan para leerles y de­­jar que lo hagan sus pequeños asistentes; mientras que en los bombos literarios realizados en di­fe­ren­tes coyunturas se incluyen pre­gun­tas dirigidas a tal franja etaria.

Por supuesto, ni siquiera todo lo anterior al unísono puede revertir del todo la tendencia marcada a leer me­nos; pero sí constituye un camino abierto a que muchos se acerquen e incluso lleguen a amar para siempre el libro, ese objeto sa­grado de donde partió, y se­­guirá partiendo, todo indicio de co­no­cimiento.

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