
CIENFUEGOS.— Aquel 5 de septiembre de 1957, Juan Dionisio Hernández Torres, quien desde muy joven se incorporara al Partido Ortodoxo, al Directorio Revolucionario y la lucha clandestina, se dirigió hacia el Distrito Naval de Cayo Loco. Eran alrededor de las seis de la mañana cuando se presentó en busca de armas y tuvo que ingeniárselas para hacerse de una pistola.
En diálogo con Granma rememora aquellos sucesos: “Tras interactuar con los complotados, me asignan la misión de recorrer la ciudad al volante del famoso camión Ford que hoy se aprecia en el Museo Naval (antiguo Distrito Naval de Cayo Loco), cargado con combatientes dispuestos a enfrentar una posible llegada del Tercio Táctico de Matanzas”.
Como parte de esa gesta armada del pueblo cienfueguero, el Movimiento 26 de Julio y los marinos, Dionisio combatió contra los soldados batistianos en uno de los puntos neurálgicos de la acción: los alrededores del parque Martí, el Ayuntamiento y el colegio San Lorenzo.
“La pelea fue dura y sin cuartel contra un enemigo mucho más poderoso, pero al cual no le temimos en ningún momento. El 5 de septiembre demostró la dignidad y el valor de los cienfuegueros y los cubanos todos; así como la decisión de ser libres. Fue el preámbulo de la alborada de enero de 1959”, remarca.
El luchador revolucionario resultó herido en los enfrentamientos, pero no se retiró. Continuó combatiendo en el corazón de una ciudad que fue libre de la dictadura por 24 horas.
A los pocos días del 5, las fuerzas del régimen comenzaron a buscarlo. Lo detuvieron y estuvo preso en Cienfuegos por alrededor de tres meses. Ni él mismo creyó que pudiera salvar el pellejo.
Toda su vida ha estado marcada por la abnegación, la entrega y el amor a su Revolución. Combatiente de Playa Girón y de la lucha contra bandidos en el Escambray, fue fundador del Ministerio del Interior y miembro de la Seguridad del Estado por varios lustros.
El hoy jubilado y extrabajador del sector eléctrico fundó la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC) en Cienfuegos, de la cual fue uno de sus dirigentes seccionales.
“Mi existencia toda es por y para la Revolución. Por Fidel doy la vida. Lo tengo tatuado en mi pecho, cerca del Che. Son mis paradigmas”.
El propio Fidel firmó el diploma que lo acredita como fundador de las Milicias Nacionales Revolucionarias. En su escaparate guarda infinidad de reconocimientos en forma documental; y en su pecho no cabe otra medalla. El Consejo de Estado lo ha reconocido con las más importantes: la de la clandestinidad, Girón, la limpia del Escambray, por los aniversarios del Granma…
El casi octogenario Dionisio (pese a un físico que lo hace parecer más joven y no trasluce huellas visibles de un fortísimo infarto) es objeto de respeto entre sus coetáneos y las nuevas generaciones. Héroe del 5 de Septiembre, cree que la sangre derramada aquel día tuvo una recompensa maravillosa solo dos años después.
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Franklin T. Avila Dedieu dijo:
1
5 de septiembre de 2014
12:56:31
cindy dijo:
2
6 de septiembre de 2014
11:29:17
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