
Pese a comportarse en las últimas cuatro décadas mucho menos activo a lo sucedido en etapas históricas anteriores en lo referido al azote directo de huracanes a nuestro país, octubre es dentro de la temporada ciclónica el mes más peligroso para Cuba.
Y no solo por atesorar la mayor cantidad de organismos tropicales de ese rango que han impactado de manera directa al territorio nacional desde 1800 a la fecha (más de 35), sino también porque la relación incluye la más alta cifra de los clasificados como intensos, es decir con vientos máximos sostenidos de 178 kilómetros por hora en adelante.
Un repaso a la cronología recopilada por especialistas del Centro del Clima del Instituto de Meteorología permite apreciar la lista de huracanes de notable fuerza que afectaron a la Mayor de las Antillas en el décimo mes del calendario, cuya celebridad estuvo marcada por la magnitud de los daños y pérdidas humanas ocasionadas, o la espectacularidad de sus efectos.
Resulta ineludible mencionar en primer orden a la denominada Tormenta de San Francisco de Borja, que procedente del mar Caribe azotó a la región occidental, en particular a La Habana, del 10 al 11 de octubre de 1846.
Como reseña el profesor Luis Enrique Ramos Guadalupe, historiador de la meteorología en Cuba, este sistema tropical causó numerosos derrumbes en la capital, incluso en edificaciones de piedra bien sólidas, el naufragio de decenas de embarcaciones en la bahía habanera, y el derribo estimado de alrededor del 60 % de los árboles existentes en los lugares por donde pasó.
Se considera que alcanzó la categoría 5 en la actual escala Saffir-Simpson (vientos iguales o superiores a los 252 kilómetros por hora), mientras la presión atmosférica registró a su paso un valor mínimo de 916 hectopascal, el más bajo registrado en el país hasta el presente. Fuentes de la época sitúan en 175 el número de muertos, y en más de 50 000 los damnificados.
Otro de los grandes ciclones lo fue la Tormenta de San Francisco de Asís, que también castigó con toda su furia a La Habana del 4 al 5 de 1844 (acaban de cumplirse 170 años). Los vientos huracanados abarcaron zonas de las actuales provincias de Pinar del Río, Matanzas, Cienfuegos y Villa Clara, provocando un desastre natural de apreciables proporciones.
Algunos estudiosos le atribuyen la pérdida definitiva de la infraestructura cafetalera en el occidente, además de una disminución sustancial de la producción y exportación azucarera al año siguiente de su impacto.
La lista de los casos célebres de octubre comprende igualmente al huracán de San Marcos, que ocasionó una notable inundación capaz de anegar a casi toda la ciudad de Matanzas y la muerte de centenares de personas los días del 7 al 8 de 1870, el huracán de los cinco días en Pinar del Río en 1910; el huracán sin precedentes de 1924 que atravesó el extremo oeste de Pinar del Río (probablemente resultó también un categoría 5), y los famosos ciclones del 20 de octubre de 1926, y 18 de octubre de 1944, en los cuales los mayores efectos se sintieron en la entonces Isla de Pinos, y La Habana.
A propósito de cumplirse dentro de unos días el aniversario 70 del último ejemplo mencionado, es conveniente recordar que surgió en el mar Caribe occidental, al este de Cabo Gracias a Dios, Nicaragua.
Tomó un rumbo con franca componente norte para impactar primero al territorio pinero, donde solo en Nueva Gerona tumbó casi el 90 % de las edificaciones.
Luego penetró en tierra por un punto al oeste de la ensenada de Majana, causando una invasión del mar por toda la costa sur que en las playas de Guanimar y El Cajío llegó hasta 10 kilómetros tierra adentro, con una altura entre 4 y 6 metros, barriendo ambas localidades.
En el entonces Observatorio Nacional se registró una racha máxima de viento de 262 kilómetros por hora, en tanto el sostenido estuvo por encima de los 224 km/h durante más de una hora, según apuntes del desaparecido meteorólogo cubano Roberto Ortiz Héctor.
La cifra de víctimas fatales según informes oficiales ascendió a 319, con enormes daños en la infraestructura urbana y otros sectores. Desde esa fecha ningún otro huracán de gran intensidad ha vuelto a castigar a La Habana con toda su fuerza.
Y aunque sus vientos estuvieron por debajo de la mencionada categoría, hay que citar al ciclón Flora, con torrenciales lluvias y colosales inundaciones en el oriente del país del 4 al 8 de octubre de 1963.
Murieron alrededor de 1 200 personas y representa la segunda mayor catástrofe natural ocurrida en Cuba, después de la provocada por el huracán del 9 de noviembre de 1932, en Santa Cruz del Sur, Camagüey.
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pjmelián dijo:
1
6 de octubre de 2014
12:48:05
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