
MAYABEQUE.— Guayaba, plátano, limón, canistel, anón, naranja, fresa, nuez, hasta completar 42 variedades de frutas, son cosechadas en la finca Santo Tomás perteneciente a la cooperativa de crédito y servicios Rubén Marichal en el sureño municipio de Batabanó.
La entidad ostenta la condición de excelencia nacional otorgada por el grupo de la agricultura urbana y suburbana. Ocupa un área de apenas 26 hectáreas entregadas, por el decreto ley 259, al que todos conocen en el consejo popular de San Agustín por el sobrenombre de Pipito, Andrés Díaz López, un abogado que retomó la tradición campesina de la familia.
Recorrer las tierras es maravillarse con el orden, productividad y belleza del lugar que tres años atrás era un indeseable basurero. El rendimiento obtenido responde al uso del policultivo y la dedicación de los seis obreros que lo acompañan en estas labores sin escatimar día ni hora; el trabajo es lo primero.
Significa Pipito que el empleo de la agroecología evita aplicar productos químicos a las plantas para bien de la salud humana. Son varios los campesinos que la practican, asegura, y los rendimientos y calidad de las cosechas hablan de sus beneficios.
La agricultura sostenible gana espacio en el campo cubano. La ANAP promueve entre sus miembros el empleo de esta sana técnica que al decir del entrevistado “no es una alternativa del momento, sino una necesidad y un modo de producción viable desde el punto de vista económico y humano”.
La aspiración, afirma, es poder crecer en tierras pues tenemos condiciones para hacerlas producir con eficiencia. Confiamos también en el mejoramiento del sistema de comercialización para que los frutos, luego de tanto esfuerzo en el campo, no se pierdan en la guardarraya y lleguen al pueblo que los consume, dice convencido.
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J.R.Glez dijo:
1
22 de septiembre de 2014
06:05:43
sonia dijo:
2
22 de septiembre de 2014
08:13:12
Eusebio dijo:
3
22 de septiembre de 2014
15:44:51
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